Somos un Cuerpo de Bautizados Consagrados bajo la Ley de JesúsCristo. Somos bautizados porque hemos sellado nuestra Nueva Vida colocando lo que somos en armonía con el Espíritu que nos vive, para llegar a conocer la Voluntad que Padre Celestial. Para esto hemos aceptado, primero, morir al pasado optando por el Llamado que el Dios Vivo nos ha hecho en este Tiempo de Vísperas de su Segunda Venida. Somos un Cuerpo porque desde nuestro bautismo somos Uno con Cristo, es decir, espiritualmente somos Uno en el Cuerpo de Cristo.
En esta forma de comunidad mística nos consagramos mediante la Meditación y la Oración, primero personal y luego colectiva. Siendo esta la esencia y la función del Cuerpo: aunar las vivencias personales de cada miembro en aras de la construcción comunitaria. Es en esta instancia donde Cristo nos promete su mayor Manifestación, dirigida para Los Suyos.
Lo que sustenta nuestra opción de Consagración- y ha revolucionado nuestras vidas- es el Hecho de la Salvación y Redención que Cristo nos ha dado por Gracia en los Tres Días de Su Victoria. Hemos vivido en nuestro Bautismo que por Gracia somos Salvos y Redimidos del Pecado Original, y quienahora tiene el poder de redención sobre el pecado es Cristo, y no es el pecado una mácula, sino es Cristo quién nos libera de este mal; Cristo venció, cuan Dios que Es, al demonio, y cerró los Abismos del retorno (antigua ley de reencarnación) y selló la Resurrección cuan Ley de Vida, abriendo de este modo los Cielos y sus Moradas Celestes para todo Hombre, siendo así solo Su Juicio el que reina a la hora de nuestra muerte carnal.
LA GRACIA
Hemos querido plantear este tema, en esta presentación, porque se haya a la base de nuestro Camino de Consagración.
Cuando decimos que somos Seres Cristicos, que hemos optado por Cristo y seguimos lo que Él nos muestra y revela, también afirmamos que hemos aceptado la Gracia que nos permite ése piso idóneo para caminar hacia El Padre.
Sabemos que para algunos creyentes el planteamiento de nuestra meta, ‘alcanzar la Voluntad del Padre en la perfección espiritual’ suena soberbio e incluso una locura. En el reconocimiento de La Gracia se haya el sustento de esta proyección tan maravillosamente ‘ambiciosa’.
La Gracia es una dadiva de Dios que se ofrece al Hombre sin que éste lo merezca por méritos. La Salvación que Cristo ejecutó en los Hechos ocurridos en los Tres Días después de su muerte, en Jesús, representan la manifestación de esta Gracia, pues sin que la humanidad hiciese algo especial obtuvo la liberación del pecado: es Cristo quién venció la mácula del Pecado.
La Gracia es la expresión máxima de Amor y Misericordia de Dios. La Gracia se concede y vive independiente de la conciencia del Hombre sobre ésta, y su objetivo esta inserto en el Plan de Salvación, mas al aceptar esta Gracia tal cual es, una Ley de Vida, nos coloca en el piso que nos permite alcanzar la causa profunda y real de nuestro existir: La Voluntad Superior del Padre que nos Vive en el Espíritu.
Todos estamos bajo La Gracia, y como bautizados hemos aceptado y reconocido esta bendición como la primera forma de alcanzar a vivir bajo la Ley de JesúsCristo.
Negar esta Gracia de Dios es afirmar que por la Salvación aún debemos trabajar y lograrla cuan seres caídos, y eso es negar el objeto de la Venida de Cristo en Jesús. Por la Gracia somos Salvos, y si ya somos somos Salvos sí debemos trabajar por la perfección espiritual y descubrir la Voluntad del Padre que vive en nosotros. Se nos concede La Gracia para alcanzar al Padre, y nadie puede llegar al Padre si no es Por Cristo.
Aspectos de la Gracia según nuestra experiencia
• LA Gracia nos salva del pecado, es decir, de la Caída y Trasgresión inicial, la que queda eliminada como mácula; La Gracia nos redime del pecado al aceptar nosotros, en Conciencia, su condición de Salvación.
• La Gracia, el Arrepentimiento y el Perdón nos alzan en las imperfecciones humanas y nos redimen en las caídas en este Mundo…siempre que no cometamos apostasía o hagamos alianza con el Mal.
• Por La Gracia dejamos de depender exclusivamente de lo humano, y podemos elegir en la dualidad entre la materia y lo espiritual, y podemos discernir el error real y la imperfección natural, y tenemos la visión de la debilidad en la dependencia y la fortaleza en la Pertenencia a Dios.
• La Gracia nos coloca en condiciones de vencer lo imperfecto de nuestra naturaleza por medio de la Sabiduría del Espíritu Santo, y nos entrega armas de santidad en la Oración, Meditación y por la Ley de Consagración.
• La Gracia nos salva, eleva, y nos protege. Pero no nos hace dioses humanos, sino que nos coloca la base para que caminemos hacia la santidad estando en este Mundo, y logremos la deidad en el Espíritu y desde el Espíritu una vez que lleguemos a la Morada Celeste. Y en esa lucha, en éste combate, el Mal está presente, ya no dentro ( de donde es expulsado) sino que afuera, en el Mundo; desde lo mundano nos incentiva a volver al pecado por medio de las debilidades de nuestra naturaleza, pero podemos superar estas condiciones; nos provoca los instintos, lo institivo y los deseos… pero podemos domar esto y vencerlo por medio de la Meditación, los Retiros y la Obediencia; nos infiltra por los estados latentes (aspectos ocultos de la psquis), pero tenemos herramientas para depurar esos estados oscuros.
• Cuando un Ser en La Gracia es posesionado por el demonio, el ser CAE de La Gracia, y La Gracia se pierde. Si el Ser comete errores NO CAE de La Gracia, y si se Arrepiente retoma el nivel de Gracia que le es menester.
• bajo La Gracia y en la Consagración el Mal NUNCA entrará SIN AUTORIZACIÓN y en Contra de la Voluntad del Ser: si hay posesión hay aceptación. Si hay aceptación, hay negación. Si hay negación…todo ha caído…para siempre.
Protegerás la vida.
«Protegerás la vida y la defenderás: primero, la de los Hombres, en cualquier lugar y en toda circunstancia, incluso la de los malos y de tus enemigos; sobre todo la de los inocentes y los perseguidos. Luego, la vida de los animales: la protegerás en su debido ambiente, para que no sean arrancados de su naturaleza, según su estirpe y necesidad; también la vida de plantas, montañas, aguas, bosques, mares, minerales: en modo que todo lo creado mantenga su armonía y la tierra sea y se desarrolle como Dios la perfeccionó para el hombre de hoy». (Libro de la Ley – Mandamientos-)
La vida es lo que no se altera, la vida es la manifestación del Padre; si negamos la vida nos negamos a nosotros mismos y al amor de nuestro Padre Celestial.
Definir que la vida es esencialmente Dios, manifestándose en el Verbo, es acción en nuestras vidas y esto nos ayuda a seguir una secuencia de acciones coherentes a las enseñanzas del Reino Trino. Debemos entender que cualquier Hombre, de cualquier raza e ideología, que haya hecho maldad… de igual forma tiene derecho a la vida.
Cualquier daño a la vida es una aberración contra la voluntad de Dios; se debe salvaguardar la vida de nuestros supuestos enemigos, aunque si para un Consagrado en Cristo no hay Hombre que sea ‘su enemigo’. Pues Dios es vida que habita dentro de nosotros, y eso significa que nos es permitido habitar en Él.
¿Hemos elevado nuestra visión sobre la vida de nuestro prójimo…la de los malos e incluso de los supuestos enemigos… desde la perspectiva que somos hijos de un mismo Padre y que tenemos un Espíritu que nos une en Pertenencia? El mundo bajo la visión de Caín nos enseña a discriminar y diferenciar para destruir y matar: hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos… en guerras, en luchas fraticidas, en causas hipoteticamente ‘justas’; sin embargo, el Padre de la Vida nos enseña y nos dice: ‘elige la vida’.
Proteger la vida es lograr darse cuenta que podemos, de acuerdo a la coherencia que se nos pide como consagrados, observar en lo cotidiano todo acto de muerte (robo, usura, fraude, violencia, omisión y complicidad) que obliga a ser de alguna forma parte del mal y la maldad, y entonces, ante eso, debe surguir de inmediato el compromiso del consagrado: hablar, exponer, no callar y actuar desde la autoridad de nuestro sacerdocio y exponer que La Vida y no la muerte, la honestidad y no el delinquir, que La Paz y no la violencia es la semilla que nos hará libres y mejores personas, y que es el Verbo Dios, el Cristo Vivo quién nos transforma en Vida. Porque si nosotros damos Testimonio de Cristo, entonces Él dará Testimonio por nosotros.
Cuerpo de Consagrados Quinta Cordillera: San Felipe, Los Andes, Putaendo.