La Salvación se vive en la Conciencia.

Fuera de la concepción global del por qué estamos en esta Tierra y cuál es el propósito que debemos cumplir en esta vida, sin conciencia del Plan de Dios y de la Gracia  no se puede abordar el tema de la “Salvación” en su verdad y profundidad.

Cristo es el Salvador y Redentor de una caída espiritual que obstaculizó el Plan Original del Padre para este Mundo, cuyo efecto originó que el Hombre quedara a expensas sólo de su alma y su cuerpo, debiendo pasar inexorablemente por la muerte. La sistemática repetición de estas condiciones de nuestro Dios, – que él nos salva, que él nos redime- parece ser la anestesia que adormece nuestras conciencias y no permite la comprensión cabal de lo que decimos. Sabemos además que ante temas difíciles –como parece ser la forma de hacer de Dios- es mejor aceptar los dogmas sin refutar, en tanto miles y miles de personas piensan lo mismo, creen lo mismo y un gran universo no puede estar tan equivocado.

Entre los significados de Redimir encontramos “Rescatar o sacar de esclavitud al cautivo mediante precio”; “Dicho de quien cancela su derecho o de quien consigue la liberación: Dejar libre algo hipotecado, empeñado o sujeto a otro gravamen”; “Librar de una obligación o extinguirla”; “Poner término a algún vejamen, dolor, penuria u otra adversidad o molestia”. Considerando estos significados invitamos a reflexionar para tomar conciencia de la profundidad espiritual de este acto de Redención de nuestro Dios.

¿Cuál era la esclavitud en que el Hombre estaba sometido? ¿De qué hemos sido liberados? ¿A qué dolor se pone fin?

La venida de Cristo en Jesús es parte del Plan de Salvación dispuesto para la recuperación de la calidad espiritual con que fuimos creados, la encarnación del Verbo y los hechos ejecutados en los tres días de su muerte nos liberan de una cárcel ESPIRITUAL, el dolor y la penuria obtenida como efecto de la caída y transgresión del Ser Adámico, Adanes y Evas que eran seres puros e inocentes, creados a imagen y semejanza del Creador y que ante el Plan del Mal sucumben y desobedecen, allí reconocemos el pecado original que se extiende como condición de vida –Antigua Vida- desde la caída hasta la Venida de Cristo en Jesús. Todo ser nacido en ese período constituye una Generación Espiritual, con condiciones comunes de desarrollo espiritual, donde lo más relevante era no poder acceder a los Cielos, a la inmortalidad, sujetos al eterno retorno a la carne (reencarnación) sin avance porque el Espíritu yacía encarcelado… y la muerte en poder del demonio.


JesúsCristo es quien nos libera de esa esclavitud y nos concede una nueva condición de vida. En los Tres Días de su muerte, en su potestad celestial desciende a los infiernos y quita el poder sobre la muerte que yacía en manos de Lucifer; toma el control de los Abismos; libera a los Santos que dormían en la muerte en espera del día de la Nueva Vida. Con esto, abre los Cielos para toda la humanidad, y desde entonces todos nosotros podemos obtener un tipo de inmortalidad.

Jesús era el vehículo, Cristo en Jesús no era solamente un maestro o profeta; él era, es y siempre ha sido El Verbo, el Ungido, el Hijo Amado del Padre Creador; por lo tanto, Cristo es y ha sido Dios, al igual que el Padre. Es decir, Jesús fue Dios Encarnado, El Cristo, y por eso solamente él podía ejecutar estos cambios de Tiempo y Condición.

Y con estos relevantes Hechos hemos sido liberados, salvos de una condición de opresión y dominio, con una Nueva Vida instaurada por Cristo, todos quienes hemos nacido entre la venida de Cristo en Jesús hasta hoy, hacemos parte de una Generación Espiritual distinta a la anterior, bajo una Nueva Ley de Vida que supera la antigua ley. Con esta claridad seguir insistiendo en la muerte como predominancia sobre la vida es desconocer la Resurrección de Cristo; continuar mostrando la salvación por la cruz, sosteniendo una culpabilidad que en nada sirve y nunca explicando que vencida la muerte por Cristo todos obtenemos vida por la Fe en Cristo, ha sido parte del error con que hemos crecido.

Todo ha sido explicado y enseñado desde una lógica humana, para intereses particulares de conducción y poder, pero sabemos que el enemigo no está en los Hombres, sino en Fuerzas inasibles que influencian a los Hombres desde Lo Invisible sin que las  hambrientas y deseosas Almas sepan a ciencia cierta cómo sucede la gestación de las ideas, de los actos y de los dogmas que han encubierto la verdad. Si aceptamos que el Mal tratará por siempre de tener su dominio sobre el Hombre y este mundo, comprenderemos por qué tanta tergiversación ha corrido bajo nuestros pies. El enemigo es poderoso, por eso sólo Cristo podía liberarnos de la condición en que la caída inicial nos dejó. Desde CristoJesús tenemos la Salvación de nuestra parte… eso es La Gracia… Debemos aceptar que Cristo ejecutó para nosotros, cuan hecho Universal “La Salvación” que nos deja el camino abierto para recuperar la condición original, y eso significa que no basta con creer sino que nos obliga a un salto de conciencia, para optar por esta nueva condición que aún no alcanzamos.

Las diferentes corrientes religiosas institucionales han hecho creer que tienen la potestad de la salvación del que cree y hace parte de sus filas. Y nos hemos acostumbrado a contentarnos con que la pertenencia a una determinada religión es el factor que nos protege y nos asegura la salvación, pero lo de Dios, el Hombre debe entenderlo desde el Espíritu, para cosas espirituales y ordenar su vida concreta en base a lo espiritual.

La Consagración es un camino espiritual cuan medio para elevar nuestro nivel de conciencia, lo que permite la opción que resuelve y sanciona asuntos esenciales de la Vida para superar la muerte. La Consagración proporciona herramientas vitales para liberarnos de toda influencia que distorsiona nuestro pensamiento, incrusta nuestros sentimientos y nos hace vivir en la falsa certeza de que lo concreto de este mundo es lo trascendente y lo importante. Diferentes armas, métodos y disciplinas son dispuestos para formación y aprendizaje. El objetivo: establecer la Relación Personal con el Cristo Dios que nos guía hasta el Padre, de donde provenimos. Este camino nos compromete, nos insta a la responsabilidad y abre ante nosotros la vía hacia la Conciencia. Cristo es conductor de planes espirituales, es ejecutor de Juicios espirituales, es liberador de condiciones espirituales… y sólo por él se llega al Padre, de este modo la promesa de Vida Eterna no es inalcanzable… es real y el Hombre de Fe la puede lograr haciendo de su existencia carnal, aquí y ahora, una Siembra para Cosechar Vida. Todo el resto es pérdida de tiempo precioso que lamentablemente comprobaremos al culmine de esta existencia.

Nuestra labor Sacerdotal y de real servicio a Cristo es difundir Su Doctrina, Su Ley, Sus Mandamientos para iluminar la conciencia de los Hombres, porque la Salvación se vive en la Conciencia.

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