Editorial Nro 14: LAMENTOS INOPORTUNOS

Nadie podrá decir “Yo no lo sabía, nunca lo vi, nunca lo escuché…”. Es ahora que tenemos ante nosotros ya la Verdad: las Tribulaciones que asolan a este planeta. Pero el cómo prepararnos es lo que debemos anticipar ante la inevitable situación que se nos muestra. Es deber de cada uno el ponerse de frente y asumir su cuota de responsabilidad ante lo que ha de venir, no retrasando los días que irremediablemente llegarán. Cabe una pregunta, un cuestionamiento, una duda, algo que desde adentro nos inquiete, nos alerte, nos dé claridad y más conciencia para no caer en la desazón y la desesperanza.

Hacemos oídos sordos de lo ya anunciado cayendo en la indiferencia y el menosprecio de los avisos. Ante los objetivos hechos no debemos cerrarnos y decir que a nosotros no nos daña… ¡porque en realidad sí lo hace! Tenemos que estar alerta ante los estremecimientos que desnudarán y acallarán al Hombre ante su obstinación, y no quedarnos como meros espectadores, sino que hacernos partícipes y tomar acción ante lo que se nos avisa… No vaya a suceder que, de tantas advertencias caigamos en la falsa percepción de la realidad y las veamos como algo extraño o ajeno y llegado el instante nos lamentemos, y nuestros lamentos sean tardíos e inoportunos.

En este tiempo de Tribulación, lo mejor es prepararnos, estar alerta, concientes y dispuestos a enfrentar esta Verdad declarada con antelación, no sin antes habernos puesto nosotros mismos ante lo que ya escrito está. Todo se empieza a acomodar, todo comienza a crujir… y la naturaleza hace lo propio.

Pero nada de esto tiene sentido si no nos hacemos una pregunta fundamental: ¿estamos preparados tanto física como mental y, sobre todo, espiritualmente ante lo que viene? Y si no es así… ¿cómo debemos hacerlo? Porque, en lo que se ha de vivir y manifestar, es donde debemos proyectarnos espiritualmente, fortaleciendo nuestra fe, confianza y certeza en los Hechos venideros. Nuestra responsabilidad estará en el cómo actuar bajo ese Nuevo Orden… Orden que ya empieza a desmoronar todo lo que el Hombre ha querido arraigar para sí, pero que no se mantendrá en pie por mucho tiempo. Todo lo que no tenga el sustento Crístico y se halle lejos de la verdad divina, caerá irremediablemente.

Quienes estamos atentos a lo espiritual, oímos y vemos los Nuevos Tiempos, y percibimos con claridad los hechos que anteceden la Segunda Gran Venida del Cristo Dios. Es Él quien remece nuestra conciencia y agita al espíritu, y es hacia allá que debemos ir y derrumbar todo aquello que hemos querido construir a nuestro modo. Es el Tiempo de nuevos cambios y del derrumbe de ideas añejas… señales de lo nuevo que se instaurará y gobernará: EL ORDEN DEL REINO EN LA TIERRA. Y ya no será a nuestra forma, sino que la manifestación vendrá a nosotros como un “terremoto” sacudiendo nuestra conciencia y razón, y elevando al espíritu a su nueva condición que le permitirá decidir y gobernar naturalmente.

Debemos caminar hacia lo nuevo que traerá otras señales y formas de razonar y pensar y de vivir al espíritu que nos vive desde antes. Él será quien gobernará y no necesitará ser aconsejado, porque ya estará viviendo el Milenio de Paz en su corazón y razón. El libre albedrío del espíritu se alzará definitivamente por amor al Reino de la Luz.

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