Un Compromiso de Liberación

Un Compromiso de Liberación

Los compromisos que se adquieren con otras personas llevan implícita una actitud casi natural de querer tener el ‘control’ de la situación, y la ‘confianza’ en el otro se basa en lo que supuestamente conocemos de esa persona, lo que hemos escuchado o visto o experiencias pasadas de cumplimientos o incumplimientos. Estos compromisos además deben salvaguardar que no haya pérdidas de algún tipo, y deben satisfacer necesidades y objetivos de cada uno, de acuerdo a una visión del aquí y ahora pero que nunca nos proyecta más allá de un tiempo determinado.

Si todo compromiso que se hace en nuestro diario vivir con los demás no es en la ignorancia  o no es relativo ni al azar; si cuenta con nuestras capacidades, talentos y voluntad para llevarlo a cabo; y sabemos en quien estamos depositando la confianza para alcanzar un objetivo común… ¿por qué un Compromiso con Dios podría carecer de estos elementos básicos? o ¿por qué se duda o cuesta creer que podemos pactar con un Dios que es tangible en su rectitud, en su cumplimiento de promesas y orden?; y si se adquiere un compromiso con quien es nuestro Redentor y Salvador, el  Verbo, el Cristo… ¿por qué se piensa que podemos darnos ciertas libertades, o ser negligentes en nuestro cumplimiento, si este nos lleva a la Liberación de nuestro Espíritu, cuestión que no  haríamos con una persona común?

Hablamos de una confianza y control relativos. Se confía mientras no nos engañen o mientras no se pierda el supuesto control de la situación. Esta es una lucha diaria, estresante, infértil, sin sentido,  en que todo Hombre de este mundo, de una u otra manera, se ha visto envuelto; mientras esto suceda, seguimos siendo esclavos de quien nos induce a controlarlo todo, de quien es el ‘control mismo’: el Mal. 

Es cierto, en la realidad de este mundo siempre ha existido la lucha entre el Bien y el Mal, pero aquí no se trata de arrebatarle ese control sobre nuestra vida. Cristo Dios nos llama a no perdernos en este campo de batalla, a superar esta realidad  y que al estar en este mundo no seamos parte del entramado de este mundo. Porque Cristo nunca habló de control sobre otros (eso es demoníaco) o Su control sobre nosotros. Nos insta a adquirir un Compromiso de Trascendencia con el claro objetivo de liberar al Espíritu que nos vive para alcanzar la Voluntad de Dios Padre. Es un Compromiso de Fidelidad, de Confianza a Su Orden, a Su Ley, a Su Camino ya trazado, lo que  inevitablemente nos lleva a estar bajo su Pertenencia. 

Un Hombre sometido por este mundo justamente tenderá a pensar que ahora es Dios quien lo quiere controlar, o que perderá el control sobre su vida, que este tipo de Compromiso no es lo que le conviene o lo que busca y que no confía en lo que no ve o conoce. Bueno, esa es una opción, y es una oscura visión inducida por el dios del control. He aquí la Semilla caída sobre una piedra.

Pero habrá otros que acudirán a su fe y sentirán en su interior que Dios les está ofreciendo una Verdadera Liberación, por la cual optan en libertad,  inducida por su espíritu que la ansía desde siempre. Optan porque saben que es un pacto con un Dios Vivo, no con uno muerto en la cruz, una relación de Confianza Verdadera cimentada en su propio espíritu, porque ese espíritu y Dios son UNO… y nadie desconfía de sí mismo. He aquí la Semilla caída sobre tierra fértil.

Si toda Realidad Superior, Divina, Perfecta, Trascendente está en el espíritu… ¿cabe aquí algún tipo de ‘control’ desde nuestra pequeñez?

Este Compromiso con lo Celestial nos enseña a ceder para liberar, a no adueñarnos de este lapso de tiempo que pasamos por este mundo para favorecernos de esta liberación que es para el espíritu.

Esta Libertad que está en el mismo espíritu, el conocedor de la Sabiduría del Reino, nos induce a hacer lo correcto para avanzar; esta Libertad no está sujeta a condiciones de tiempo y modos del mundo, que son los que entorpecen el avance hacia lo puro y santo. No habrá marcha ni avance hacia lo Eterno, si no tenemos como aliado al espíritu que nos vive para ofrecernos  esta Libertad que corta toda amarra con lo temporal y terrenal.

El Compromiso será en nuestra entrega y disponibilidad para acercarnos más a lo Macro, al Reino de los Cielos, que provoca todo cambio en este mundo para que el Hombre no desista de esta Libertad que posee, ni caiga en dudas ni en negligencias. Esta Libertad es el medio sagrado que une al Hombre de Buena Voluntad con lo Eterno de la Voluntad que yace en su Espíritu. Un ligamen que no se rompe, porque al aceptar la Verdad que vive en él, será su propio espíritu quien declarará que Dios habla como un Hecho manifiesto en cada Hombre que ha sido liberado, para conocer y establecer esta realidad que no le es ajena.

Es posible saber qué y cómo debemos hacer para alcanzar la voluntad de Dios; podemos conocer los dones, las características de nuestro espíritu y el de quienes nos rodean, como cimientos de confianza y como herramientas que permiten cortar todo ligamen o amarras con lo muerto; y podemos Confiar en un Dios que nos acerca en nuestra relación con el Espíritu Santo para adquirir Sabiduría y una Conciencia Superior de este Pacto de Liberación del Espíritu, para que en su Gobierno, nos haga Trascender hacia lo eterno. ¿Existe otro compromiso más importante en nuestra existencia?

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