Religión y CAMINO CRISTICO

Los siglos y la historia nos enseñan que ‘la religión’ es una necesidad humana, que busca respuestas a los misterios de la vida, y en torno a tales ‘verdades’ el Hombre construye estructuras (clanes, tribus, religiones) bajo autoridades cuya relación con tales dioses o poderes les coloca por encima del resto de los mortales. 

En la Historia de las Religiones Comparadas se desglosan las religiones desde la más básica- ‘naturalista’ (que entrega poderes a formas y elementos de la naturaleza y de los animales), la ‘cósmica’ (que consigna poderes a los astros y constelaciones), la ‘Mítica’ que alza figuras amorfas o relata leyendas de personajes poderosos no comprobados por la historia. Luego aparecerá la religión Panteísta, cuya idea reúne y aúna lo anterior bajo la idea de un Dios omnipresente. De esta se afirmará el monoteísmo, en especial bajo el zoroastrismo persa. Del Panteón griego se desprende la figura de Zeus en su calidad de ‘Dios Creador’. Este Zeus será origen de la palabra Dios.

De las muchas tribus árabes y persas, surge una menor llamada ‘de los israelitas’, la que proclamará con fuerza el monoteísmo bajo un ‘Dios Persona’. Llamado Elohim en sus primeros inicios, pasará a ser nombrado como ‘padre’ (Abba), y más tarde Yavhé. Con el surgir del mandato del ‘pueblo escogido’ y ‘la tierra prometida’ aparecerá en las escrituras el nombre de Jehová.

Siglos más tarde el resto del mundo árabe, siempre en el monoteísmo, proclamará a Alá como único Dios.

En base a estas bases de Fe se conforman religiones, estructuras eclesiásticas y poderes políticos.

El cristianismo como religión se conforma a partir de la unidad, entre los restos de las comunidades cristianas sobrevivientes en el tercer siglo con el alicaído Imperio Romano, bajo el reinado de Constantino. Antes de tal hecho histórico, las comunidades que se rehacían a Cristo no eran homogéneas, ni conformaban una religión propiamente tal, y la doctrina cristica era variada y a veces hasta en contradicción entre sus vertientes. Con Constantino y el edicto Romano que declara al cristianismo como ‘religión del imperio’, se da comienzo a la Historia de la Cristiandad en su calidad orgánica y estructural como Religión y como Poder Político e influjo en el desarrollo del tipo de economía en los países que ejerció influencia.

Alrededor del 1517 se produce el cisma en la iglesia cristiana: la Reforma dará vida a muchas vertientes evangelistas, protestantes y esencialmente bíblicas.

Sin embargo, la Fe, en todo caso, sigue siendo un asunto personal, y la coherencia de Fe permanece en manos y bajo responsabilidad de la Persona. Apostatan de esta idea de fe quienes trasladan dicho compromiso personal al ‘centro de pertenencia Institucional’, es decir: ‘la fe estaría en orden y a buen recaudo solo sí, y en todo caso, cuando se pertenece y se reconoce en una Religión, en sus deberes, rituales y formalidades’. En modo que ‘la autoridad para definir pecado y males estará en manos de la jurisdicción eclesiástica’ y no del discernimiento personal según la Conciencia y en vista de la Coherencia de Fe. De este modo, también será la Curia Institucional la que puede limpiar de pecados mediante el acto de ‘la confesión y la penitencia’. O, purificarse de males con la asistencia constante a los servicios eclesiásticos y el seguimiento al pastor. Se agrega, como factor de fe: la lectura y conocimiento de la Biblia cuan ‘única palabra de Dios’.

Las religiones se distinguen por su condición política, en cuanto son parte de la nomenclatura de la sociedad e históricamente han formado parte activa de los poderes de los Estados o se han aliado estos en condiciones de poder e influencia. 

Una religión puede ser grande o pequeña, pero siempre apunta a estructurar a sus miembros bajo el seguimiento de redil que entregan al pastor o a la Curia el poder de definir lo espiritual, lo divino y lo moral.

La experiencia de los Cátaros (Francia- 1165) en su voluntad para hacer de la Fe un mérito personal, según medidas que cumplieran plenamente con el mensaje de Cristo, sin el tutelaje de una Curia corrupta a la sazón, demostrará que la religión considera todo acto de desprendimiento de sus lazos y dependencia, como algo indeseable y hasta hereje, proclive a la persecución y la muerte como en efecto se procedió con la Comunidad Cristica de los Cátaros.

En este siglo Veintiuno podemos informarnos de la historia de las religiones, y tenemos el privilegio de observar la secuencia de Hechos y Efectos que nos demuestran la Verdad y la Mentira de los estamentos eclesiásticos. Podemos, por ejemplo, verificar la corrupción, la inmoralidad, la incongruencia, y el pecado reinando entre las huestes estructurales de los cultos. Pero, no por esto debemos desacreditar o desconocer a Cristo: porque, precisamente, para alcanzar la degradación de las religiones cristianas se ha debido apostatar del mensaje y de los Hechos reales del Cristo Dios.

Nos llamamos ‘Cristicos-as’ porque no nos reconocemos en la historia de la cristiandad, ni seguimos los dogmas obligados que esquematizan a las diversas corrientes cristianas institucionales. Y sí, nos hacemos al Sentido de Fe y de Entrega de las primeras Comunidades seguidores del Cristo, a las enseñanzas espirituales de Pablo, y tanto al Evangelio sinóptico conocido (especialmente al Testimonio de Juan- el revelador-) como a otros llamados ‘apócrifos’, y en todo, ante cada texto y testimonio, aplicamos el Discernimiento, la Meditación, la Oración, y buscamos Sabiduría. Y es Cristo, en su calidad de divinidad encarnada en Jesús… y Elohim Mayor ya antes de venir en Jesús, como lo fue durante Jesús, y como lo ES después de Jesús… nuestro Salvador que nos conduce, por Verdad Interior y por Coherencia de FE, hasta la Resurrección y la Vida. 

Aceptamos a los Profetas Mayores del Antiguo Testamento, y comprobamos en ellos una línea de coherencia con la enseñanza de JesúsCristo. No nos calificamos como ‘bíblicos’ aun si tomamos de este libro una parte vital de nutrición para nuestra Fe. Sin embargo, nunca tendríamos la osadía o la soberbia para encerrar a Dios en un libro y enclaustrarlo bajo un rígido dogma o una religión de Hombres.

Entendemos que el Camino de Fe en una Persona es, esencialmente, un Camino Espiritual. Que sin práctica y sin una Vida Espiritual, la Fe no se nutre y no encuentra la senda para convertirse en un poder que mueve montañas.

No creemos ni fomentamos la ‘fe de la esperanza’ porque consideramos que, si Cristo ya vino para Salvación y Gracia, y nos deja a nosotros la RESPONSABILIDAD de llegar por Espíritu al Padre Creador, por su intermedio, mal entonces podríamos fomentar esperas vanas e ilusorias, en condiciones que ya tenemos LA CERTEZA de que Cristo es Dios de Vida y que por la Relación con su Divinidad el Ser Humano obtendrá Resurrección, Verdad y Vida Eterna.

Los-las Cristicos-as tomamos sobre nuestra RESPONSABILIDAD la Fe que nos Vive. Asumimos a Cristo como a Nuestro Dios Vivo y seguimos el Camino Espiritual que Él enseña bajo la premisa que nos coloca en el Sermón del Monte.

Sí, nos Congregamos, y reunimos a creyentes que buscan relacionarse con el Cristo Dios, y para eso nos damos organicidad, orden y cuerpos para aprendizaje y para ejercer sacerdocio y consagración, cumpliendo un mandato, a saber: que de nada vale obtener luz si luego la escondemos bajo la cama

Nosotros nos hacemos al COMPROMISO de CONSAGRARNOS PARA CONSAGRAR.

 A ese Compromiso, a esa Coherencia de Fe, a esa huella de Sabiduría que buscamos y queremos hacer nuestra, llamamos SER CRISTICOS-AS.

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