La longevidad del Hombre ha sido un tema de fascinación y constante investigación por el hombre de ciencia. Durante décadas el «Santo Grial» de los científicos ha sido encontrar la forma de retrasar el envejecimiento humano y se han llevado a cabo numerosas investigaciones en todo el mundo con ese objetivo.
En una reciente Conferencia en Londres (Mayo 2010), realizada para presentar los avances logrados en el campo de la lucha contra el envejecimiento, se reveló que se han identificado al menos diez mutaciones genéticas capaces de prolongar la vida de ratones en hasta un 50%, y que varias de ellas también están vinculadas a la longevidad en el ser humano. Algunas compañías farmacéuticas ya están explotando estos hallazgos tratando de encontrar blancos potenciales para nuevos «fármacos de la juventud».
La visión de algunos científicos es poder disponer de una píldora que tomaremos diariamente para postergar los efectos del envejecimiento, y que quizás se podrá empezar a usar cuando la persona cumpla 40 o 50 años. La clave –según ellos- para lograr este objetivo, es clasificar ahora a la vejez como una “enfermedad” que puede prevenirse. Todos envejecemos en distinto grado. Una persona puede tener 50 años y verse como de 40 años y viceversa. Por eso, los científicos saben que no se puede dar marcha atrás al envejecimiento, pero sí se lo puede retrasar. Por eso, se están intentando crear medicamentos capaces de explotar los factores genéticos vinculados a la longevidad que se han descubierto hasta el momento.
El Hombre vivirá largos años en el Milenio de Paz, pero ningún avance de la ciencia puede asegurar la presencia en ese Milenio, por tanto ojala el Hombre comprenda que la ciencia debe estar al servicio de él, en su plano de trascendencia, y no vivir para y por la ciencia, que al fin y al cabo es sólo de este Mundo, que también está en transformación y cambio.