El Obispo católico Ezzati, en relación con la violación de la catedral en Santiago por grupos de abortistas, señaló a la prensa que tal agravio y agresión constituía una violación a la Ley de Culto que garantiza el derecho a tener y sostener centros de adoración respetados y exentos de todo acto discriminatorio y violatorio del Derecho a ejercer la propia fe.
Y no podemos estar más de acuerdo con estas palabras. Efectivamente, la Ley de Culto, la Constitución y la Ley anti discriminación resguardan el Derecho a ejercer la propia fe sin violaciones y atentados de algún tipo, constituyendo una afrenta a la ley de la República cualquier tipo de acto discriminatorio, ofensivo y violento de hecho o que instigue a la opinión pública a segregar y perseguir a Entidades con Personalidad Jurídica acusadas en forma arbitraria y perniciosa como ‘sectas’ o algún otro tipo de calificativo peyorativo que finalmente incentiva la persecución y la exclusión.
También la ley de la Republica protege el derecho a la honra y la dignidad de las personas: nadie puede ofender públicamente, en forma reiterada, a una persona decente colocando en duda su Ética profesional, su labor legal y bien sustentada, y además descalificarla por su nacionalidad, por su género y por pertenecer a una Entidad Religiosa Legal.
La burda agresión a la catedral católica ha merecido todo nuestro repudio, y eso ya lo hemos publicado. Y coincidimos con el obispo Izzati sobre la necesidad de que la Libertad de Culto no caiga del auténtico Derecho; pues de permitir la degradación moral de la Libertad de Culto…sea con este tipo de agresiones, sea con declaraciones como las del abogado Luis Hermosilla en contra nuestra y con palabras ofensivas para con una miembro de nuestra Entidad Legal (calificada como ‘secta’ con planes de perseguir a los Legionarios)… lo que finalmente se afectará es la Democracia y el Estado de Derecho, de todos, aún de los no- creyentes, e incluso de aquellos que agreden verbalmente o pisotean los altares de una religión con la cual no concuerdan.
La horda violentando la catedral…o el empecinamiento de un abogado que públicamente ‘va’ por una Entidad bajo la Ley de Culto… nos recuerdan esos episodios ‘banales’ del primer nazismo, y de los anárquicos españoles quemando iglesias, que en su momento parecieron un simple avatar de la historia momentánea…y en realidad fueron manifestaciones primarias de una pudrición que costó cara, muy cara, a nuestra humanidad. Seamos cuidadosos con la Democracia y los Derechos que nos hacen ser PERSONAS.
-edición Gran Fundamento-
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