– Sin discernimiento, las leyes pueden caer en una aberración colectiva –
Hemos hablado reiteradas veces sobre el aborto y la unión homosexual. Dos hechos que estos días han sido el centro del debate en nuestro país. Asuntos en los cuales hoy queremos reafirmar nuestra postura. Para esto recomendamos leer e informase en los siguientes artículos de nuestra Editorial: 1) Por la Vida sin hipocresías 2) Aborto terapéutico, hablar con la verdad, predicar con el ejemplo 3) Homosexualidad, matrimonio y familia: entre dos leyes. Seguir links
El día jueves 29 de Enero fue aprobada la Unión Civil entre homosexuales en nuestro país. Y el día 31 se aprobó el proyecto de Ley para la despenalización del Aborto en tres casos. Nuestra postura es clara, y no cambiará a pesar de que las leyes cambien, ya que nos basamos en una coherencia de Fe que profesamos; en una opción basada en la conciencia, la información y el discernimiento. Nosotros no estamos en contra del aborto terapéutico, no somos un anti-algo. Que quede claro: Estamos en pos de la VIDA. Por ende al defender la vida, nos referimos a cuidar tanto la vida del inocente en gestación como la vida de la madre. Si un feto viene muerto o es inviable, bien vale hacer un procedimiento para resguardar la salud de la madre. Porque aquí hay un punto que a los ortodoxos sin discernimiento les molesta: la vida está en el espíritu y nunca en la carne. Mientras haya un espíritu con vida se debe hacer todo lo necesario para ayudar a esa gestación y continuación. Aunque la concepción de esta vida haya sido en condiciones de violencia.
Y en el caso de riesgo vital de la madre creemos que la vida de la madre debiera ser salvada, así como ya ocurre en la práctica en nuestro país. Pero tan importante como esto, es fundamental que la madre y el padre reciban apoyo social, psicológico y ESPIRITUAL, para comprender las causas de esta pérdida. Ya que de lograr corregir aquellos aspectos e incomprensiones que provocaron esta muerte, esos padres podrían lograr volver a traer a un niño al núcleo familiar bajo las condiciones necesarias de salud y armonía en todos sus ámbitos.
No estamos de acuerdo en la postura ortodoxa de negar todo aborto por ser un crimen (leer artículos). No. Pero tampoco aprobamos el aborto por violación. ¿Por qué condenar a un Inocente por algo que no tiene responsabilidad? Mejor sería crear un sistema de adopción seguro, innovador y ejemplar. Y así cuidar a nuestros niños.
Respecto de esas declaraciones que afirman que cuando tal ley sea aprobada todos deben acatar, nos parece una postura muy despótica y dictatorial. Una Ley debe entregar un orden, pero nunca someter y esclavizar. En este caso es fundamental respetar la libertad de opción de quienes quieren seguir este procedimiento y de quienes debieran ejecutar este procedimiento, y sobre todo la posibilidad de objeción de conciencia.
En cuanto a la ley de vida en pareja, no discriminamos, ni juzgamos a quienes en su libertad optan por vivir su sexualidad y vida como mejor consideren según su información, experiencia y conciencia. Aprobar una Ley de unión civil entre personas del mismo género puede alegrar a una supuesta minoría, que ya es masa, pero no resuelve realmente el asunto de fondo: Si realmente se nace o se hace homosexual la persona. Este asunto también debiera tener un apoyo de la ciencia y la psicología para definir estas causas genéticas y sociales. Y dar conciencia a la persona para que opte por dar un vuelco en su vida o seguir por el mismo camino, pero mientras no haya conciencia de las causas de una opción, en verdad solo se transita por donde los vaivenes de la vida la han llevado.
Aún estamos lejanos de que estos procedimientos sean realidad. Quizás las leyes se están precipitando ante la presión de una masa que se esconde en las leyes para justificar su aberración. Bien cabe la espera para analizar vías que realmente resguarden al Hombre y no lo lleven aun más lejos por el camino de sus errores.
El punto que nos importa hoy es: ¿el hecho de aprobar una ley significa en verdad libertad? o ¿basar la libertad en leyes te garantiza conciencia?
¡Cuidado! No porque se apruebe una ley significa que podemos abusar sin discernimiento de ella. El estado tiene el deber de dar orden, regular y dar forma a todos los aspectos de la sociedad para dar mejores condiciones de vida e igualdad, pero es la coherencia de la persona, su discernimiento y decisión en base a su información lo que siempre debe prevalecer. De lo contrario dejarse guiar sólo por lo que determinan las leyes o lo que piensa la masa, es negar la propia capacidad de discernimiento que finalmente nos arrastra en el carruaje de la masa, ciegos y que desvía de nuestro propio camino en la vida. Como zarandeados por cualquier moda infantil.
Llamamos hoy a la conciencia de las personas de Fe, cuando al parecer la defensa de los inocentes está lejana y la dignidad del Hombre va quedando rezagada. Cuando las leyes del hombre cambian, pero la Ley del Espíritu, la única ley inmutable ES la única jurisprudencia de la conciencia que nos dará luz en estos tiempos de decisiones.
Oramos por la nobleza, misericordia y rectitud de los buenos hombres, y confiamos que en el debate sobre el proyecto de ley del aborto, sobre todo la tercera causa, será rechazada y se abrirán las posibilidades de adopción con mayor seriedad, mejorándolo y dando mayor calidad a este medio que salvará miles de vidas inocentes, como también deberá resguardar con mayor fuerza que los niños crezcan y se desarrollen en condiciones idóneas. Porque sabemos que la adopción será el punto donde estos temas del aborto terapéutico y la unión homosexual se toparán pronto, ya que habiendo sido aprobada la unión civil entre homosexuales, ahora buscarán aprobar en la ley del Matrimonio Civil la posibilidad de la unión homosexual, lo cual les daría derecho a adoptar. Asunto que abrirá una nueva discusión, y que tendrá nuevamente a los inocentes como centro.
Esperamos que ya no sólo pensemos en lo que cada uno desea muy personalmente, sino que procuremos que la vida se geste, nazca, crezca y viva, con todos los resguardos económicos, sociales y afectivos en armonía con sus derechos naturales, como lo es tener un padre y una madre.
– Congregación Evangelista Carismática –