Hemos sido formados bajo una estructura cultural en que sólo los hombres pueden ser sacerdotes, y aunque algunas religiones se han abierto a entregar el sacerdocio a las mujeres, ha sido con mucha polémica.
Sabemos que en nuestra sociedad las mujeres tienen plenos derechos, sin embargo los sueldos son menores al mismo cargo; y aunque hemos podido elegir a una mujer presidente del país, aún hay quienes aseguran que las mujeres maltratadas o violadas han hecho algo para merecerlo.
Con el sólo hito de tener un día mundial de la mujer, reconocemos que ellas están en una condición de desmedro respecto del resto de la población.
Ahora bien, en la edición 22 de nuestra Revista Oficial, el Gran Fundamento, se exponen pruebas fehacientes que Cristo en Jesús no sólo valoró a la mujer, sino que entregó Sacerdocio, que se evidencia en la acción sacerdotal que ellas ejercían, al relatarnos, entre otras acciones, las unciones que hacían las mujeres que lo seguían.
Aún con todas estas referencias, puedo dar testimonio que desde que recibí el Sello Sacerdotal, disponiéndome a servir a Cristo Dios cuan Sacerdote bajo Su Ley, ha sido vivido en forma natural. No he sentido, ni ha habido diferencia alguna al ser mujer, ha sido un aprendizaje paulatino, y paso a paso, cada sacerdote, hombre o mujer, hemos ido aferrando lo que JesúsCristo nos encomienda, para poner por obra lo que El designa.
Y aún con el bagaje cultural antes expuesto, al hacer nuestra labor no se presentan problemas de orden sexista. Porque asumiendo que podrían existir aprehensiones entre la gente ante una Sacerdote mujer, lo que dificultaría nuestra llegada y labor de bendición entre los creyentes que nos ven y están receptivos, la acción de Cristo Dios en ellos se hace manifiesta en su espíritu, y pueden recibir el testimonio de la autoridad que el Reino de Luz ha puesto sobre nosotras.
Entonces, asumiendo que hombres y mujeres tenemos diferencias, las cuales se hacen evidentes en la capacidad de tener hijos, lo cual da características distintas en nuestra índole, sin embargo todo Sacerdote bajo la Ley, hombre o mujer, servimos a los hombres porque servimos a Dios, no al contrario, y Él no hace diferencias.
Pilar González
Sacerdote bajo La Ley de JesúsCristo