La ‘humanización’ de Dios, hasta rebajarlo a una especie de ‘persona invisible’, un Ser con las mismas pasiones y opciones que sujetan la condición de la Carne, del Tiempo y la materia…no hacen sino alejar al Hombre de la fuente espiritual que mora en Sí Mismo, y que es el Medio por el cual la Voluntad de Dios se manifiesta.
Cuando Cristo afirma que ‘nadie ha visto al Padre sino quién proviene de su Reino’, es decir: Un Ser Divino… e insta correctivamente: ‘ustedes oren al Padre En Espíritu porque Él ES Espíritu’… nos coloca ante una realidad que preferimos ‘interpretar’ para por fin no permitir que el sentido humano de las cosas se nos escape y nos vuelva locos.
Todos los pasajes en donde Cristo en Jesús habla de Sí Mismo se presenta cuan dios encarnado en un ser humano, el Verbo del Padre venido al Hombre mediante una encarnación de hombre. Y nuevamente ésta sola idea de que Dios encarne en un varón, que se declara Hijo de Dios, nos bota entre los brazos de lo inasible, misterioso e inexplicable. Y cuando el humano es puesto ante realidades Macros que no logra esquematizar con la ilusión de manejar…simplemente no las ve, no las escucha, las niega, o las interpreta.
Las religiones son el producto humano que desentraña realidades que no son de este Mundo para transformarlas en resultados formales y rituales que conformen al Hombre en su pavor y temblor ante la existencia de Dios.
Al final, las religiones son una forma de hacer política usando la creencia y el miedo, la esperanza y necesidad de la gente sin Vida Espiritual.
Aquello que Buda y con fuerza Cristo en Jesús enseñan es que el Hombre debe valerse de su Fe para entender y poner por obra el designio del Creador que YA viene escrito en todo Ser Humano en Su Espíritu.
Dios está en ti. No busques fuera de ti…viaja hacia tu interior y hallarás al Reino. Y si desde la Quietud de tu Camino Interior vuelves a leer las aseveraciones de Cristo en Jesús… entonces comprobarás que la Verdad te hará libre.
Lo Espiritual debe vivirse, no entenderse, sino vivirse para comprender…desde un estado interno que trasciende el egoísta yo y el magro conocimiento de la mente. Porque si Cristo es Dios encarnado en Jesús, entonces todo lo dicho por Él debe ser vivido, comprendido y discernido con la mayor posibilidad de divinidad que cada uno logre en su Fe, en la Oración y en la Contemplación.
El Hombre es espiritual ANTES que carnal. Lo de Dios se halla en el Espíritu, no en la carne, no en el Mundo, no en la mente artificial. Y es el Espíritu que habita en el Hombre esa ‘iluminación’ que al despertar en Uno Mismo recibe y se conecta con el Espíritu de la Creación. Tal ‘Espíritu matriz’ o ‘madre’ ha sido llamado ‘Espíritu Santo’ debido a un resultado comprobado por el Hombre de Fe, a saber: que tal Espíritu Matriz conduce a la santidad, y santidad es ‘hacer y poner por obra la Voluntad del Padre Creador’. En otras palabras: el Ser que logra la unidad de Su Espíritu con el Espíritu Matriz (Paráclitos) inevitablemente Es y Hace aquello que Dios ha puesto cuan Voluntad…y es ‘santo’. No esa ‘santidad’ sancionada por milagros y conveniencias institucionales que los mismos Hombres designan y deciden. No. Santo es aquel Ser que desde Su Espíritu se une al Espíritu Santo y pone por obra la Voluntad del Padre en su persona.
Cristo advierte que muchos vendrán en su día alegando que en Su Nombre hicieron esto y aquello, pero los trata de ‘hacedores de maldad’ porque ‘solo quién ponga por Obra el designio del Padre podrá entrar al Reino’…un Reino ‘que no es de este Mundo’. No solo que no es de este planeta, sino que no pertenece a este Orden Mundano. De ahí entonces que no se pueda servir a dos reinos: al de Dios y al del dinero.
Se ha dicho y escrito que ‘Dios es Persona’. Esta aseveración fue leída como ‘Dios es un Hombre’. En realidad el concepto de ‘Persona’ en el campo de lo espiritual se entiende como ‘Un Ser con Conciencia de Sí Mismo y en grado de Optar por Discernimiento’. Y Dios Es Espíritu, nos enseña Cristo en Jesús, y los humanos rebajan la idea de un ‘espíritu’ a una cosa amorfa, sin inteligencia, como un fantasma. Nada más escolástico y pueril. La realidad es justamente lo contrario: la mayor Inteligencia y el insondable Discernimiento se encuentra en la Vida en donde no hay sujeción de materia y de Tiempo: en la existencia del Reino de Dios. Y el Reino de Dios es ESPIRITU. Pero el humano no puede concebir ‘Espíritu’ sin materia, sin Sentidos y sin medida del Tiempo. Y en su soberbia cree que ‘inteligencia’ es solo la que éste posee.
Dios Es Persona porque es un Ser Consciente de Sí y en Poder del Discernimiento Supremo para Crear. Pero no es persona humana, ni extra-terrestre, ni nada ligado a la materia y al Espacio- Tiempo. Ya esta idea nos desestructura. Los religiosos seguramente sentirán que el vacío se hace a sus pies.
Debemos asumir una realidad con la cual debemos convivir, y hacer nuestra: que Dios creó Espíritus a semejanza de Su Persona. Es decir: la semejanza nuestra con Dios es El Espíritu. No la apariencia o las formas. Y que en cada Espíritu creado hay un génesis propio destinado a convertirse en dios. Es decir: Dios crea dioses…y nuestra divinidad intrínseca se halla en nuestro Espíritu.
Lo Carnal, los Sentidos, la materialidad es pasajera, como el Tiempo en que nos movemos es una ilusión…no existe en realidad… La muerte entonces no puede ser una culminación fatal sino una continuidad de Vida de acuerdo a la predominancia o Gobierno del Espíritu. A más Espiritualidad… mayor calidad de Vida posterior, porque el Espíritu nunca muere, y es eterno.
El rol del Alma hace parte de la calidad de Persona que Dios ha determinado para nuestra Índole Adámica. Porque hay ‘otras creaciones’. Pero los Hombres pertenecemos a una semilla original conocida como ‘Género o Estirpe Adámica’.
El Alma no es el Espíritu. El Alma es substancia espiritual menor. Es el ‘espíritu’ que da al Hombre SENTIDO de su existencia. Se representa al Alma con el elemento ‘Agua’. Y se reconoce al Espíritu con el elemento ‘Fuego’. Cristo explica a Nicodemo que deberá ‘nacer de nuevo: por Agua y por Fuego’. Se ha simbolizado en el Bautismo el sello de Agua con la inmersión, y el sello de Fuego con Imposición de Manos de parte de un alto sacerdote. Pero en términos Espirituales el propósito que Dios nos impele a cumplir es La Conciencia del Alma que poseemos para Divinizarla al unir a ésta con la plena Conciencia de nuestro Espíritu. Cuando Alma y Espíritu son claramente Discernidos (Conciencia) y ASUMIDOS (Obediencia) entonces se produce aquello que los místicos llamaron…Las Nupcias.
El ‘Matrimonio Perfecto’ de los gnósticos y santos ascetas, o las Nupcias Eternas, es puesta ante Nicodemo, por CristoJesús, como un ‘nacer de nuevo por Agua y por Fuego’.
El Alma entrega al Hombre un Sentido de la existencia que solo los dioses poseen. Pero el Alma fue calificada por algunos sectarios como ‘la ramera’, y concluyeron que debían reprimirla, y castigar los efectos de su acción en el Ser Humano. El concepto de ‘pecado’ se halla ligado estrechamente al Alma y las consecuencias que provocan en el Hombre de este Mundo. Dicho de otro modo: si no hubiese ‘Alma’ no habrían Sentidos, y sin éstos no habría pecado. Resolución básica entonces…reprimir, eliminar, negar y castigar lo del Alma y sofocar los Sentidos. ¡Si esto es ‘inteligencia’…!
El Alma, que los griegos llamaron ‘Psiquis’, es permeable a los incentivos externos, del Mundo de las sensaciones, y suele sufrir golpes emocionales incluso si el Ser aún se hallare en el vientre de su madre. Tal receptividad la convierte en muchos casos en aquel espacio oscuro y traumático que confundimos con el infierno. La ‘solución’ no está en tratar de remediar los efectos, y menos negar y reprimir al Alma…sino pasa toda resolución por ELEVAR el Alma a su posición original y a su rol imprescindible. Y esto lo alcanza solamente El Espíritu. Porque cuando el Ser logra llegar a Su Espíritu sucede que los Males incrustados en el Alma lucharán por prevalecer, y el Fuego del Espíritu quemará lo impuro del Alma para volverla a su estado de inocencia original. Entonces sucede que Alma pura y Espíritu fuerte se amalgaman en un SOLO SER… en Nupcias… y el Hombre alcanza el más alto nivel de su Estirpe Adámica. Y al morir el cuerpo de tal Ser Carnal nace y se proyecta un Ser Espiritual…como un dios. Tal Ser entrará al Reino…porque puso por obra la Voluntad del Padre. Porque ‘la obra del Padre’ es crear dioses. No otra.
‘Padre’ no es paternidad humana. En lo Espiritual se entiende por Patria, Origen, Padre, Inicio, Origen… al momento en que la Luz del Creador hizo la Luz en muchos espíritus semejantes a su esencia. Nuestro Espíritu es chispa de esa Luz Original. Somos Hijos de Dios POR ESPIRITU, no por carne o por humanidad.
Cuando observamos en forma crítica como se reduce a Dios a un libro, a una iglesia, a una costumbre, a creencias similar a supercherías y festividades mundanas… y se habla ‘con dios… como si éste fuese un Hombre común, poderoso tal vez, pero Hombre al fin y al cabo… Y se personaliza de una forma extraña la relación supuesta con Dios, que nos denuncia que ‘otras fuerzas’ están interviniendo… cuando hay violencia, guerras, muertes, juicios e injusticia… y esta hipotética divinidad ordena cosas que son demasiado humanas y predominantemente mundanas… entonces lo que decimos y criticamos no es la fe del Hombre, su religión mundana, sino denunciamos y elevamos nuestra advertencia ante quienes se prestan para perder y extraviar, encarcelar y esclavizar a su prójimo con mentiras, manipulaciones y propósitos que nunca conducen a Dios y su Reino, sino que rebajan al Hombre a su oscuridad e ignorancia espiritual.
Hacer como Cristo nos enseña, y aplicar lo que Cristo nos induce, significa que Los Cuatro Evangelios deben ser asumidos cuan Ley de Cristo para alcanzar la Voluntad del Padre y Recibir Espíritu Santo. Tenemos en el Sermón del Monte nuestra ‘regla moral’, la aplicación coherente de los preceptos de santidad básica. No ‘interpretamos’ las aseveraciones de Cristo Jesús al declararse Dios Hijo venido del Padre Creador. Y hacemos nuestras las Cartas de Pablo en Corintios, Hebreo y Romanos. Pero esto de nada nos serviría sin entrar en la QUIETUD del Espíritu para sostener Nuestro Encuentro Personal con Cristo. Y desde este Encuentro en el Espíritu nos disponemos a Vivir el Magisterio Santo del Paráclitos. Y de este resultados que aceptamos con Obediencia y alegría…hacemos la Voluntad del Padre que mora y vive en nosotros.
Si este Camino lo realizamos bajo tal o cual cultura religiosa, o creyendo en tal o cual mayordomía eclesiástica, o siguiendo ejemplos de santos y sabios… o solamente con Nuestra Fe puesta en Cristo cuan Verbo y Dios… eso no tiene importancia si al final llegamos a Nacer de Nuevo y nos Consagramos en la Voluntad de Dios.
Entonces sabremos que Dios no es un hombre, ni un ser similar a varón alguno, ni cabe en libros ni tiene mandatos para cosas mundanas. Dios es Dios. Y los Hombres tenemos una vía abierta para alcanzarlo: Cristo, el Verbo del Creador. Y posemos la llave: nuestro Espíritu. Y tenemos una misión: purificar y divinizar el Alma. Y tenemos una Obra: ser la Persona (en clave espiritual) que el Padre originalmente creó…para Su Plan de expansión de la Luz del Reino.