Dios no creó el Universo, dice Stephen Hawking

El destacado físico británico Stephen Hawking cambia de parecer y rechaza la intervención divina en la creación.

Uno de los físicos más eminentes del mundo, Stephen Hawking, dice haber cambiado de parecer con respecto a la creación del Universo y ahora afirma que Dios no tuvo nada que ver en ello.

En el pasado, Hawking expresó que la idea de un creador divino no era incompatible con el entendimiento científico del cosmos. Pero en su libro más reciente, «El gran diseño», sostiene que las nuevas teorías dejan en claro que el fenómeno conocido como el Big Bang (la explosión que dio origen al Universo) fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física.

«No es necesario invocar a Dios para encender la mecha y darle inicio al Universo», concluye el científico. En su anterior libro de 1988, el popular «Una breve historia del tiempo», Hawking pareció aceptar la mano de Dios en la creación del cosmos.

«Si pudiéramos descubrir una teoría completa, sería el máximo triunfo de la razón humana, porque entonces conoceríamos la mente de Dios», escribió entonces. Sin embargo, en su última obra, el físico más famoso del Reino Unido disputa la creencia de Isaac Newton, quien afirmó que el Universo debió haber sido diseñado por Dios y no pudo haber surgido del caos. De la nada.

Hawking identifica el descubrimiento, en 1992, de un planeta en órbita alrededor de una estrella diferente a nuestro Sol como la primera grieta en la teoría divina. «Eso hace que las coincidencias de nuestras condiciones planetarias -un único Sol, la combinación de la distancia entre el Sol y la Tierra y la masa solar- sean mucho menos excepcionales y mucho menos convincentes como evidencia de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada sólo para satisfacer a los seres humanos», sostiene. El científico explica que es por la ley de la gravedad que el Universo puede crearse de la nada.

«La creación espontánea es la razón por la que hay algo en lugar de nada, el porqué de la existencia del Universo, el porqué de nuestra existencia».

Comentario:

Que este connotado hombre de ciencias tenga una estrecha idea, religiosa por cierto, de la existencia de Dios, no debe extrañarnos; pues su teoría anterior sobre Dios en el orden de la creación, contraria al azar, también tenía su raíz en una concepción muy egotista de la realidad divina, que bien puede entenderse como: ‘si yo no he descubierto una falla, y todo es más grande que mi inteligencia… entonces sí debe existir una mente brillante allí afuera… pero como ahora he comprobado una arista que me hace superior en la duda… entonces ¡Dios no pudo crear el universo!’

El hombre brillante decide, sin más, qué es de Dios y qué no lo es… o si existe… o si nada tiene que ver con algo creado. Así, Stephen Hawking se ha plegado a la larga lista de pequeños dioses de la religión de la ciencia, y se ha catapultado a sí mismo al alto grado de visionario espiritual mediante la comprobación científica.

Y es evidente, aquello que Hawking sabe de Dios es lo que otros hombres dicen y escriben de Dios. No que él sea un varón de Dios, o un buscador espiritual, o un ser de fe… nada de eso. Él habla del Dios que las religiones del mundo pintan para su acomodo y control de masas. Y ése Dios cultural ha sido desbaratado por este titán astro-físico. Sin embargo, el hecho que en 1992 el Hombre constate la existencia de un fenómeno similar a la realidad del sol y planetas conocidos, lejos está de desmentir a Dios, sino que cae, para Hawking, una teoría añeja, ya superada en parte importante en el cristiano de hoy, pero aún vigente en la ortodoxia puritana (con la cual este científico seguramente posee algún vínculo intelectual, o son sus doctrinas las que lo han llevado a idear a Dios de alguna manera particular), a saber: ‘que la creación del Hombre inteligente en combinación con fenómenos cósmicos, en una intrincada red de fenómenos Físicos, no puede ser sino obra de un Orden de Dios’.

Para el esquema ortodoxo la sola idea de que hubiesen otros planetas bajo la misma condición, y otros seres semejantes o superiores… equivaldría a la absoluta y estrepitosa caída de su propia superioridad: basada ésta en el supuesto que el Hombre es el único que asemeja a su Creador, y es este mundo el lugar de las grandes batallas entre Fuerzas Espirituales… por lo mismo, es la propia auto-proclamada herencia sacerdotal, y el ejercicio ministerial de un dios que ha delegado sobre ellos su poder en la Tierra, la auténtica voz de Dios entre los Hombres… Y según esta manipulación humana es éste el Dios que debemos construir, alzar y adorar… y es esta extraña fabricación aquella que vio, estudió e indagó el Sr. Hawking.

Ahora, aquello que el azar no podía explicar, y lo adjudicaban los científicos a una mente divina genérica, resulta ahora -para ellos- una constancia: pues el mismo fenómeno puede certificarse en condiciones diversas con resultados aún desconocidos. Curioso resulta que una constante siga siendo ‘azarosa’, pues si es constante deja de ser azar o casualidad. Si este pequeño dios fuese justo y humilde – difícil desde la condición de divinidad humana- debiera ampliar su concepción de Dios y podría aceptar que un Orden aplicado en un punto, bien puede ser aplicado en otro con resultados diferentes. Y si conociera al Dios que Es Espíritu – que enseña el Cristo Sabio- se abriría a la posibilidad de que el Hombre de Fe haya entendido – y probablemente ‘visto’-  la punta del manto de Dios, y nunca toda la vestimenta, y ahora estemos observando algo más que nuestra propia realidad. Pero el error lo cometen aquellos que se sintieron incentivados por el ‘apoyo’ de este científico a la idea del orden de Dios, y ahora se decepcionan porque el hombre destrona su propia conclusión.

La religión mundana que ha levantado a un dios que se quiebra con el primer descubrimiento más allá de nuestra limitada mirada humana, se asocia de alguna forma con la religión de la ciencia, cuya divinidad son un panteón de científicos que dictan reglas sobre aquello que existe y lo que no… y ambas se repelen, se atraen, concuerdan y se separan. Ninguna de las dos conoce al Dios Vivo. Hablan del dios que los Hombres inventan para egolatría de sus propias ideas y adoración de sus partos especulativos.

Sabemos que no somos los humanos los únicos seres, ni es esta Tierra un planeta solitario: en el Libro ‘Plan de Salvación’ se nos revela la existencia de Mundos, de Personas, de Creación compleja que nos abre la mente, y nos hace más responsables de nuestro rol en un Plan que es Cósmico, siempre Espiritual, pero nunca solamente terrenal. Pero si enviara a Hawking un ejemplar de este precioso escrito develado, seguramente no llamaría su atención, pues el científico, para tratar de Dios, debe asirlo a algo concreto para poder dimensionarlo, como una religión. Y Dios no es religión, ni ciencia, ni está su condición divina sujeta a creencia o incredulidad humana alguna… ES. Existe cuan Ley que ES.

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