El día jueves pasado en la mañana salí con mi amigo Mario Durán rumbo a Cobquecura, donde él nació y se crió. Viene de una familia grande (7 hermanos) que viven repartidos en distintas partes de Chile. Su mamá y dos hermanos aún viven en el pueblo. Supimos que la casa de su mamá, doña Apolonia Salgado (84), más conocida como la Sra. ‘Pola’, se había derrumbado con el terremoto. Mario quería ir a visitarla y constatar la magnitud de los daños de la casa para pronto empezar la reconstrucción.
Partimos a las 11:30. Lo primero que me llamó la atención, viajando por la carretera 5 sur era la cantidad de autos y camionetas cargados de cosas, que iban hacia el sur con carteles, banderas o el letrero «Fuerza Chile» en los parabrisas, incluso me tocó ver una camioneta con carga atrás y para taparla, a modo de toldo, una gran bandera chilena.
Primera parada, Punto Copec saliendo de Rancagua al sur. Muchos de los que había a esa hora comprando eran grupos que también viajaban. Vi jóvenes y una Van llena de gente que parecía una delegación. Justo cuando tocaba mi turno para pagar, empieza el temblor… nos hicieron salir (el boliche se podía venir abajo)… afuera, a los minutos de ocurrida la réplica, desde la Van se escucha la radio que anunciaba la alarma por alerta de tsunami desde la IV a la VIII regiones. Obviamente no había señal para celulares. Con un poco de miedo, seguimos viaje…
Continuaba viendo autos y camionetas cargadas con cosas, incluso una caravana de un grupo que defiende los derechos de la mujer, con sus carteles y todo. En algunas partes del camino había conos señalizadores, indicando algún desperfecto en el pavimento, nada importante.
En Curicó tuvimos un taco tremendo, esperamos como una hora para continuar. Luego paramos en San Javier para hacer las últimas compras y seguimos… fue realmente impresionante llegar a Cauquenes, muchos escombros, casas (de adobe) destruidas, tejas quebradas, polvo en las calles, el teatro de la plaza destruido, realmente conmovedor. Proporcionalmente, en una cuadra en que hay 20 casas, por lo menos 5 estaban con serios daños. Vimos patrullas de militares recorriendo las calles. Eran como las 17:30, hacía mucho calor. Había poca gente en las calles, no había ningún lugar a esa hora para comer algo, así es que seguimos…
…fue tan impactante y desolador el paisaje en Cauquenes, que se podría comparar a una ciudad atacada por un bombardeo selectivo, en que casi todo lo construido de adobe estaba dañado, excepto las construcciones de ladrillo, que son pocas. Ya habían empezado los trabajos de remoción de escombros.
…luego Quirihue, también con mucha destrucción, muchos escombros. A esa altura yo estaba muy impactado, no lograba asimilar lo que veía. Ese primer momento lo describiría como si todas las emociones se intensificaran, se potenciaran y se focalizaran en el pecho. Me sentí cargado, cargado con mucha pena y dolor por tanta devastación. También, junto con esta intensificación emocional, me sentía fuerte, alerta, despierto, reflexionando mientras viajábamos… ¡qué fragilidad!, si puede venir un soplido de Dios y todos ser disueltos!, ¡podría caer un meteoro y destruir continentes! ¿Cómo manejar este dolor del alma para gritar a viva voz que el Hombre está perdiendo una batalla, que la materia es una ilusión, que la verdadera Vida está en el Espíritu, y que nuestra única posibilidad es tomarnos de la Mano de Cristo y ser liberados de este yugo?
Llegamos a la casa donde estaba alojando la Sra. Pola. Ella no estaba bien, con sus 84 años había tenido un cuadro digestivo y fiebre durante esos días. Alojaba como a 15 kms. del pueblo donde una amiga. La llevamos al Consultorio… bajamos al pueblo, ella y Mario comentaban… cómo se habían caído casas que para ellos eran famosas… de familias que ellos conocían desde siempre… Mario saludó prácticamente a todo el pueblo. Yo sentí y percibí, frente a esta desgracia, que era difícil sentirse solo. Sentí también el cariño y la solidaridad de los vecinos hacia esta familia.
Lo primero que recuerdo de Cobquecura es una máquina removiendo escombros, casas de adobe destruidas, un grupo de jóvenes (hombres y mujeres) despejando parte de lo que quedó de una casa, con pala y carretilla. Eran de la Universidad de Humanismo Cristiano, alrededor de 50 voluntarios.
En el Consultorio la Sra. Pola fue atendida por un grupo de 3 estudiantes de medicina de la Universidad Católica, de último año. También había una estudiante de enfermería. Según me contaron, era parte de un proyecto que tiene un plazo de un año para llevarse a cabo: enviar equipos multidisciplinarios en salud, que se irán turnando por un cierto período de tiempo en ese lugar.
También fue atendida por el psicólogo del centro, quien luego relató que estaba intentando organizar y coordinar la gran cantidad de ayuda que había llegado. Organizando a los distintos grupos que llegaban, planificando y coordinando las actividades para realizar con la gente.
Esa tarde, no fue mucho más lo que vi en mi recorrido por el pueblo. Desde el primer momento me impresionó la cantidad de gente llegada de afuera, que estaba tratando de ayudar. Vi muchas veces camiones cargados con planchas de madera y con jóvenes de Un Techo Para Chile circulando.
Nos quedamos en un campamento, el más cercano al pueblo. Eran como en total 10 o 15 carpas en un predio facilitado para los “ayudantes”. Como es costumbre, nos esperaban con comida (mucha); había llegado mucha ayuda de comestibles. Les habían entregado un sistema de filtros para purificar el agua. Había además dos baños químicos y agua potable.
En la noche llegaba la gente del campamento para comer y dormir. En una conversación una mujer me cuenta que ocurrido el terremoto, todo el pueblo subió a los cerros, arrancando como podían, incluso a pie pelado. Unos en vehículos, pero la mayoría a pie. Cuando llegaron ahí donde estábamos, mirando siempre al mar, vieron que éste se partía en dos, se abrió el mar frente a ellos, formando quizás dos grandes olas… las que pudieron haber provocado los maremotos, especialmente hacia el sur. Por eso tal vez no hubo marejada en Cobquecura, siendo el epicentro del terremoto.
Me llamó mucho la atención que el sitio donde estaba la casa de la Sra. Pola permanecía abierto. Si bien había muchas cosas en la parte de atrás, no existía la preocupación de robo o saqueo. Nada de eso. Yo viví en Cobquecura la actitud contraria a lo que ocurrió en otras partes: aquí la gente se apoyaba entre todos, sentí la solidaridad y el cariño de todos los habitantes del pueblo. También, insisto, había mucha gente externa que llegaba (Grupo de Amigos de Cobquecura, un equipo de japoneses acompañando al alcalde, de la Fundación Para la Superación de la Pobreza, la Municipalidad de La Granja, de los que puedo recordar). También al campamento donde estábamos llegaba ayuda permanentemente, llegó un furgón del MINSAL para vacunar a los niños (hepatitis), otros traían ropa, leche, cloro.
De todos los niños que estaban en el campamento, no percibí a ninguno con secuelas evidentes e importantes post traumáticas. Incluso una noche se juntó un grupo de gente alrededor de un fuego a conversar y los niños se divertían haciendo sketchs, contando chistes, hacían bromas sobre el tsunami y el terremoto.
También estuve cuando le entregaron la mediagua a la Sra. Pola. El mismo día en que llegamos se estaban instalando los materiales para construir 60 mediaguas en el mismo terreno del campamento, cerro arriba. Había como 50 jóvenes dedicados todo el día a construir. Ya el sábado la Sra. Pola tenía su ‘casita’. Ella muy emocionada la recibió junto al cariño de la ‘cuadrilla’ que participó en su construcción. Los jóvenes le hicieron una entradita de piedra, plantaron unos árboles y le fabricaron e instalaron el número 7, indicando su ubicación. Hasta ese momento era la única mediagua que tenía esos arreglos y ventajas ornamentales.
… Y así muchos, cientos de personas unidas en pos de los efectos causados por el terremoto con epicentro en Cobquecura, muchos entregados al amor por el más necesitado y sufriente, todos trabajando en una unidad inigualable… más ¿Cuándo trabajará el hombre y se entregará y amará así a Dios? Noble es trabajar por los efectos, noble es compartir tiempo y esfuerzo para el alivio de otros… más Sabio es develar las causas, Sabio es cuestionarse que mensaje trae el remecimiento de los cimientos donde hemos fundamentado la vida.
Hno. Juan Francisco Barros Consagrado bajo la Ley de JesusCristo