A propósito de deudas pendientes

Hace sólo unos días el Presidente Piñera visitó la zona norte de Chile, y estuvo en la ciudad de Arica, reuniéndose con los dirigentes y autoridades regionales.

En esta oportunidad prometió cambios y apoyos, tanto en el refuerzo de los controles fronterizos, como en el refuerzo para el desarrollo de la región.

Un tema importante fue el control de los ingresos de drogas a través de la frontera, para lo cual se disponen refuerzos técnicos y de personal, por la relevancia de esta puerta en el tráfico que invade a todo lo largo del país.

Sin embargo existe una deuda pendiente de las autoridades de gobierno con esta tierra, porque en años anteriores en las afueras de la ciudad se permitió que se depositaran residuos mineros, que después de décadas, siguen contaminando a través del aire a toda la ciudad, pequeña y ventosa. Entre los años 1984 y 1989 ingresaron al puerto de Arica diecinueve mil toneladas de desechos tóxicos, metales pesados en polvo y compactados, de la empresa Sueca Boliden Metall. Fueron autorizados por el Ministerio de Salud bajo el rótulo «Barros con Contenido de Minerales».

Se han declarado sectores de mayor riesgo, donde aumenta el peligro de contaminarse con metales pesados, entre ellos el Plomo, que permanecen en el organismo, produciendo daños serios e irreversibles. Los estudios a través de muestras de sangre han demostrado un grado de contaminación superior a lo que se define como riesgoso.

Serpaj y los vecinos a mediados del año 1997 pidieron la realización de análisis al Departamento de Química de la Universidad de Tarapacá (UTA). Los resultados dejan al descubierto la gravedad de la situación. «… se observa la existencia de cuatro minerales altamente tóxicos: cadmio, plomo, arsénico y cobre en concentraciones elevadas…» Un estudio posterior de Sernageomin estableció valores promedio de 10% de arsénico, 4,4% de plomo, 2,1 % de zinc, 1,5% de cobre y confirmó la presencia de mercurio, antimonio, bismuto y estaño.

Una persona puede respirar el plomo por medio del polvo o humo producidos por ciertos trabajos o la combustión de la gasolina de los automóviles, o por la ingesta de alimentos o bebidas, o incluso al fumar cerca de zonas con plomo. También puede ingerirse al tocar objetos que han sido contaminados con polvo de plomo.

El envenenamiento por plomo ocurre cuando la persona ha sido expuesta a grandes o pequeñas cantidades de plomo por algún tiempo. El plomo se va acumulando en nuestro cuerpo causando así daños temporales o permanentes. A través de un examen de plomo en la sangre se puede saber si el cuerpo lo ha absorbido en cantidades peligrosas. Un nivel alto de plomo en la sangre indica que nuestro organismo lo está absorbiendo en mayor cantidad de la que puede eliminarlo.

Aunque al principio, el envenenamiento por plomo pueda no presentar síntomas, con el tiempo éste puede causar daños en el cerebro, la sangre, el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo. Estos daños pueden manifestarse y causar serios problemas como pérdida de memoria, cansancio o fatiga, problemas emocionales, falla en los riñones, coma o la muerte.

Los niños pequeños son más susceptibles a ser afectados por el plomo. Las personas expuestas al plomo pueden contaminarlos cuando llevan polvo de plomo a la casa, por medio de sus ropas contaminadas.

El conflicto

La confirmación del contenido tóxico de los desechos mineros abandonados activó un conflicto por mucho tiempo latente. La denuncia y movilización de los afectados obligó al Servicio de Salud a la realización de un primer análisis de sangre y orina a una muestra de veinte niños. Los resultados indicaron que el 50% de los exámenes en el caso del plomo estaba sobre 10 ug/100ml (10 microgramos por cada 100 ml de sangre). El Ministerio de Salud y Seguridad Social de EE.UU considera que los niños tienen un nivel de plomo elevado en la sangre si ésta contiene 10ug/100ml. En el caso de la Unión Europea el nivel máximo permitido es de 3 a 4 ug/100ml.

Con estos datos es claro que hay un problema serio de salud en la ciudad… desde hace tantos años; y aunque se han movido los habitantes del sector en cuestión, se vuelve a repoblar; esto sumado a que estamos en una ciudad pequeña, donde el viento es constante, y el polvo del que hablamos se mueve libremente abarcando a todas las personas que aquí viven.

Como consagrados bajo la Ley de JesúsCristo no podemos dejar de denunciar lo que ocurre y que hasta ahora no ha tenido solución, porque el daño que se hace a uno se hace a todos… entonces para qué decir del daño a toda una ciudad!!

Oramos porque las autoridades que hoy pueden hacer lo necesario para poner fin al conflicto y situación de riesgo, otorguen una pronta solución a este problema tan grave, tengan la Sabiduría para ver con objetividad y tomar determinaciones justas.

Hna. Pilar Gonzalez

Sacerdote Misionera

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