Si pertenecer a una institución, a una iglesia, a una secta, corporación o agrupación hiciera la diferencia y marcara la frontera entre Verdad y Quimera… entonces ‘verdad’ y ‘fantasía’ son cara y sello de una estructura formal, artificial y mundana, secular y religiosa… como lo son toda organicidad cultural que profesa una creencia y se une en torno a cultos y ritos, textos y costumbres.
De acuerdo a esto: no hay diferencia entre las pertenencias orgánicas humanas. Es legítimo adorar al dios de nuestra creencia de tal modo y de otra manera; no hay enemigos en los otros que idolatran otras divinidades o al mismo dios, pero bajo un orden diverso. Pero como esta organicidad humana requiere ejercer Poder, y asentarse en la sociedad de acuerdo a influencia y masividad, portento económico o alta calidad mundana de sus componentes, entonces nace la ‘guerra en nombre de la fe’. Para afirmar la propia idea es menester destronar todas las demás. Y todas requieren apoderarse del derecho exclusivo de ‘La Verdad’, y para cada una el resto es ‘Quimera’. O para unos ellos representan a los ‘fieles’, y el resto los ‘infieles’.
Este Camino de Sabiduría y Consagración no se halla inmerso en este fenómeno decadente, porque no alza iglesia alguna, ni posee los componentes de una secta. En esta senda es el Hombre el único Camino, y es el Hombre la verdadera zona de contradicciones y soluciones. Es cierto, la costumbre humana transporta características ajenas a esta senda Espiritual, pero la esencia de esta vivencia es que el Hombre entra en Relación Viva con un Dios Vivo. Y es este hecho aquel que realmente transforma.
Entendemos a quienes desde afuera verifican los cambios, a veces inexplicables, de los seres que creían conocer… o poseer. Y como no pueden aceptar que Dios Vive y puede Transformar a un ser oscuro en Luz, y a un mundano en santo, simplemente aducen estos movimientos a la intervención manipulativa de otros. Entonces ven con ojos turbios la nube en los otros, y con sectarismo ven sectas… Porque -según piensan y aplican- esto de Dios, en definitiva, es solamente una cuestión de pertenencia orgánica, de poder sectario, de ejercer mando sobre otros… y como Dios no existe… existe solamente la inteligencia del ateo y la estupidez del creyente.
Somos Discípulos de un Dios Vivo: la meta personal de cada uno de nosotros es alcanzar la Voluntad del Padre y poner por Obra su designio; el horizonte que visualizamos es el Tiempo del Milenio de Paz; la realidad que entendemos es que nuestras vidas poseen un objetivo Espiritual, no mundano, y que todo lo Temporal cumple objetivos trascendentes si se entiende el Plan de Dios en cada Ser, y el Plan de Dios para el Hombre; sostenemos una gradual Relación Viva con el Cristo Dios, y es Él Nuestro Sumo Sacerdote en la Perpetua Línea de la Orden de Melquisedec; llegamos, nos mantenemos y nunca descendemos, de las alas de la Madre Sabiduría: el Espíritu Santo.
Nuestra Fe es simple… y nuestras respuestas de Fe siempre deben ser simples. Incluso nuestro silencio ante la necedad que nos ataca y enjuicia… es simple: una Retirada simple que deja en Manos de Justicia Superior a quienes la concomería mental y anímica les induce a buscar en nosotros a chivos expiatorios que los alivie de las propias frustraciones.