Un salto en conciencia

…de Ovejas a Templos Vivos

En estos tiempos de agitación y hechos de toda índole (climáticos, geomorfológicos, humanos, cósmicos, etc) que están sucediendo sin tregua, sin latencias entre ellos, como en una cascada que se ha iniciado sin detener su rumbo hasta un final incierto… no nos cabe otra posibilidad que aceptar que hemos entrado de lleno en los tiempos de la “Tribulación” que anteceden la Segunda Venida de Cristo.

Un llamado hacíamos en torno a la necesidad de “hablar con Dios”, de inquietarnos y esmerarnos por comprender lo que está aconteciendo desde la mirada superior, desde el ángulo como Dios concibe las cosas, para comprender en esencia nuestro rol en este Plan… si de verdad queremos hacer parte del Plan de Dios en estos tiempos.

 Sabemos por revelación que el Plan de Dios ha sido el mismo desde siempre, que desde los inicios de la conformación de este mundo se dispone un Plan para Salvar y rescatar espíritus que se rebelaron de frente a los designios divinos… y cada hito de la Salvación hace parte del mismo plan… la disposición de los Edenes con el descenso de seres perfectos y plenos de inocencia (adanes y evas puras); los grandes pactos con Noe y con Abraham, el descenso de la primera manifestación concreta de la Ley con Moisés, la venida del Cristo en Jesús y la Gracia de haber realizado una liberación perfecta en tantos planos, los actuales tiempos de tribulación y la Segunda Venida… y en este Bendito Plan, que ha sido evolutivo en sus efectos con el objetivo de que por fin haya en el Hombre, una elevación de la conciencia… lo que se espera del Hombre es que sea el mismo, quien opte y elija su salvación, su elevación y su recuperación divina.

La pregunta que cabe es ¿Puede hoy el ser humano tomar esa opción con plena conciencia si vive más bien ajeno a los profundos propósitos espirituales que el Plan de Dios ha dispuesto? ¿Cómo entender un lenguaje espiritual desde la mente y las emociones? ¿Cómo alcanzar la mirada del Reino sobre los acontecimientos y comprender el salto que debemos dar?

La respuesta es… sin formación espiritual, inmerso en los lenguajes que provienen del mundo –necesidad de tener, necesidad de conocer, necesidad de demostrar, necesidad de mandar, necesidad de poseer… etc-  el hombre jamás alcanzará siquiera a tomar conciencia de que hay un código de lenguaje distinto y superior, el lenguaje de Dios.

Para acceder a este lenguaje no hay otro camino que despertar nuestro espíritu y construir de nuestro Ser un Templo vivo donde Dios habite, y desde esa unidad perfecta, comprender este código superior, entender los acontecimientos dentro de este contexto superior, comprender nuestros propios sueños en sus contenidos y enseñanzas, escuchar la voz de nuestro espíritu y seguir sus inducciones, recibir revelaciones y acceder a la verdad, y sobre esa verdad optar en conciencia.

Lamentablemente la gran mayoría de los creyentes no han sido formados con la visión de constituir “Templos Vivos” y han recibido un alimento ritual, que en nada conduce a la elevación o al despertar espiritual, sino más bien logra mantener la fe, en el ámbito de la esperanza… la antigua fe antes de la venida de Cristo en Jesús… así son conducidos como ovejas detrás del Pastor que libremente se ha elegido.

La característica de la oveja es la aceptación sometidamente contenta sobre otros, a quienes visualizan y perciben distintos, poderosos, con conocimientos irrefutables… en quienes se deposita y por sobre todo se confía la conducción… esta condición que envuelve a la gran mayoría de los creyentes, es el primer escollo que tenemos para construir un Templo vivo, donde el dialogo con Cristo nos construya como el Templo donde Dios habita.

Cuando Cristo le responde a Pedro, que sobre él construirá su Iglesia… que en realidad su texto original dice: “sobre esta Roca alzaré mi Templo”; está respondiendo a un hecho espiritual… que se ha tergiversado y nunca se ha comprendido porque fue sacado de contexto… “Venían caminando los apóstoles junto a Jesús, y entre otras preguntas, les interpela quien dicen ellos que es él, y Pedro responde que es el Mesías, el hijo de Dios”. Esta respuesta provenía del Espíritu, en un momento de revelación espiritual, una unión mística, una elevación sagrada y es en ese contexto especial, divino, que Jesús le declara: sobre esa “Roca alzaré…”, refiriéndose a esa mancomunión de un Espíritu activo en un cuerpo que lo contiene. Ese es el Templo para Cristo, eso somos todos nosotros después de la venida de Cristo en Jesús, cuerpos portadores de espíritus puros, Templos vivos. Ahí se entiende que Cristo (en este mismo párrafo) en su diálogo con Pedro agregue que a este templo la muerte no lo derrotará… si uno de los grandiosos objetivos de la gran venida de Cristo en Jesús, era la derrota de la muerte.

Si el Padre es Espíritu, Si Cristo es Dios, UNO con el Padre, y si el Espíritu Santo, es el gran Espíritu que nos enseñará todo… como podríamos entender el lenguaje divino desde nuestra mente e intelecto. Sólo es posible comprender ese lenguaje y entablar un diálogo con nuestro Señor, desde lo espiritual, y por eso es importante concebirnos como templo, y construirnos para ser Templos Vivos. Jesús proclama que destruirá el templo y levantará uno nuevo en Tres Días… eso significaba que el templo de piedra que destruirá será reemplazado por el Templo Espiritual en el Hombre gracias a la Resurrección, la apertura de los Cielos y la Vida Eterna. Lo mismo sucede con la palabra “piedra”. El templo construido sobre la piedra (roca) puede ser destruido, mientras que el Templo nacido de la Piedra Angular (Cristo) no será ni siquiera derrotado por la muerte.

La construcción de este templo es nuestro desafío y nuestro objetivo de vida, para esto nos entregamos a la oración, la contemplación, la meditación, los sacramentos, los sellos y las ceremonias espirituales, con el objetivo de ir adquiriendo y consolidando poder de nuestro Espíritu, para que  en unión con el alma y la mente, y al interior de nuestro cuerpo… seamos el Templo Vivo, uno de los objetivos dentro del Plan, para el cual Cristo vino hace más de dos mil años…

 

 

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