Si Dios en su Gracia hizo la Tierra para que la vida fuese en ella, siendo un Dios de Amor e Inteligencia, es efecto de Gracia entonces que cada ‘cosa hecha’ por Voluntad Divina posea en su esencia la calidad de Su Creador: Amor e Inteligencia. A cada Creación un grado propio de las cualidades de su Creador.
El apóstol revelador nos abre una perspectiva superior en el Orden Celestial: la cualidad del Verbo, el Logos, el Alfa y la Omega, y corresponde a este Cristo ‘hacer todas las cosas’, y para ejecutar esta Creación Él Mismo Es y debe ser Dios, y sin embargo no es el Padre, mas es Uno con éste. Esta amalgama esencial se reproduce en la Naturaleza: lo natural posee la Esencia de Su Creador, mas no es la Naturaleza ´Dios mismo’… mas, en su Espíritu subyace Dios. El Hombre hace parte de esta cadena de Gracia y es el Espíritu que lo habita la esencia del Creador morando en el Ser. No es Dios el Hombre, pero Dios vive en su Espíritu.
Cuando una civilización logra alzar un mundo de concordia entre su Ser Espiritual y la Esencia de la Naturaleza, un mismo Espíritu unido en dos tipos de Creaciones, se produce un salto de Conciencia que se retroalimenta y se beneficia mutuamente. ¿Eso niega a Dios, el Creador? Obviamente que no, sino que lo descubre y lo potencia. Y si todo indica que así es y así debe verificarse la vida en Plenitud: ¿Dónde reside el peligro sobre el cual alerta el cristianismo institucional? Porque a raíz de los acontecimientos en Bolivia y el despertar del indigenismo en varios países del continente americano, y usando como detonante el impacto de la película ‘Avatar’, se han alzado voces estrictas sobre el riesgo de la ‘religión ecologista’, y se ha tildado de errada cualquier forma de culto o fe que gire en torno a una ‘divinidad de la Naturaleza’ que, supuestamente, niega a Dios.
Para entendernos mejor debemos conceptualizar el significado de ‘mundo’ y ‘tierra’: Cristo advierte que el mundo lo odia, y no se refiere al planeta tierra, ni a la Naturaleza, sino al sistema humano basado en la violencia y sus diversos ejércitos, la avaricia, el egoísmo, el reino del dinero, los mercaderes y el mercantilismo, la usura y la esclavitud, los imperios y la política. En otras palabras: el sistema Cainita. Dios creó lo mejor de esta Tierra y a sus criaturas con grados de Conciencia. El Mal fomentó la perdición del Hombre e introdujo criaturas perversas y bestiales. El ‘mundo’ no es del Reino de Dios. La Naturaleza en su expresión de paz y amor es pura Creación del Dios que ‘hizo las cosas’. Ahora, la ‘religión’, en su connotación más evidente y manifiesta, es parte cultural y estructural del mundo, y participa plenamente en el sistema Cainita. El Reino no es de este mundo… La Naturaleza, en su inocencia y paz, sí es expresión consciente del Espíritu de Su Creador. Y decimos ‘consciente’ porque los grados de conciencia son un arco de diversidad que puede hacerse Uno cuando, por ejemplo, la Conciencia del Hombre se unifica a la Conciencia de la Naturaleza. Un Hombre como Francisco de Asís vivió esta unidad de amor.
También debemos aclarar aspectos en los cuales ha quedado demostrado una ‘información escaza’ y sí mucho de ‘ilustre ignorancia’. Existe entre los críticos pertenecientes a las religiones institucionales una aseveración incorrecta: sobre que las raíces de nuestros Ancestros originales en América descansan sobre una cultura exclusivamente totémica y chamán (como hoy conocida). Hay dos raíces de alta civilización en nuestra América que luego derivaron en lo último conocido, y que fue aquello con lo cual se toparon los violentos conquistadores: 1) Tiwanaku, es un centro cuya data supera los 12 mil años, y son los vestigios de una civilización autora de grandes avances en su período, que posteriormente habría decaído y que tuvo un re-despertar con los Incas, aunque sin la Sabiduría Espiritual de los primeros padres. 2) Las civilizaciones Olmecas y Toltecas, en centro América, serían responsables del gran progreso de una época pretérita: aquello que más tarde recogieron los Mayas. Ahora, Incas y Mayas no crean todo el sistema de conocimientos y de arquitectura, sino que lo ejecutan de acuerdo a los legados anteriores, y éstos nunca construyeron grandes estructuras, sino que ocuparon las que ya existían desde tiempos antiguos. Los Orígenes se hallan estrechamente ligados a dos realidades que todavía hoy podemos hallar en los actuales indígenas nuestros: una de raíz asiática, que es mayoría, y otra de raíz egipcia antigua, posiblemente israelita. Esto último se constata con vehemencia en los hallazgos de los Anasazi, en tierra actual de los Estados Unidos. Estos Originales alzaron dos grandes centros de Alta Civilización: uno en el sur y otro en el norte de América. El sacerdocio de estas portentosas generaciones era un Orden similar al que podemos verificar en los antiguos asiáticos y en los primeros israelitas: ambos monoteístas y afirmativamente sostenedores del Divino Creador. Incluso algunos estudiosos han descubierto mucha semejanza de esas primeras manifestaciones de Fe con lo conocido de Zoroastro, el antiguo profeta Persa de al menos 700 años antes de Cristo. Hay un ‘vacío’, un ‘corte’ en el hilo histórico de esta forma de vida altamente avanzada con la re-aparición posterior, quinientos –seiscientos años después de Cristo, de los Mayas e Incas. De hecho, la ciudad de MachuPichu es conocida por los originales como ‘Antigua’, pues ya era’ antigua’ cuando los Incas la usaron para guarecerse. Es decir, la caricatura que se nos quiere mostrar en nada o muy poco representa la realidad de los verdaderos Orígenes… que se hallan a la base de las Ciencias y la Fe de aquellos Ancestros de América.
Es obvio y parte de la condición humana el hecho que el Hombre entregue cualidades divinas a todo aquello que lo supera; como también es vestigio del proceder humano estructurar poderes del mundo basándose en realidades espirituales. Tanto lo pueril y básico de lo primero, como lo sagaz y cazurro de lo segundo, caracterizan la índole humana. Lo institucional y rígido califica como una expresión de tontera y superstición todo aquello que tiende al panteísmo y a la religiosidad natural; desde la diversidad de los dioses y lo natural se rechaza lo estructural del dogma por imponer yugos y grilletes a la libertad de la Fe. Ambas manifestaciones van creando sus axiomas, sus rituales, sus cultos y su modo de sacerdocio. Los misioneros cristianos, por ejemplo, que acompañaban a los conquistadores, tuvieron como primera reacción imponer a los hirsutos creyentes en fantasías, que calificaban de ‘demoniacas’, la esclavitud, la sumisión, la coacción a sangre y fuego; luego optan por tomar para sí las creencias de los avasallados originales, para convertirlas en alegorías y santidades que concuerden con sus modos de culto. Así, América Latina está llena hasta la saciedad de fiestas, carnavales, rituales masivos y peregrinación cuyo colorido, ropaje, imagen e imaginería corresponden a viejas raíces ahora vaciadas de sus contenidos sagrados más puros, hechas parafernalia asociadas a costumbres religiosas bien manejadas por la iglesia católica. Es decir, un modo humano de estructurar a dios tomó para su uso y antojo aquel otro talante humano de concebir la divinidad. Pero cuando esta causa prisionera de los indígenas reivindica su autonomía del tutelaje institucional de la iglesia romana… desde el centro vaticano se alzan voces broncas y tercas avisando que la ‘religión de la Naturaleza’ es una afrenta al Creador.
Aquello que está sucediendo hoy, en este tema, como en muchos otros, nos fue revelado entre 1990 y 1997. Se nos dijo que los Ancestros se alzarían desde el Polvo, y así como lo Santo se re-despertaría para su Redención en estos Tiempos, también lo oscuro se presentaría con su secuela de creencias y formas mundanas. De hecho, esta Dispensación de Paz nace sobre una base: unir, reunir y redimir en Cristo, hoy y en este Tiempo, a los Santos de los Antiguos Orígenes de América del Sur. Todo nuestro primer andar ha tenido esta connotación: oráculos antiguos que han sido puestos en manos de nuestro sacerdocio, revelaciones sobre la Historia de los Hombres Perfectos que nos enseñan la condición y Fe de nuestros antepasados, hallazgos misteriosos e inducidos que nos abren umbrales por siglos reservados para estos Tiempos: el Tiempo en que los Padres y los Hijos se unirán…Y Padres son ellos, los Antiguos, e Hijos somos nosotros: los que ahora debemos cerrar un círculo sagrado que ha tenido como a su Dios, desde siempre, al Cristo del Temblor, al Hijo Primogénito cuya Voz es Temblor y cuyo brazo es un Rayo… de este modo conciben en el Cuzco a Cristo, de igual manera como está escrito en el antiguo libro chino, el I Ching… Queremos decir y afirmar que nada nuevo hay bajo el sol: pues aquello que hoy constatamos es el cierre circular de un Plan que siempre ha existido… y nos rige.
No hay contradicción en amar y relacionarse con la Naturaleza, y la Fe en el Creador de Amor; no es malo o negativo que los Hombres se den un Orden y se unan en Comunidad bajo leyes que los hacen avanzar libres y sin yunques en el cuello. Lo sustancial radica en Cristo: no en el Jesús histórico solamente, ni en las interpretaciones ‘sociales’ o ‘políticas’ de Jesús, y tampoco en la majadería sangrienta del hombre sacrificado que por su dolor nos salva de algo que nunca el creyente ha tenido claro. Hablamos del Cristo que Juan nos revela: el Verbo Creador Uno con Dios, y Dios Él Mismo. El Cristo que Pablo explica en sus cartas a hebreos y romanos: Dios hecho Carne, y no Carne que se hace dios. El Cristo Creador que ha tenido muchos nombres dado por los Hombres, pero que tiene un Nombre en el Cielo que solamente el Padre Revela. Ese Cristo, el Dios de los Hombres y de los Ángeles, es antes de Jesús, encarnó en Jesús y ejecutó su Victoria en los Tres Días de la muerte física de Jesús, y cuan Dios hizo todo lo encomendado por el Padre para liberar al Espíritu de Dios en el Hombre, y desde la Diestra del Reino sigue Gobernando a Los Suyos. El Cristo Vivo… de ése Dios hablamos, y de ése Dios nos hablan nuestros Ancestros. Y cuando nos unimos a la naturaleza, como lo hemos experimentado en la Montaña en donde Cristo se ha manifestado con Poder en estos años, podemos verificar que la Tierra Vive, siente, y el Espíritu del Creador está en su vital esencia, y al unirnos a esta madre generosa con nuestro Espíritu elevado a Cristo… sucede aquella unión magistral de Paz que nos hace Uno con la inocencia. Y aún sabiendo lo divino de la Creación de la Tierra que pulula de vida, no adoramos al árbol que florece con nuestras oraciones, ni al zorro salvaje que juega a nuestro lado, ni a los pájaros que inundan nuestras meditaciones, ni a la montaña que abre sus umbrales para mostrar su verdad recóndita y antigua, ni las luces en el cielo que nos hablan con sus formas y refulgieres… sino que adoramos al Creador Padre y nos unimos al Dios que nos guía y orienta, al Cristo de siempre. Y bajo este orden natural de nuestra Fe nos damos orgánica y mancomunamos criterios para avanzar sin caer en actos acráticos que al final siempre conducen a dioses inventados. Para algunos somos demasiado parecido a una iglesia, para otros estamos excesivamente cercanos a lo chamán… quizás algo budistas… tal vez con mucho de ‘chino’ u oriental… Entonces nace la exigente defensa psicológica que tanto gusta a los cobardes: debemos identificarnos, es decir encuadrarnos en los esquemas existentes, de otro modo no somos determinables, y eso nos hace ‘peligrosos’.
El evidente nerviosismo ante situaciones como aquellas que hoy podemos constatar en Bolivia, y detonantes como el films ‘Avatar’, son demostraciones visibles de una profunda crisis doctrinaria que golpea transversalmente al mundo institucional cristiano. Unos endurecen su vigencia corporativa, como los católicos, y otros alzan muy nerviosamente, casi con histeria, la única validez de Dios en la Biblia. Obviamente que rechazamos lo chamán y sus creencias bajas por ser en mucho una influencia hechicera que en nada se condice con lo Original de nuestros Ancestros. Pero sería un error entrar en debates alambicados: lo simple se halla en la aceptación de Dios como Creador de Amor, y de Cristo cuan Dios Manifiesto que desde Siempre ha guiado a los Hombres con interna Voluntad de Santidad y de Paz. Lo esencial descansa en La Sabiduría: la Madre de todo Saber y de todo Sentir Santo. Esta Madre Sabiduría es el Espíritu que todo lo escruta y cuyo aliento va tejiendo las redes de la Creación; fue llamado Espíritu Santo… es en verdad La Madre Sabiduría a la cual nuestros Ancestros adoraban de especial modo y forma.
La Fe desde la cárcel mundana de la religión debe ceñirse a parangones que finalmente aniquilan al Dios Vivo y dividen a la Creación de Su Creador. La Fe desde un mundo naturalista en donde cada manifestación de la creación toma divinidad aparte y sesgada es una tergiversación de la unicidad Creativa, y finalmente conlleva también a la abrupta separación de Dios Creador de Su Creación. Desde el Creador y el Dios Vivo, nos lo enseña La Sabiduría, desciende la Creación hasta el Cosmos, luego alcanza y vive en la Naturaleza, y finalmente crece en la Conciencia del Hombre. Desde el Creador al Hombre hay un hilo conductor creativo que une al Ser Humano con La Naturaleza y con el Cosmos, mas Dios es Uno y será siempre Dios. No es la carne, la mente, el alma (psiquis, sentidos) o la condición del mundo aquello que permite al Ser Humano entrar en relación con este Orden Creativo, sino Su Espíritu. No es la Naturaleza por sí misma un ente sagrado, sino el Espíritu del Creador en ella; no es el Cosmos un reino de Dios por sí solo, sino el Orden que el Creador ha establecido en Su Creación Universal. Entrar por Espíritu en este Orden Creativo permite unir, unificar y hacerse Uno con el Plan de Dios. Sin Espíritu en relación con el Espíritu de Dios… hay luminarias y calles sin salidas.
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