Pecado, error y coherencia espiritual

-Nuestra posición sobre hechos de abusos sexuales a menores, y otros pecados,  en (de)  las instituciones religiosas-

No creemos, porque constatamos, que esta realidad nefasta y degradante sea exclusiva practica y costumbre de una institución solamente: más bien suele ser una constante que se produce en muchas religiones,  sobre todo debido al abuso del poder,  y en aras de una autoridad que tiende a considerar  infalible al ‘pastor’ o sacerdote, y por ende digno de toda confianza.

Hay muchos casos entre iglesias cristianas no-católicas; hubo una severa investigación sobre abusos sexuales años atrás en la iglesia mormona; existe, como parte del mapa abusivo, discriminación y esclavitud que afecta a la mujer y justifica matrimonios forzados y acordados, e incluso castración, en no pocas religiones del mundo. La geografía del abuso, de la discriminación, de prácticas esclavistas, de justificación de muertes y torturas…siguiendo creencias religiosas varias y diferentes… como la constitución de la poligamia e incluso de la violación de niñas que son colocadas cuan propiedad al servicio del ‘profeta’ o ‘líder’… nos obligan a intentar llegar al fondo de una contradicción majadera que conforma una paradoja inexplicable: aquello terrible, inmoral, injusto y demoníaco que se hace y se práctica en el nombre de Dios.

La guerra es una afrenta a Dios, y sin embargo se bendicen las armas y las tropas marchan a matar y ser muertos después de un ritual religioso. En el nombre de Dios se han realizado las atrocidades más espeluznantes de las que el Hombre deba avergonzarse. Y sin embargo las mismas instituciones y orgánicas que otrora causaron tales monstruosidades, ahora callan, omiten y se alzan tergiversando y ocultando la propia historia. Esta inmoralidad es costumbre: y tal inercia es la corriente que también conduce a esconder por años los abusos sexuales, convirtiendo esta realidad en parte del mundo oscuro interno del pecado.

No conocemos una historia crítica, honesta, de arrepentimiento y de perdón, que una religión con peso en los hechos concretos de este mundo haya expuesto para corregir errores y desnudar pecados y restaurar su propia fe e imagen. Todas ocultan, interpretan en manera mañosa y relativa, y omiten juicios que les afecte. Pueden reconocer que tal o cual hecho, aplicación, realidad específica fue un error…pero nunca se hallará un análisis de las causas, y menos un diagnóstico de cuánto de los efectos aún se hayan presente y están activos en el cuerpo orgánico de la institucionalidad. En general las religiones institucionales tradicionales son entes políticos avezados, duchos y émulos aventajados de Maquiavelo.  Reconocerán un pecado para evitar y omitir los otros males que siguen vigentes en el sótano de las iglesias’

Creemos que este tema, como cualquier asunto, debe colocarse siempre bajo el cristal de la Ley y Enseñanza original que dio motivo y sustento a la creencia y fe que se actúa y práctica. Si es el Buda el origen: confrontemos los hechos, la historia y la coherencia de quienes lo siguen con la Enseñanza y ley del Buda. Si es a Krisna…o si es Mahoma. Y si es Cristo en Jesús: ¿dónde podría ensamblar el abuso  sexual a niños y niñas con la advertencia expresa de Cristo sobre los escándalos que tienen como centro a los niños, sentenciando que todo abuso a los infantes es un daño que se hace al Cristo mismo?; ¿Dónde y cómo podríamos hacer cuadrar la historia de guerra, de inquisición, de bendiciones a las armas y cultos previos a matanzas y conflagraciones…en el nombre de un Cristo que impuso la Paz como principio de vida, y el amor cuan sustento de sociedad y mancomunidad? ¿Cómo justificar la avaricia de los estamentos financieros del mundo ‘cristiano’, y la adoración al lujo, al dinero y la ostentación que se opone a la humildad de un Cristo que puso en guardia a los Suyos sobre el reino del dinero y las actitudes hipócritas de los ricos fariseos?

No hacemos sino leer los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles para hallar allí el ‘programa’ de vida y de coherencia que todo quién se diga ‘cristiano’ debe seguir sin medias tintas ni resquicios  interpretativos.

Nuestra postura es la misma que Cristo en Jesús nos dejó en sus Enseñanzas. Y aquello que es pecado, es pecado, y si hay pecado debe haber arrepentimiento de fondo, causal, y perdón radical. Reconocer que hay pecado, y establecer reglas jurídicas y normativas para disminuir el mal puede ser una medida institucional correcta en un ente del Mundo, pero en quienes se dicen ‘espirituales’ y portadores de una verdad divina…es un artilugio para engañar incautos y mantener así la clientela cautiva que les da sostén masivo y no-pensante.

Que una institución religiosa, grande o pequeña, tradicional o moderna, cristiana o musulmana, piense, actúe, viva y avance como un partido político, inmerso en la lógica del Juego de Poder, favoreciendo siempre su enjertación y validez política en la sociedad… es una opción. El Mundo ya asume que las religiones grandes y tradicionales cumplen un rol en los equilibrios político-sociales de un país, y en esta lógica no hay observación crítica alguna para la riqueza y la ostentación, o  la participación en las altas finanzas, o a la existencia bancaria de las instituciones religiosas, o a su calidad militante y contingente… Y ante conflictos sociales, el universo político llama a terreno a la representación religiosa cuan árbitro y juez… Pero para ser coherentes con esta realidad y elección asumida por las religiones éstas debieran renunciar a Dios, dejar a Cristo o a Mahoma en su lugar santo, y abandonar todo aire de santidad, de moralidad y pulcritud y sincerar su calidad política y secular.

Es esta conjunción de política y religión lo que ha culminado, siempre, ya en tiempos antiguos, en abusos, degradación e infamia. Dios no es de este Mundo, y debe mantenerse la fe,  y  la congruencia de la fe,  al margen de toda confluencia nociva que contradiga los principios de la paz, del amor y de la justicia que todo Ser debe cultivar en Sí Mismo y con (para) su Prójimo.

El Camino Espiritual Crístico es la aplicación coherente de la Ley de Cristo en la vida del creyente que se consagra a la aplicación plena de la enseñanza de su Dios Vivo.

La religión y las iglesias, tal y cual se han concebido, no son necesariamente legítimos representantes de la coherencia Cristica. Por lo mismo es que el Nuevo Sacerdocio bajo la Ley de Cristo no propone alzar una iglesia, y rechaza las prácticas comunes de las religiones. Creemos en la capacidad de los Hombres para alcanzar por Camino Espiritual la Relación Personal con el Cristo Vivo; y estamos convencidos de que este Camino lleva directamente a la Sabiduría que el Padre Creador ha colocado como Su Voluntad en todo Hombre. Y creemos con amor y convicción de que La Madre Sabiduría del Espíritu Santo es un Poder real, espiritual y no del Mundo, ni para cosas mundanas, que autentifica el Sacerdocio de (en)  todo Hombre de Fe  y su Poder de Bondad y de Paz.

Este Camino del Espíritu no permite pecado alguno, ni pequeño, ni ínfimo, ni encubierto…porque en lo Espiritual y divino un pecado no es una imperfección o un error…sino que una negación de lo santo para favorecer lo oscuro de los deseos y de lo mundano… y una afrenta voluntaria (a) de lo santo;  una blasfemia al Espíritu Santo, y una desviación de la fe  hacia potestades que no son de Dios. La ruptura de sellos y sacramentos es un pecado. La traición a los votos de santidad y del sacerdocio es una condena. Nadie puede aseverar que un pecado es un error, y como todo error puede ser aceptado y corregido en forma ligera, porque es ‘humano’.  Pecado no es error. Error es error, y no es pecado. Imperfección no es pecado. Pecado es agresión y negación consciente y opcional de los principios de Dios; y es un gran pecado la tergiversación de Dios para someterlo a los dictados de la ambición del ego y del poder en el Mundo. Pecado es intentar encerrar al Dios absoluto en un solo libro, y colocar la inmensidad del Creador y de Cristo Dios bajo la exclusividad de una institución humana de corte mundana. Pecado es abusar de la inocencia de los niños y niñas movidos por deseos tenebrosos y reprimidos… fomentados bajo leyes de un celibato inventado por los mismos hombres y luego endosado a una ley inexistente  de Dios.

O enfrentamos los hechos bajo la coherencia espiritual, o definitivamente no estamos en la misma vereda de la fe. Podemos parecer iguales porque pronunciamos en apariencia al mismo Cristo en Jesús, pero estamos muy lejos y distantes porque hay sideral lejanía entre quienes usan a Dios para fines del mundo, y quienes tenemos a Dios por objetivo de vida más allá de este Mundo.

La coherencia aplicada de los Evangelios y Enseñanzas como la Ley de Dios para el Hombre de hoy, es lo que llamamos La Ley de Cristo.

Porque si Cristo es Dios, entonces lo de Cristo es Ley.

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