La crisis del papado católico

Una larga mentira que cae en pedazos… Y una gran Verdad que nos hace Libres

La crisis del papado católico, y la renuncia  del Papa actual debido a la debilidad de un mandatario que requiere de fuerzas para enfrentar el sin número de entramados internos que socavan su autoridad, y la desazón causada por las infinitas caídas del sacerdocio en la pedofilia y la mentira pública  nunca desmentida, no significa, ni mucho menos, la hecatombe de la fe: y no porque las religiones manifiesten su incongruencia e inmoralidad es Cristo quién sufre la derrota de los Hombres. Lo que es obra de los Hombres no es imputable a Dios, aún si sus fechorías las hagan en nombre de todos los santos.

La asociación de ideas e idearios que normalmente se hace entre la religión, las iglesias y las figuras santas y de Dios, conllevan al concepto común que lee a este conjunto como a un ente único e inseparable. Nada más irreal.

Los Hombres del mundo asumen a Dios según sus formas, necesidades y sobre todo para fines de Poder y de asentamiento cultural que les permita maniobrar en otros ámbitos… de la política y de las finanzas. Siempre ha sido así. Pero no es la ley de Dios, o el ejemplo de un santo, o la enseñanza de un profeta, el producto que se siembra y el embriagador licor que al final se extrae; más bien es la vid del Mundo – y  los deseos del Hombre –  aquello  que se ceba  bajo aclamaciones y teorías,  y artilugios, con el oscuro propósito de alzar  un iluso elixir  que parezca espiritual pero que cumpla precisos y bien elaborados objetivos mundanos.

Esta trampa aceptada y bien cimentada en el tiempo parece no ser discutible, y ya es parte de la realidad innegable: es así. Y cuando demostramos que esta amalgama fraudulenta es un espejismo falaz… curiosamente los pastores y militantes eclesiásticos suelen ser los más nerviosos y violentos, y son los primeros en gritar al escándalo y agitar en nuestras caras el libro con el cual buscan cubrir su debilidad y perniciosa  ficción.

El asunto que a nosotros nos incumbe y que nos interesa no es la religión de los Hombres, ni las iglesias diseminadas o en caída. Nuestro interés es El Hombre, y nos mueve la Fe en Dios.

Cristo jamás, óigase bien, jamás ha depositado vicariatos en varones eclesiásticos que le deben representar y hablar por él.  Pero para llegar a una aseveración que ya es verdad de tanta repetirla… que el Papa es el Vicario de Cristo en la Tierra y la Iglesia el reino de Dios entre los Hombres… se ha debido tergiversar un pasaje de los Evangelios: que sobre Pedro Cristo alzó su iglesia. (Mateo 16,13/ Marcos 8,27 / Lucas 9,18) Extraño resulta que los ‘bíblicos’ den plena autoridad a los que en su momento tradujeron al griego una escritura en hebreo,  y de acuerdo a palabras de un Jesús que hablaba en Arameo. Porque tratándose de hebreos no pudo usar Jesús la palabra ‘iglesia’, y siendo de habla Aramea mal podía conceptualizar algo tan propio del griego tardío;  concepción que se arma siglos más tarde, y que hoy conocemos como  ‘iglesia’.  Según los exegetas serios Cristo en Jesús habría usado, en este pasaje,  dos figuras centrales: cefas y tabernáculo. Porque el arraigo hebreo hacia el templo se basa en una piedra angular y en un edificado ordenado por Dios. Ahora, Pedro, a diferencia de Juan, era la representación de la negación, de lo pragmático  y del Hombre lerdo apegado a sus tradiciones. Por mucho un Hombre como muchos de nosotros.  Y para entender lo que declara a Pedro debemos asumir otro pasaje de los Evangelios, aquel en donde CristoJesús espanta a los fariseos al decirles que el templo que costó cuarenta años alzar él lo superaría y alzaría un Nuevo Templo en Tres Días. (Juan 2,13)

Entendamos que Cristo habla cuan Dios, Hijo divino del Padre Dios Creador, y no como un maestro cualquiera. Y siendo su palabra de esencia espiritual, no mundana, debemos entender entonces que el Templo al cual se refiere es el Hombre en cuyo interior se halla La Gracia del Espíritu de Dios.

El Templo que Cristo alzó en los Tres Días de su Victoria, al descender hasta las simas de las potestades infernales y abismales,  es la Restauración del Espíritu de Dios en el Hombre gracias a los Hechos que en esos Tres Días provocan profundos cambios en la Ley de Vida. Ese Templo es el Espíritu de Dios en todo Hombre por La Gracia. Es decir, no un Espíritu que hay que merecer o ganar, sino que se nos entrega, y con el cual nacemos,  Vivo y Dispuesto…por la Gracia. Los Tres Días de Victoria mutan la Ley de la muerte y colocan al Hombre ante su propia siembra y lo hace responsable de su propia cosecha.

Ahora, este Nuevo Templo alzado en Tres Días no puede desmentir a la Piedra Angular  prometida a y en  Pedro. Sería incongruente.  Cefas es la Piedra Angular, es decir: el Espíritu de Dios en el Hombre (No Alma.  No mente…ESPIRITU). ‘Cefas (Espíritu de Dios en el Hombre: piedra angular) sobre ti alzaré mi Templo’ :  Cristo promete a Pedro que Su Espíritu, que reconoce al Cristo del Dios Vivo,  es Dios por la Gracia que Él, Cristo Jesús, accionará en los tres Días de Resurrección y Victoria. Y que por Su Espíritu,  él, Pedro, prevalecerá, y ejercerá el sacerdocio nuevo que Cristo heredera a Los Suyos.

El significado de ‘Llaves’ (las llaves de los Cielos que se entregarían a Pedro, según este pasaje) está bien definido desde tiempos antiguos, ya usados por  egipcios, sumerios y persas: y se identifica el símbolo de las Llaves con claves espirituales que abren dimensiones celestes y fuera del Tiempo y Espacio conocido. En este sentido se debe entender aquello de ‘Los Cielos’, no el firmamento conocido, sino Lo Celestial que no es posible vivir o compenetrar sin las Llaves entregadas por Lo Divino. Por lo mismo, la caricatura de un Pedro con un manojo de llaves que abre un cielo físico es una pantomima escolástica de autores lejanos de lo espiritual.

Pero para justificar la apostasía, los intelectuales del Poder Eclesiástico levantaron esta falacia interpretativa que deja a Cristo iniciando una religión, y delegando mandato sobre un  hombre…Pero recordemos que cuando CristoJesús toma y aparta a Juan, hubo desconcierto en Pedro y se produce un duro intercambio de palabras con el Mesías. (Juan  21,20) Juan fue Apartado por Cristo como un Sacerdote del Altísimo y fiel receptor de las revelaciones del Reino. ¿No sería coherente que de alzar una iglesia, supuesta,  la hubiese delegado sobre Juan y no sobre Pedro?  Pero en realidad la palabra y el concepto Iglesia y toda la cultura eclesiástica son muy posteriores y nace con los griegos tardíos y se afirma sobre todo en la lucha interna al cristianismo con la Reforma (Lutero-Calvino). Posteriormente, en los años 60 del siglo pasado, se enuncia la universalidad de esta idea de religión bajo el slogan: Iglesia somos todos…diferenciando así de la vieja estructura en donde ‘la iglesia’ era esencialmente su curia y su Cúpula.  Sin embargo, hasta hoy la iglesia es fundamentalmente un Cuerpo Institucional.

No fue mandato de Cristo Dios alzar una institución, pues  siendo Dios encarnado  postuló a lo Espiritual y no a conformar asociaciones para el mundo. Recordemos que en sus palabras y exhortaciones aborrecía al (sistema del)  Mundo y advertía sobre las trampas y el mal del Mundo y el Dinero. ¿Cómo nadie se ha percatado de esta contradicción? Cristo jamás trabajó para dos Reinos: el del Mundo y el Dinero…y el de Dios. Cristo ES Dios y habla como Dios.

Es deber de las personas de Fe rescatar los Evangelios de las zarpas antojadizas que manipulan la palabra  desde púlpitos autoritarios que exigen para su fechoría que la asamblea les siga, les escuche y les complazca pero que no participe, ni menos tome conciencia espiritual del verdadero significado del Cristo Dios y su Ley de Consagración.

Nadie ya puede aceptar que le lean pasajes de los Evangelios y se los expliquen como a infantes sin capacidad de discernimiento; ahora cada creyente debe escrutar y discernir la Palabra que nos muestra  la herencia de nuestro Dios Justo, y es deber de Fe orar y pedir Espíritu Santo para obtener Sabiduría.

El creyente debe Consagrarse. En estos tiempos ya no basta con creer, y es aberración seguir cuan becerros a pastores que supuestamente explican e interpretan lo que cada Uno debe VIVIR y Recibir por Espíritu Santo.

La crisis del papado, y el pulular de cientos de iglesias sectarias…y de encarnaciones varias y profetas por decenas… lo único que nos demuestra es que la higuera está dando sus frutos y eso es señal que los Tiempos de Tribulación están activos y vigentes,  y ya Viene el Día de los Hechos en que Cristo Dios abrirá el Nuevo Tiempo para los Hombres libres: el Milenio de Paz.

Hoy es el día para adorar a Dios en este lugar o en aquel, y llevar en coherencia y verdad a Cristo en el corazón, en la razón y bajo Guía de Nuestro Cristo Vivo ser conducidos ante la Potestad del Padre para poner por Obra su designio Santo.

Hoy es el día para descubrir que el Espíritu Santo es Madre Sabiduría y Fuente de todo poder de Dios en el Hombre. Hoy es el día para que varones y mujeres por igual sirvan desde el Bautismo En y Con Cristo cuan Sacerdotes,  en el Nuevo Sacerdocio que se alza en la perpetua Línea de Melquisedec.

No hay religión perfecta, ni iglesia verdadera: Solo Dios Padre es Perfecto, y solamente la Fe en Cristo Consagra.

La Verdad nos hará libres…así como la Madre Espíritu Santo nos hará Hombres Sabios y buenos, agentes de un  Reino que no es de este Mundo: que es la Realidad Viva que todo Hombre debe alcanzar para lograr la Vida, y nunca más estar sujeto al tiempo, a la materia y a la muerte.

No se trata de Papas, de cardenales, de pastores o de iglesias. Estamos hablando de cosas espirituales, para ejercicio de Poder Espiritual, y de realidades espirituales que son permanentes y supremas, y no pasajeras e ilusas como  es lo temporal, lo material, lo carnal y lo mundano.  Y las religiones inventadas por los Hombres son parte de este Mundo, como sus instituciones  y sus mandatarios.

El Reino de Dios no es de este Mundo. Oremos al Padre En Espíritu, porque Él ES Espíritu.

Es Hora de volver a la calidad de Hombres Espirituales, para alcanzar la Voluntad del Padre.

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