ARTICULO DOCTRINARIO: GRACIA E INMORTALIDAD

Con los Hechos de la Salvación, Cristo en Jesús resuelve la condición en que vivía antes el Hombre como efecto del Pecado Original o Pecado de Trasgresión. Desde entonces, el Hombre nace en La Gracia, un regalo de Dios, una dádiva de recibir un cambio de condiciones de vida, sin que  lo haya merecido, dispuesto por el Creador para elevación de su condición.

En esta nueva Ley de vida, abierta por CristoJesús, la Inmortalidad y la Vida Eterna, son las condiciones que recibe el Hombre como herencia de la Salvación, y que se concretan después del paso por la muerte carnal, en virtud de sus propios frutos. Es decir una persona “buena”, de corazón limpio, que puede no pertenece a ninguna iglesia, de seguro entrará igualmente a un mundo inmortal después de la muerte, porque Cristo ya pagó por cada persona dejando La Gracia cuan Ley de Vida. Y si la persona es miembro asiduo de una iglesia, aunque haya poca claridad en sus actos y pensamientos, igualmente entrará en un mundo inmortal por esta Dádiva. Y aunque una persona no creyera en Dios, pero no es “hijo de perdición”, igual entrará en Inmortalidad. Es decir, TODOS entraremos a la Inmortalidad y la Nueva Vida por La Gracia.

Jesús sentenció que según la siembra será el fruto. O sea, no es la misma Inmortalidad aquella que recibe el Hombre de paz en comparación con aquella que recibe el hipócrita o el violento. Todos obtenemos Nueva Vida, pero la CALIDAD de esa Nueva Vida es diferente según haya sido la vida carnal en este mundo. He aquí el punto crucial: ¿se nos concedió La Gracia solamente para salvarnos de la muerte y lograr algún tipo de inmortalidad? No. El Plan del Padre establece La Gracia como Salvación para que los más Buenos y Santos logren la Deidad y los Mundos Celestiales. Si TODOS tenemos acceso a la Inmortalidad por La Gracia, ya no es una meta trabajar para la Salvación, porque ésa ya ha sido habida en Cristo, de tal manera, que ahora el Hombre debe postular a SU REDENCION. La Redención es “redimirse de la Caída y volver a ser perfectos como el Padre nos hizo perfectos”, es decir, Elohim, dioses, seres puros, adanes como en los orígenes.

“Trabajar por la salvación, como si fuésemos seres caídos”, es un acto inútil y engañoso. Debemos trabajar por la perfección espiritual, por descubrir la Voluntad del Padre y por obtener la presencia viva del Espíritu de Fuego. No hay otra verdad: ya estamos Salvos por La Gracia.

Lo que debemos discernir ahora es: ¿qué siembra estoy cultivando? ¿Qué tipo de vida podré tener después de esta vida? Si queremos vivir en un mundo superior a éste en paz y espiritualidad, debemos cumplir con las Virtudes que Cristo y Sus Mandamientos nos indican. Si queremos lograr el retorno a nuestros orígenes de perfección: debemos aceptar La Gracia y partir de sus fundamentos, para desde allí, iniciar la nueva vida espiritual que nos llevará a conocer la Voluntad del Padre y la Presencia del Espíritu Santo.

Toda comunidad religiosa que entregue armas para que, a partir de La Gracia, con la consciencia de la Salvación Ya Habida, el creyente alcance la relación personal con Cristo y comprenda la Voluntad del Padre que vive en el espíritu del Hombre, es una buena comunidad. Porque lo colectivo debe servir para avanzar en lo personal y no para esconderse detrás del sectarismo y la euforia de los cultos. Lo vital hoy es establecer el contacto real y espiritual con el Reino Vivo. Debemos postular a Consagrarnos y no debemos conformarnos con “creer”.

La Gracia Salva. La Ley de Consagración Redime y hace que el Hombre alcance la Eternidad. Pues lograr la Inmortalidad no es mérito de los Hombres, sino que es producto de La Gracia. Pero lograr la Vida Eterna y lo Celestial es faena exclusiva del Hombre… y esa es la tarea que nos deja Cristo con su expiación y sacrificio.

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