– Los Tres dioses y el Camino Espiritual –
Sustancialmente se concibe y entiende La Religión como un conjunto de creencias, dogmas, principios, doctrina y filosofía aunados bajo una estructura orgánica debidamente jerarquizada y sujeta a deberes y derechos institucionales. La palabra re-ligar es la que da origen al precepto Religión.
(Recomendamos lectura de: ‘Secta, Religión y Camino Espiritual’ publicada en Revista Gran Fundamento: www.leydejesuscristo.com )
En la Historia de las Religiones, según parte sustantiva del sistema de ‘Religiones Comparadas’, se establece que la religiosidad en inherente al modo de ser y de sentir, y de concebir la realidad, del Ser Humano. Esta religiosidad innata posee muestras variadas de prácticas y creencias desde siempre, y no necesariamente relacionadas con realidades invisibles, sino con el contexto circundante de los Elementos y fenómenos naturales. La relación primaria y constante de la religiosidad con un hecho misterioso (que sobrepasa los límites de lo tangible) es la muerte. El nudo de la muerte es el punto que extiende la religiosidad humana hacia la construcción de la Religión. El primer estamento sacerdotal que se conoce en todas las culturas se vincula a rituales y ceremoniales mortuorios, y éste será el vaso comunicante con los ancestros y espíritus de los fallecidos. Incluso los Oráculos se conciben cuan fuentes ligadas a los muertos. La aceptación de personas ‘especiales’ que ejercían un poder más allá de lo común (sacerdocio primitivo) se convierte en un privilegio de casta que potenciará a reinados, faraones y principados. Los mismos reyes pasan a ser dioses. Desde la primera estructura Religiosa antigua se comprueba la unidad y reciprocidad de los estamentos sacerdotales con el Poder Político, que más tarde será también económico.
Las Religiones intentan concentrar en su entorno estructural aquella religiosidad natural de la gente común. Este dominio conlleva a que finalmente no se conciba la espiritualidad al margen de la Religión y sus reglas. Y sin embargo, el Ser Humano, aún cercenado en su libertad de conciencia por el agobio de las prohibiciones e inhibiciones de la Religión, nunca ha dejado de ‘buscar’ ese algo misterioso que dé sentido a su existencia, y corra el velo trascendente de la muerte.
Tres son las figuras que ocupan, en el universo religioso, aquella connotación divina que cobra gran significado para el Hombre: el Krisna, el Buda y el Cristo. Estos Tres dioses demarcan con su presencia y características una nítida diferencia en comparación con otros seres ‘iluminados’; esta excepcionalidad ya no se encuentra en la Religión posterior que sus tardíos seguidores alzaron e implementaron; porque lo particular de estos Tres dioses nunca reposó en su simple maestría humana, sino en el portentoso hecho de que sus doctrinas y revelaciones estuvieron acompañadas de manifestaciones que rompieron con las leyes conocidas, y enfrentaron con fórmulas espirituales el asunto de la muerte, y de la vida aún después de morir. No fueron maestros del saber, sino seres que propusieron al Hombre una senda universal, cósmica y altamente celestial a partir del Hombre mismo, de Sí Mismo. Y ningunos de los Tres fue sólo ‘un Hombre’ sino que los Tres se proclamaron, y demostraron, pertenecer a una esfera superior cuyo Plan era y es elevar al Ser Humano a una Calidad extraviada que debe recuperar con el fin de cumplir con el objetivo de su Creación. Cumplido cada ciclo de su tangible encarnación, estos Tres dioses dejan abierto un Camino Espiritual que todo Hombre puede transitar libremente… pero el surgimiento, con el pasar de los años, de la estructura religiosa hace decaer este libre acceso a Dios para enredarlo en madejas de formalismo y estructuras que finalmente reemplazan a quién se proclama.
Puede observarse un Plan en el rompimiento de la realidad conocida y en los objetivos trascendentes de estos Tres dioses: los Tres se enfrentaron con las castas religiosas ya establecidas; los tres cuestionaron la religiosidad existente por tratarse de invención humana inconducente; los tres enseñaron formas espirituales que por ley divina deben ejecutarse en la Persona, cuyo escenario de desenvolvimiento es la realidad interior del Hombre. Ninguno de los Tres dieron origen a una Religión: sino a un Camino Espiritual. Las religiones fueron armadas y estructuradas en el tiempo por quienes concebían el sacerdocio a modo primitivo, estructuras que asentaran sus privilegios y el control de la masa… en nombre de esos dioses… negándolos en su esencia y de hecho.
El Plan de Creación en relación al Hombre se entiende en su gradualidad, tanto de acuerdo a la conciencia del Hombre como en relación a su realidad espiritual. El Krisna surge en los albores de la humanidad conocida: postula a elevar a la monada a una calidad Humana Superior, y esta meta no la lleva a cabo en salas de clases o en base al ‘saber’, sino que literalmente ‘interviene’ la realidad del Hombre y del mundo de entonces con la presencia activa y actuante de su ‘Mundo’, de su realidad macro, y de la práctica espiritual facilitada según su Presencia y Poder. Estos hechos elevan el atributo de la Conciencia de un determinado núcleo humano, el cual, en su desarrollo libre y natural, define a la larga, en el tiempo, que sea la Humanidad la que integre a su ADN y a su Espíritu estos avances y visiones. En otras palabras: el Salto que Krisna provoca en el Hombre permite que la Humanidad rompa el desarrollo lineal y evolutivo, y en un cúmulo de tiempo breve logre una Conciencia de Sí Mismo que de otro modo alcanzaría, quizás, en 40 mil años, o nunca lograría. Maduro el impulso de Krisna, y ya integrado el Salto por éste provocado, el Hombre requiere de un nuevo motor y se mueve en círculo en espera de la aparición de esa dinámica: la condición espiritual y cósmica de la Humanidad no le permitía al ser Humano alcanzar otros niveles de realidad superior y de espiritualidad. El Buda ahora es la divinidad encarnada destinada a elevar la Conciencia y la existencia del Hombre hacia fronteras jamás vividas, y por ende nunca asumidas. La propuesta, el camino, la realidad Búdica hubiese sido imposible sin el impulso del Salto de Krisna. El Tataghata Buda basa su enseñanza práctica justamente partiendo del agotamiento religioso que las castas sacerdotales habían provocado, precisamente, mal usando y abusando de la doctrina sembrada por los Hechos de Krisna. El Buda, como antes hiciera el Krisna, apunta directamente al Hombre, no a la Religión. El Hombre es y debe ser el centro de su propia liberación. Ya no planteamos el objetivo Humano Superior de Krisna, sino que ahora asumimos que este Humano Superior está en grado de alcanzar el Nirvana y observar, vivir, la realidad universal que le rodea y traspasa. Hallar al Buda significa alcanzar el Cielo posible, y colocarse ante el umbral de los dioses. Sin embargo, ni el Krisna, ni el Buda, resuelven plenamente el asunto de la muerte en el Hombre, no porque fuesen dioses sin respuestas, sino porque dicha respuesta debía llegar a los Hombres cuando éstos acogieran el Salto Búdico que les colocara entre la materia y su Disolución.
La Religión divide a Dios según cultura, historia particular de un pueblo, o según invenciones humanas que reditúen buenas ganancias para sus autores. La realidad es que el Krisna no vino para elevar a los Hindúes o para asentar una cultura religiosa de una zona específica: vino a Los Hombres, y sus efectos van directos a la humanidad toda, no por Religión, sino por Salto Cuántico cuya siembra se adquiere en el ciclo Macro que teje su red invisible por sobre de la materia y va definiendo la cualidad del ADN de las Inteligencias varias, y cuya esencia se alcanza por Espiritualidad, es decir: por Conciencia. Y el Buda no vino para los Nepaleses o asiáticos, sino que para El Hombre, y el Salto Búdico es un hecho ya integrado en la Conciencia del Humano…aún si el Hombre no lo sepa. Porque cuando decimos ‘Conciencia’ en lo espiritual, decimos: Información, Potencial y Realidad que vive en el Humano y que éste activa por Voluntad y en Libertad (Fe). Dicho de otro modo: el Hombre que se dispone a buscar a Dios o hallar la Superioridad mediante lo Espiritual…no parte de cero, sino que recorre inevitablemente la senda ya abierta e integrada por el Salto de Krisna y el Salto Búdico. Sin esta realidad ya integrada, todavía buscaríamos a dios en las plantas y en los volcanes, y no podríamos intuir siquiera una supra realidad ni estaríamos en grado de Discernir realidades no tangibles, espirituales.
El Cristo es la divinidad que reúne ambos Saltos anteriores y los proyecta a un punto crucial definitivo: la divinidad del Hombre. El Verbo tiene como centro de su enseñanza el punto fundamental de la muerte, y de la vida inmortal, y de la vida eterna. No cuan teoría, que bien pudo explicarse antes que él, sino como Camino Espiritual y Personal de y en todo Ser Humano. Partiendo del Salto Búdico, llegando a su techo, el Hombre con Voluntad Espiritual y Práctica de Fe, podía lograr la vivencia de la muerte (vacuidad) y la percepción de los Mundos bajo un Orden distinto al conocido o posible para el Hombre; pero aun así no tenía aún la respuesta de su propia divinidad, de la superación de la muerte física y de los ciclos de vida inmortal.
El Hecho Crístico, o Salto Crístico, se produce, no en la cruz, sino en los Tres Días que van de la muerte física de Jesús al momento de la Resurrección. Cristo, el Dios, produce cambios fundamentales en el ‘estado de vida’ que encarcelaba al Hombre: desaloja del Umbral de la muerte a las fuerzas tenebrosas que dominaban el Círculo del Eterno Retorno del Alma; es decir, rompe con el principado infernal sobre las Almas de los Hombres, las que en el paso por la muerte eran insertas en una Rueda de Retorno a la Carne que al final aprisionaba al Humano a su propio mal y pecado, sin nunca acceder al Cielo y su Calidad Superior. Este perverso círculo de carnalidad impedía al Espíritu del Hombre obtener la gobernabilidad que condujera al Humano ante la realidad divina, y era el Alma (psiquis – sentidos – espíritu inferior) el gobernante que instaba a los Deseos y la idolatría de los demonios. En efecto, en el Libro de los Muertos del budismo se describe el paso por la muerte como una constante batalla con las esferas demoníacas. Esto explica aquello que leemos en los textos rabínicos: que solo los Santos dormían el ‘sueño de la espera’ y el resto caía a los abismos (Rueda del Eterno Retorno) o eran consumidos por los demonios. Esto se revoluciona en los Tres Días del Salto Crístico: la apertura del Reino Celeste; el Plan de Inmortalidad (Glorias) (Muchas Instancias del Padre); la muerte ya no como un dominio oscuro sino cuan cosecha de la propia siembra; la vida continua ya no ligada por ley al retorno a la misma Carnalidad o al mismo Mundo, o a la misma Franja de Tiempo; la vida consciente después de la muerte carnal… es lo que se conoce como Ley de Resurrección. Pero el Salto Crístico conduce aún más lejos y más arriba: revela la existencia de una meta divina definitoria…el Padre. Dicho al modo de Lao Tse: el Tao manifiesto muestra y conduce al Eterno Tao. Un Padre que, declara el Cristo, ES ESPÍRITU. Y aquí se produce la conjunción entre el Hombre y Su Creador: El Espíritu que vive al Hombre es parte del Cuerpo Divino Original…que es ESPÍRITU. Es decir, el Salto Crístico Conduce el Espíritu del Hombre al Encuentro con el Espíritu que le dio Vida a partir de Sí Mismo. Esto entiende el Cristo cuando señala: ‘nadie llegará al Padre si no es Por Mí’. En la sentencia Crística que dice: ‘nadie que me tenga como a su Salvador tendrá muerte, ni pasará por la muerte’ se está resumiendo el efecto del Salto acaecido en los Tres Días.
El Camino Espiritual es la vida, la conciencia propia y el saber superior alcanzado por el propio Espíritu. A esto llamamos SABIDURIA. No ‘saber’ o ‘conocer’, no ‘estudiar’ o ‘alimento del intelecto’…sino vida Espiritual, ciencia de la Fe: Espíritu Santo. ‘Espíritu’ es el Padre – revela el Cristo- ‘Santo’ es aquel que pone por Obra de Vida y en forma Consciente la Voluntad del Espíritu que le vive, es decir: la Voluntad del Padre. Eso explica el Cristo cuando advierte: ‘vendrán muchos diciendo ‘Señor, en tu nombre hice esto y aquello…pero Yo les digo: ¡atrás hacedores de maldad! Porque nadie que no ponga por Obra el designio del Padre…entrará al Reino’. Es decir: nadie que no alcance al Espíritu Original y Creador (Padre) por medio de Su Espíritu podrá saber y entender el objetivo Santo que cumple su existencia. Este recorrido espiritual del Hombre es posible gracias al Salto Crístico, y la Humildad del (en el) Hombre debe reconocer en Cristo al Gobernante divino de este Salto que todo Ser Humano deberá recorrer para alcanzar la más alta meta que se abre para Si Mismo: La Santidad, es decir… la revelación de Sabiduría que eleva la Conciencia al nivel de su Primera Creación Original. A esto los sabios y santos antiguos llamaron: El Retorno.
La Religión castra este Camino Personal: uniforma la mente humana y entrega calificaciones malévolas al Ser Humano (pecador, culpa, miedo, castigo, infiernos, etc.) en modo de hacerlo depender de las formalidades rituales elaboradas por las castas sacerdotales de viejo cuño. Se auto-proclama ‘reino de dios en la tierra’ y ‘únicos representantes…’ e intentan el encierro de lo inmutable y eterno, Lo Absoluto, en un libro, en una estructura eclesiástica; y amenazan a sus esclavos de que afuera y al margen de estas cárceles solo hay perdición y castigo. Toda Religión inevitablemente es política, y debe establecer pies firmes en el mundo del dinero y las posesiones. Toda Religión debe controlar a miles de personas, y su medida es por cantidad y jamás por calidad y mucho menos por coherencia y verdad. Unas usan al Krisna, otras al Buda, y la que más al Cristo. Y otros a dioses supuestos, o profetas, o maestros divinizados políticamente, o espíritus menores, o alzan divinidades convenientes y bien condimentadas con el folklore, las costumbres, el paganismo y la idolatría de imágenes. Y son Religiones menores aquellas que en base a creencias que intentan salir y romper con lo tradicional conforman sectas enclaustradas en el secretismo que enajena al Hombre de su entorno y lo hace improductivo espiritualmente, pues no abren sendas universales, sino que cultivan esperanzas de ‘rescates’ e ‘iluminación’ que les pone a ellos mismos por encima del resto de los Humanos. Y no dejan de ser Religiones porque toda estructura humana que restringe la Vida Espiritual del Hombre y la somete a ordenamientos sociales y obligaciones rituales sin la debida Libertad que Dios nos ha dado por Gracia, es una Religión de este Mundo. Porque la Religión, siempre es de este Mundo para cosas de este Mundo.
El sacerdocio en las Religiones es siempre sinónimo de privilegio y de una libertad en lo moral que les eleva por encima de toda justicia común, dejándolos bajo jurisdicción del propio sistema eclesiástico. El sacerdocio en las Religiones es un Oficio del Mundo, una profesión bajo los epítetos del altruismo y el proclamado servicio al Hombre en nombre de Dios o de la divinidad.
El Camino Espiritual requiere religiosidad: en cuanto exige disciplina, constancia, perseverancia, discernimiento, ofrenda, sacrificio, humildad, entrega y…aceptación de la realidad que se abre ante la conciencia del Hombre. No hay un Camino Espiritual sin Fe, sin una creencia arraigada en Dios, sin la certeza de que el Espíritu que nos vive Es Dios en Uno Mismo. El Camino Espiritual no es político, no es cultura, no es social ni consiste en obtener algún oficio o poder que permita fama, logros mundanos o enaltecimiento del ego. Lo Espiritual no es ‘conocimiento’, ‘intelecto’, o ‘filosofía’: sí se obtiene Sapiencia y se facilita el conocimiento intelectual, y se puede lograr una ‘filosofía de vida’, pero estos son efectos y nunca causas, y son frutos que deben llegar en forma natural y jamás pretendiéndolos.
El Camino Espiritual personal debe partir siempre del Camino Espiritual universal YA recorrido y abierto, disponible y transitable; es decir: si Tres dioses han provocado Saltos Cuánticos que colocan al Hombre ante avances espirituales y macro cósmicos de gran altura y responsabilidad, mal podríamos pretender inventar una senda distinta y mejor que aquella; y sería estúpida soberbia aspirar a abrir por cuenta propia una vía que sea distinta e igualmente elevada. Y si el Cristo es el Dios que nos eleva más alto, y nos resuelve el fundamental tema de la muerte y nos garantiza Vida y Continuidad de la Vida, y nos gobierna en el andar del Espíritu en aras del Encuentro con el Espíritu que es el Origen (Padre), y nos va entregando Sabiduría – (santidad bajo la clave espiritual y no bajo cánones humanos)- y nos coloca a nosotros mismos ante la divinidad de Nuestro Ser…entonces ¿para qué tomar una huella pequeña y añeja si se nos ofrece una gran vía nueva y segura?.
El Camino Espiritual Crístico resume todo lo que el Plan de Creación ha instaurado desde los Inicios para que el Hombre recupere su divinidad. Y el Camino Espiritual Crístico inevitablemente pasa por la fase del Salto de Krisna : la lucha interior entre el Hombre Común que quiere impedir el surgimiento del Hombre de Virtud, la derrota del Ego y el triunfo del Yo Superior (el ‘Yo Soy’); y pasará por el Salto Búdico: la distinción entre potestades infernales y potestades celestiales, el vaciamiento de todo deseo y la derrota del alma oscura y la victoria del Alma de Luz, la vivencia primaria de la muerte y la lucha en Los Abismos; y entonces llegará al Salto Crístico: ‘estar pero No ser de este Mundo’ ‘ser Conducido por Cristo hasta la Madre Sabiduría…’ y de este modo alcanzar – ya preparados- la Alta Instancia del Padre… que es cuando el propio Espíritu llega a su Origen y hay certeza de la Voluntad y Obra Original que mueve la existencia y toda Vida en el Hombre. No necesito ‘creer’ en el Krisna, o saber de su obra y enseñanza…lo viviré inevitablemente en el Camino Espiritual…no la Religión que se rehace a este dios, sino su Salto Espiritual ya integrado en el Hombre. Lo mismo con el Buda. Son procesos intrínsecos que quizás yo no sepa cómo llamarles o a qué se deben…SON. ES. SUCEDE. ESTÁN… NOS VIVE.
De Cristo debemos asumir los Hechos de los Tres Días y tener conciencia del Salto que el Verbo provocó para nuestra elevación y salvación. Esto significa superar la tesis de la apostasía, que inculca la culpa por la muerte en la cruz… único ‘pago’ por los males que, según proclaman los apostatas, aún seguimos cometiendo en nuestra mácula indeleble de pecadores irremediables.
El Camino Espiritual obliga a romper con la idea y esquema que se tiene de Dios según la Religión.
Para la trascendencia espiritual de nada vale … si sabes o no sobre la vida extra-terrestre; o de si crees en los ángeles, o qué piensas de tal o cual santidad determinada; o de si prácticas tal modo de sanidad, o quizá qué ejercicio de yoga; o de si sabes algo de la Biblia o si leíste mucho o poco el ‘único texto sagrado’; o si vas a misa o si saltas en el culto; o si vas de puerta en puerta haciendo proselitismo para tu iglesia; o de si crees en los hermanos mayores de Venus, o si llenas tu tiempo en las bibliotecas o en discovery cannel; o si marchas detrás de la virgen de yeso o si bailas en La Tirana o debajo del cristo negro, o vas de rodillas hasta un santuario para recibir un favor; o pretendes ser ‘una buena persona’ o salir de noche a alimentar perritos abandonados, o de si luchas por la justicia social; o rezas tres rosarios al día según tu cofradía… de nada vale, ni nada de eso tendrá efecto en la resolución de tu vida después de la muerte…Si no pones por obra de vida la Voluntad del Padre- que ES Espíritu – el cual ha depositado en TU Espíritu la clave y razón de tu trascendencia.
Puedes creer lo que quieras, y puedes pensar que tienes todo el tiempo del mundo, y si quieres puedes hasta enojarte con Dios y echar la culpa de tus males al Cielo…puedes pactar con el demonio y andar de bruja en bruja…puedes fornicar a diestra y siniestra y asumir tu sexualidad como te dé la gana…puedes burlarte de la Fe y lanzar improperios a quién cree en Dios y se esmera por alcanzarlo. Puedes usar con respeto las herramientas de Sabiduría, o no usarlas y despreciarlas, o jugar con los instrumentos que el Cielo permite a los Hombres…También puedes andar por la vida omitiendo las aberraciones del cura de tu confianza, a pesar de estar acusado de abuso a menores, y justificar hasta la saciedad los horrores de un sacerdocio corrupto y de una estructura manchada de no pocos crímenes en contra de la Fe y del Cristo que se jactan representar en exclusivo…Puedes hacer lo que creas, y creer en lo que optes: es tu libertad. Pero ten en consideración que los frutos que obtendrás por el uso de esa libertad – y según tus opciones- será determinante para la vida que cosecharás luego de la muerte Carnal. Y porque es Ley de Vida que se tenga conciencia propia en la muerte y se obtenga existencia luego de culminado el ciclo de la Carne: todos sabremos exactamente, y sentiremos, y estaremos claros en qué erramos, y lo equivocado que pasamos por esta corta prueba de existencia; y tendremos sobre nosotros la consecuencia de nuestras elecciones, pensamientos y creencias. Tal nivel de `responsabilidad’ no era posible exigir ante un Hombre caído y carente de divinidad interior, sin posibilidad de unir la conciencia propia a la Conciencia que Es Dios: el Plan divino ejecutado primero por Krisna, luego por el Buda y potenciado a su punto determinante por el Cristo Dios permiten hoy que dicha ‘responsabilidad’ exista y sea un punto de quiebre que no discrimina, sino que se aplica a todos por igual. El resultado es lo distinto, de acuerdo al Camino Espiritual de la persona o a la inexistencia de éste…o a la negación…pero la Ley se aplica igual en todo caso y ante cada Ser. Sin duda, alcanzar tal nivel de responsabilidad coloca al Hombre a muy poca distancia de su Superioridad, y esto es una Bendición, pero la misma Ley que nos Agracia, nos condena: porque al ser Ley de Vida no tendrá en consideración los argumentos y justificaciones humanas que sirvieron para engañarme en la Carne y en el Mundo, pero que no existen ante la desnudez de la realidad espiritual y Macro. Puestos sobre la balanza de las Causas y sus Efectos: comprobamos que solo pesa lo que somos en Espíritu y en Índole; y si hemos fomentado y sembrado en Lo Espiritual y en la Índole que NOS vive, obtendremos frutos de Vida Superior; y si hemos perdido la existencia en asuntos banales, mundanos, temporales, de los sentidos, mentales y del ego…o peor aún: nos dedicamos a sepultar y encarcelar a nuestro Espíritu… obtendremos muerte en vida, una vida de muerte que rebaja al Ser y lo hunde en su propia Caída. Y no hablamos de ‘castigo de Dios’ sino de Ley de Vida que funciona al medir nuestra propia obra y siembra siempre según lo que Somos en Espíritu, y nunca según lo que vemos y creemos conocer en La Carne. ¡Conócete a Ti Mismo! es tomar propia conciencia de aquello Superior que NOS vive; ‘El Gobierno de Sí Mismo’ Es lograr la Conciencia de Dios en la conciencia propia. ‘Amarse a Sí Mismo’ es el amor por el propio Espíritu. ‘Amar a Dios’ es amar la unión espiritual alcanzada en Sí Mismo entre el espíritu que NOS vive y el Padre que ES ESPÍRITU. Eso es: ‘Amar como el Padre os Ama’.
El Camino Espiritual es la vivencia más profunda y real del Amor de Dios viviendo en Uno Mismo.
El Camino Espiritual es el Orden Personal que coloca al Espíritu cuan Gobernante del Alma, de la mente y del Cuerpo, y permite hacer lo justo en este Mundo. Esta Sabiduría requiere pasar por una ‘reprogramación’: Meditación, Oración, Retiros, Discernimiento, Ofrendas, Purificación, Pertenencia de Fe…Opciones…Luchas…Superación…Virtud… todo debe hallarse bajo sólida Conducción Espiritual. Nadie puede entrar en la Realidad Espiritual o Macro Cósmica sin la Conducción de una Fuerza divina bien determinada.
El Camino Crístico es el Camino Espiritual que eleva al Hombre desde su propio Espíritu hasta el Padre que Es Espíritu. Cristo es el Dios de los Hombres, y es éste Aquel que Conduce a todo quién Entrega- por Buena Voluntad – la vida de los sentidos y en la Carne, para Obtener la Vida que nunca más pasará por la muerte. El Camino Espiritual de Cristo tiene un Orden que ya se enuncia en Los Evangelios, y es Ley de Cristo que todo Compromiso Espiritual se Selle ante Su Presencia en el Nacer de Nuevo: el Bautismo por Agua y por Espíritu Santo. No existe el bautismo de (por; para) membrecía eclesiástica. Los Sellos y los Sacramentos son y han sido siempre un estado de coherencia espiritual fomentado y mejor consolidado en la práctica de la Fe. Esta Consagración, estas Personas Consagradas, es lo que Cristo llama ‘Los Suyos’. El Sacerdocio Nuevo de Cristo es aquel que une a todo varón y mujer a Su Dios Vivo: el Cristo de los Tres Días, el Cristo Salvador, el Cristo Victorioso, el Cristo Liberador. Todo quién se dispone a llegar al Padre que ES ESPÍRITU por el Camino Espiritual bajo la Conducción de Cristo Dios… es el Nuevo Sacerdote de Cristo. Un Sacerdocio que retoma la Línea Perpetua de Melquisedec: el Sacerdocio del Altísimo.
La Religión es la apostasía que confunde al creyente e impide que la Humanidad alcance el Gran Salto que estamos por vivir en este Tiempo de Tribulación. El Camino Espiritual Crístico es la senda cierta y expedita que eleva a la Persona hacia el Tiempo Nuevo de Paz que está por Descender.
Cristo es Dios. Nunca más se mostrará a los Hombres como un varón o una persona carnal, pues el propósito de Jesús ya fue y se cumplió. Cristo, el Verbo, el Alfa y la Omega, el Dios Hijo… del Padre que ES Espíritu Original… el Hijo predilecto de la Madre Sabiduría… que es el Espíritu Santo… se nos presenta hoy en su Potestad Divina, y vendrá sobre este Tiempo de Cambios en su Potestad Divina, y no en la Carne. A Cristo Dios llegamos aquí y ahora solamente por Espíritu, por Camino Espiritual, por Voluntad de (para) alcanzar al Padre Original… por aceptación gozosa de la Sabiduría del Santo Espíritu.
Nada es asunto de Religión: todo es cuestión de honestidad personal y disposición para ser Transformados en concordancia con el Espíritu que Nos vive… y que Es DIOS EN NOSOTROS.