Nuestra Fe reside y se desarrolla en Certezas:
1.- la Certeza de que Cristo es el Verbo de Dios Creador, y es el Cristo Dios, el mayor de los Elohim, el Dios de los Hombres y de loa Ángeles.
2) la Certeza que Cristo encarnó en Jesús para el cumplimiento del Plan de Salvación.
3) Certeza en el Plan de Salvación que rescata al Hombre caído de la Gracia de Dios.
4) La Certeza con respecto a que la Caída y Transgresión no fue un hecho único (el acto sexual entre varón y mujer, por ejemplo) sino un conjunto de actos contrarios a la Voluntad y Mandato de Dios que los primeros Hombres acometieron en un tiempo prolongado, y no en un acto único en tiempo breve. Y que la idea de que habría sido el acto de unión entre Adán y Eva el motivo de la caída es contrario al Mandato de Dios que al crear a los Primeros Hombres les ordena unirse y multiplicarse, y por lo mismo no es coherente como ‘razón de la caída’.
5) La Certeza que la rebelión de los adanes colocados sobre este mundo, hasta el crimen de Caín, dejó a esta primera generación en condiciones espirituales que los alejaba de Dios, y por ende bajo dominio del pecado;
6) La Certeza plena de que Cristo encarnó en Jesús para saldar la deuda del Hombre caído debido a que el Hombre no se salvaría a sí mismo, y que de recibir real castigo de Dios sería disuelto y el Mal habría vencido en su pesada intervención por corromper y perder al Hombre.
7) Certeza absoluta que La Salvación primero salda, paga, la deuda que genera pecado mediante los 12 días de martirio de Jesús y su muerte carnal, física, en el instrumento de tortura del poder del Mundo (Roma en su tiempo) que era la cruz.
8) Certeza de que una vez pagada la deuda con los Hechos de los 12 días y la muerte en el madero de tortura, Cristo procede al mayor combate liberador de este Plan de Salvación: en Tres Días el Verbo de Dios, el Elohim mayor, el Cristo Vivo, ya no cuan varón humano, sino en su potestad y fuerza divina, desciende a los Abismos y derrota a las fuerzas luciferinas que se habían apoderado del corazón del mundo, y dominaban el ‘paso por la muerte’, y encarcelaban las Almas de los Hombres, y por lo mismo no había esperanza alguna de liberarse de los poderes oscuros reinantes; los Cielos y los ascensos a planos Celestiales o superiores de vida yacían bloqueados, cerrados, debido a que el espíritu de Dios se había apartado de los Hombres rebeldes; y los Hombres buenos al morir dormían ‘el sueño de la espera’ en aguardo del Hecho de Salvación que abriría los Cielos para ellos y ellas.
9) Certeza y alegría ante la Gran Victoria de Cristo y Los Suyos que expulsó al poder infernal de los umbrales de la muerte, y además procedió a cerrar los Abismos; y desde aquel Hecho de los Tres Días los Cielos fueron abiertos y los santos y santas dormidos en espera entraron glorioso a las altas instancias Celestiales.
10) Certeza y emoción ante la Justicia de Nuestro Dios Vivo que toma cuerpo y presencia para presentarse ante María Magdalena, posteriormente ante sus Apóstoles, y además visitar sus otros ‘rediles’ que lo esperaban cuan Redentor y Salvador.
11) Certeza y confianza en que ese Hecho de Resurrección es, desde Cristo, ‘Ley de Vida’, y por ende es condición para todo varón y mujer de este mundo desde ese día magnifico.
12) Certeza en la claridad que ‘Resurrección’ no es ‘resucitación’ y que tal palabra no se condice con la realidad de la Ley de Vida de la Resurrección; ya que ésta asegura que al fallecer el cuerpo carnal el Hombre tomará Cuerpo Espiritual, y el tipo de Gloria que obtendrá dicho Cuerpo Espiritual dependerá de la Siembra de Vida de cada persona en esta existencia (cosecharás lo que siembres- por los frutos que des serás reconocido).
13) Certeza que al retornar Cristo a su Reino – de donde descendió y encarnó para salvar al Hombre por Gracia (no por mérito de los Hombres)- deja al Ser de este mundo con Dos Poderes de Salvación: la restauración del Espíritu de Dios en el Hombre; el Poder de Magisterio y Sabiduría del Espíritu Santo para los Hombres de Fe.
14) Certeza que desde estos Hechos de Salvación los Hombres NO nacemos en pecado, pero sí nos HACEMOS al pecado en nuestro caminar por la vida; y que Cristo es más que el pecado, y por Obediencia y Coherencia de Fe en Cristo el pecado sí puede ser vencido, pues de no ser así: Cristo no habría venido, ni seríamos salvos y todo estaría perdido.
15) La absoluta Certeza que hemos entrado en los Tiempos de Tribulación: y este Tiempo convulso y confuso… donde reina el relativismo y la apostasía; y la guerra se escucha y se vive aquí y allá sin detenerse; y el clima está revuelto; y el Cosmos depara grandes hechos y sumamente dolorosos; y en donde aquello que sucede en los cielos y en cada lugar del mundo hoy ‘todos lo pueden ver, y quién quiera los puede escuchar’… es el aviso evidente de la cercanía del Milenio de Paz que nos traerá la Segunda Venida de Cristo Dios, ya no cuan varón o encarnando en humano alguno, sino en la plenitud de su calidad divina;
16) Certeza y convicción que el Hombre de Fe tiene en los Evangelios, esencialmente en el Testimonio de Juan -el revelador-, y en modo muy particular en el Sermón del Monte, la plataforma, la base y la guía para orientar su Discipulado de Coherencia que lo libere de las creencias genéricas y falaces y lo conduzca a la urgente y necesaria relación con Cristo precisamente para obedecer a Nuestro Salvador en su enunciación estratégica de mayor importancia, a saber: ‘No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’… entrará en el reino de los cielos, sino aquel que hace la Voluntad de mi Padre que está en el Cielo. Por qué muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: nunca os conocí; ¡apartaos de mí, obradores de maldad! (Mateo 7 /21-23)
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No fomentamos la esperanza, ni la creencia relativa siempre llena de supersticiones e ideas humanas que auto engañan y extravían la Fe que Cristo nos enuncia y pide en su Palabra y Enseñanza.
Nuestra Certeza entiende, concibe, acepta el Plan de Salvación como el conjunto de Hechos guiados por Cristo que siguen plenamente vigentes, y que durarán hasta ese día esperado en que su Potestad Divina se manifieste y su Juicio abra las puertas del Milenio de Paz para los hombres y mujeres de Fe cuyas Obras de Vida sean el fiel designio y Voluntad del Padre.
Tal Certeza la hallamos y la vivimos, la fomentamos y la acrecentamos con Espíritu, con vida y práctica espiritual, con Oración, con Meditación, con comprensión de los Evangelios…pero sobre todo con la aplicación práctica y concreta de los Mandatos de Cristo aplicados a nuestra existencia.
La Fe de la Certeza nos induce a sembrar la semilla de la Fe Viva en otros creyentes, porque entendemos que la esencia de Cristo no se representa en el aislamiento que en forma muy egoísta solo pretende claridades para sí mismo o alimento del ego, porque:
«Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de una cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz. Por tanto, tengan cuidado de cómo oyen estas palabras; porque al que tiene y siembra, más le será dado; y al que no siembra no tendrá, y aun lo que cree que tiene se le quitará.» (Lucas 8/16-18)
– Congregación Evangelista Carismática –