Cristo nos llama a seguir su Vida y ejemplo durante toda nuestra existencia, no una semana, no en navidad, no exclusivamente cuando los hechos nos aplastan y exigen. Y para seguir a Cristo es elemental ordenar y definir, precisar, en nuestra conciencia, y no en el seguimiento becerro que elimina la conciencia, a qué ‘cristo’ estamos emulando: si al Jesús derramando sangre oscura, o al Cristo de Sangre Viva; si al Jesús hombre o al Cristo-Dios; si al Jesús martirizado o al Cristo Resurreccionado; si al Jesús que ha quedado petrificado en la cruz o al Cristo vivo liberado que nos libera. Ya no podemos seguir blasfemando con actos paganos cuyas procesiones encubren convencionalismos insinceros de incoherencias cotidianas, y menos es ya posible tolerar aquello que Cristo no toleró: a los mercaderes que venden todo tipo de mundanidades en las puertas de los espacios dedicados a la Fe.
Hablemos claro: su acto de vía crucis por la callecita de su pueblo, o por la vía dolorosa de Jerusalén, o el encendido de una vela ortodoxa, no lo salvará, ni redimirá, ni lo purificará de sus actos y pensamientos que se oponen a la santidad de Cristo. Ni los cirios a las figuritas de yeso, ni su impresión emocional de cada año por las torturas de Jesús. Porque mientras Ud. no entre el Hecho de Cristo en pleno, no habrá entrado jamás en la Casa de JesúsCristo.
Cristo es el Verbo, Dios Uno con el Creador. Cristo es el Dios de los Hombre y de los ángeles. Es el Alfa y la Omega. Este Dios encarnó en Jesús, por lo mismo, Jesús sin el Cristo en él no es más que un hombre, y siendo JesúsCristo… es un Dios en la Carne, Dios encarnado. Si no tenemos este orden asumido, no hablamos del mismo Cristo.
JesúsCristo, es decir Dios en la Carne, vino a cumplir un Plan, no vino a entregar una enseñanza filosófica, o a fundar una iglesia o a inaugurar la nueva religión… o postular a ideales políticos. Las enseñanzas de Cristo son aleatorias a su condición de Dios entre los Hombres, y es deber de los Hombres acoger tales enseñanzas y aplicarlas bajo la conciencia de que es Dios quién nos lo enseña, y no un ‘gran hombre’ o un reformador social. Mas, el Plan de Salvación del Padre, que el Dios Verbo vino a ejecutar, halla su Causa en la condición de la Caída que predominada en la Ley de Vida que regía a este mundo antes de Cristo. Es decir, los Hombres entonces nacían en Pecado y al morir no había redención sino abismos, retorno a la misma deuda y cárcel de existencia sin gloria ni Reino. La muerte yacía en manos de los infiernos. El Espíritu en el Hombre estaba dormido, prisionero; los Cielos estaban cerrados. Este mundo era pleno principado del Malo. Tal era la Ley de Vida imperante bajo esa Generación Caída. Esa Ley Antigua debía ser cambiada por medio de Hechos que solamente el Verbo Dios podía llevar a buen término.
Se nos predica que Jesús nos salvó del pecado por la muerte en la cruz. Y se coloca el martirio de Jesús como pago por nuestros pecados. Sin embargo se nos insiste en que aún somos pecadores, y ahora el Papa declara que el pecado es casi autónomo del Hombre y anda suelto tentado a los sacerdotes de su iglesia.
Para entender el martirio de 12 días que sufrió Jesús, debemos comprender la deuda de las 12 tribus originales de Israel, cuya conformación no tiene raíz en Abel, sino en Caín. De hecho, bajo la Antigua Ley de Vida los únicos que en la muerte no entraban en la dolorosa vía de los Abismos, o no caían como alimento para los demonios, eran Los santos, los cuales dormían el sueño de la espera. Esos santos eran la estirpe restante de Abel., Enoc, Noé y otros adanes no Cainitas. Ahora, cuando Caín mata a Abel, es decir, cuando la Generación de Caín abatió y exterminó a gran parte de la Estirpe de Abel, Dios no castiga a los criminales, sino que les ordena ir por el mundo, procrearse y trabajar, y promete que si alguien buscara venganza Él los protegería. Parece una contradicción, pero debe entenderse que la Generación restante de Abel no sería quién buscaría retaliación, pues es contrario a la santidad un acto como éste, sino que tal venganza podría provenir de los Cainitas no-israelitas. Luego, si debiera pagarse en justicia por el crimen cometido, la Generación Cainita de Israel debía pasar por el sometimiento y escarmiento, pero Dios no es un poder de Injusticia, ni extermina a su propia creación. ¿Quedó impune el crimen Cainita de los israelitas? No. JesúsCristo debió pasar por el escarnio y la tortura de los Cainitas romanos e israelitas, para de ese modo pagar por la culpa de los padres Cainitas. De tal manera limpia el Cristo en Jesús el crimen de Caín y su exterminio de la Estirpe de Abel. Pero el Plan no iba solamente dirigido a pagar por los pecados de Caín y su estirpe israelita, sino que La Salvación debía convertirse en Ley de Vida para todo Hombre: la Nueva Ley de Vida.
Muerto Jesús en el instrumento romano de la cruz, el Cristo Vivo entra pujante a los infiernos y derrota la potestad de la muerte y toma bajo su Gobierno la ley de inmortalidad; cierra la Ley de los Abismos: abre el Reino de los Cielos. No resucita, porque resucitar es tomar el mismo cuerpo con la misma alma y la misma calidad anterior a la muerte, y Cristo RESURRECCIONA, es decir: TOMA VIDA INMORTAL, una vida que ya no pasará por la muerte. En efecto, Él Asciende al Reino, no muere por segunda vez. Si hubiese resucitado debía morir de nuevo, pero vencida la muerte, Él Resurrecciona y Asciende.
Durante 40 días el Cristo Victorioso visita a los Suyos por todo el Orbe, su ‘otro redil’ fuera de Israel, al cual- como ya visto- liberó con los 12 días de su martirio; pero los restos de la Estirpe Santa de Abel repartida por el mundo esperaban la Venida del Salvador y lo recibieron en Su Gloria, en los 40 días de Restauración.
Cristo es Dios Universal, antes de Jesús, en Jesús, después de Jesús.
El Hecho de Salvación tiene su coronación con el descenso del Espíritu Santo: declara Cristo que mientras Él esté en este mundo y entre los suyos el Espíritu Santo no podrá descender, y que Él debe ascender para que este Magisterio de Sabiduría llegue a los Espíritus de los Hombres de Fe. Con el ascenso del Cristo Dios y con el descenso en Pentecostés del Santo Magisterio el Espíritu del (en el) Hombre fue liberado, restaurado y preparado para que ejerza Gobierno en el Hombre.
Desde entonces, y por esta Gracia -concesión y dádiva de Dios sin que los Hombres tengamos méritos previos- todo Ser nace en inocencia, sin la mácula del pecado original; el Hombre, desde Cristo, no nace en pecado, sino que se hace al pecado; el pecado no es superior al Poder de Cristo, ni es ley independiente de la Voluntad y Opción del Hombre; Cristo vence al pecado a través de la aceptación de Fe del Hombre. Y naciendo el Hombre en inocencia, todo mal que se haga en contra de un inocente… a Cristo se lo hace (tengamos presente esto en las violaciones y abusos de niños y niñas por parte de los delincuentes encubiertos bajo el sacerdocio católico, porque ellos han violentado y afrentado al mismo Cristo en persona)
Este Plan de Salvación coloca al Hombre ante una meta superior: conocer y poner por Obra la Voluntad del Padre. Y nadie llegará al Padre si no es por Cristo. No por la iglesia, no por el pastor, no por la Biblia… sino por la Relación Personal con el Cristo Dios, el Dios Vivo. Libro con contenido testimonial y enseñanzas sagradas, comunidad, guías y maestrías… deben ser MEDIOS para alcanzar la independencia de conciencia y adquirir la Relación Personal con el Cristo Vivo, y nunca deben ser estos medios un fin en sí mismo.
Si de este Cristo hablamos, del Dios Victorioso que Gobierna; y nos referimos a los medios sagrados que no se hacen metas indispensables con y para fines en si mismo… y postulamos a recibir al Magisterio Santo del Espíritu que todo lo ve y sabe, y que escruta incluso a Dios… y del objetivo trascendente de conocer y poner por obra la Voluntad del Padre… si de esto estamos tratando y hablando… Pues entonces sabremos que no hay vía crucis salvador, ni procesión que redima, ni figura de yeso que limpie, ni creencia al propio modo que alce al Ser hacia el Reino de Dios. No nos engañemos, porque muchos dirán en su día: ¡Señor, Señor…! ¡En tu nombre hice mandas y me arrodillé por kilómetros, y encendí velas a tus santos, y recordé tu muerte y llevé una cruz en mi pecho, y visité tus iglesias, y ofrendé mis monedas… y otras tantas cosas hice en tu Nombre Señor….! Y recibirán la sentencia que no ha cambiado y está inexorable sobre el filo de la Justicia: ‘¡Atrás hacedores de maldad… solamente quién ponga por Obra la Voluntad de Dios Padre entrará al Reino de los Cielos!
El Plan de Salvación es una plataforma de redención que al hacerla nuestra (no solamente entenderla, o aceptarla… sino hacer de esta realidad una causa personal, intima y definitiva) nos conduce a la necesidad de Nacer de Nuevo: y Cristo ofrece esa magnífica posibilidad. Y Nacido de Nuevo el Hombre debe ir en Pos de la Voluntad del Padre, no según su ego o ideología, o voluntad, sino según la Inducción del Espíritu Santo, y de acuerdo a su Relación Personal con el Cristo Vivo. Eso es la CONSAGRACION. La Consagración es el Nuevo Sacerdocio: un Sacerdocio que ya no ejerce cuan intermediario entre los Hombres y Dios, sino que en si mismo va en aras de su Unidad con el Padre bajo la Guía del Verbo. Ese Nuevo Sacerdocio tiene por cimiento la Nueva Ley de Vida de JesúsCristo. Y bajo esta Conciencia de la verdadera Salvación, todo aquello y aquellos que implora e imploran ante la muerte, la culpa, la sangre oscura, la tortura, la cruz (herramienta romana de suplicio y muerte), la vigencia del pecado, la negación la Vida Inmortal y la omisión de la Ley de Resurrección… y la necesidad de la iglesia cuan única intermediario entre el Hombre caído y Dios… es apostasía, es decir: negación de Jesús Cristo en nombre de Jesús y de Cristo.
Nos hallamos en el Tiempo de Tribulación, prontos y próximos para recibir los Cambios que trae el Reino de Dios con el Milenio de Paz. Cristo Dios no volverá a encarnar. No hay Cristo en la Carne, ni otro Cristo real sino el Dios Gobernante que se manifiesta según su Plan y la Inducción del Espíritu Santo. Su Segunda venida será Cuan Dios que Es. Y es parte de la Tribulación todo aquello que vemos y vivimos en el mundo de hoy: quién tenga ojos que vea. Y parte de este Tiempo es la caída que debe suceder de las iglesias y religiones del mundo cuya potestad sobre los Hombres ha causado el mal de la apostasía y el prevalecer de los anatemas.
Ud. enciérrese bajo cuatro llaves y Ore al Padre en Espíritu, y comience a establecer su Relación Personal con el Cristo que Ya Gobierna y está llamando a Los Suyos. Deje ya de seguir a pastores que imitan el viejo sacerdocio y siguen restaurando la Vieja Ley como si Cristo nunca hubiese Venido. No vaya a ser que en la muerte usted venga a saber que la Ley de Resurrección (de Cuerpo Carnal a Cuerpo Espiritual) es real, está vigente y se verifique… y ante su conciencia y saber obtenga usted el resultado de todas las desviaciones de vía crucis que lo condujo a la confusión y la omisión, y que pudiendo y teniendo la posibilidad de hallar al Cristo Vivo de Victoria… usted nunca tomó la Vía de la Salvación.