FE Y RELIGIÓN…Y LA SANTIDAD QUE CREA RAÍCES
La Religión en asuntos de Fe parece inherente: Fe y Religión han sido unificados en el sentido más común; cultural e ideológicamente se asocia…se pretende ‘indivisible’… a Cristo con la Religión cristiana, por ejemplo. Pero en realidad las religiones han tomado referentes ideales para luego aterrizar una interpretación, en teoría y en formas, que le son propias, no obligadamente en línea o en coherencia con su declarado conexo. Se puede sostener la Fe en Cristo y no pertenecer a una Religión, e incluso ser crítico a la cultura del cristianismo histórico.
La Religión para ser tal debe ser Institucional y Corporativa. La Fe en cambio es un asunto-base absolutamente personal (no individualista), pero no necesariamente institucional. En una Religión puede haber gente de fe, y convivir con otros que se dicen de la misma Religión pero que no comparten el mismo grado de fe, ni poseen la intensidad de Fe de sus pares asociados, e incluso podría negar aspectos de la Fe de un cercano.
Tomamos, por ejemplo, a un grupo de católicos, o de evangélicos, y preguntamos en qué basan su fe, y todos dirán en Jesús. Pero si luego solicitamos se explayen en el ‘Jesús’ que tienen cuan referencia constataremos no solamente visiones diferentes, sino intencionalidad y hasta expectativas discordantes…hasta llegar a doctrinas que pudieran separarse abruptamente. Sin embargo, cada grupo se siente unido, ligado, y perteneciente a un ‘centro’ gracias a la Religión. Al final la fe personal sigue siendo ‘personal’ y lo que prevalece es la membrecía institucional. Aquello que da un cierto orden social de pertenencia no es la Fe, sino la Religión de la cual se hace parte.
La Religión, cuyo significado es Re-Ligar, cumple un rol social, político y sobre todo de ejercicio de poder de carácter mundano. La clave de la Religión es la ‘fe de la Esperanza’: porque si hubiesen certezas y logros alcanzables, y relaciones místicas constatables, posibles – y misterios que dejan de ser tal para convertirse en realidad – se acabaría el sentido de poder que mueve y sostiene a la Religión. Pero el objeto vital de la Fe es precisamente hacer constatable y tangible aquello que no se ve; y es la Fe aquella llave de epifanía que rompe con los misterios para convertirlos en Realidad… lo que Cristo llamó ‘La Fe que mueve Montañas’
Cierta Religión fomenta la superstición, la idolatría y el fetichismo precisamente para materializar la fe que igual va por dentro del creyente…como un elemento de escape a la tensión de la fe que de otro modo empujaría al feligrés a una búsqueda de respuestas fuera de su techo. Procesiones, festividades, vírgenes y patronos varios, imágenes y atavíos que organicen la catarsis del humano que vive ‘algo’ que en su interior no le deja quieto en el asiento de su iglesia. La institucionalidad, con sus formalismos, sus cadencias rituales, su parsimonia, sus feriados y santuarios…van dando calendario a la necesidad de la gente, en modo que su Fe – si la tienen- no se les rebele y menos se les devele.
Fundamental es la idea unificadora de superioridad basada en que la ‘verdad’ se halla solamente en el nicho que ellos habitan y entibian. De otro modo, si aceptaran que otros también pudieran tener razón, y que lo enseñado por distintas instituciones en su modo es válido, y que es igual fomentar la fe aquí o allá, y si en el fondo lo que se dice es más o menos lo mismo…entonces no habría Religión. Para que exista Religión debe inocularse el ‘sentido de secta’ ‘el sentido corporativo’ ‘la unidad orgánica acérrima’ porque afuera están los errados, los perdidos, los peligrosos, los enemigos y los infieles.
La Fe no requiere de pertenencias mundanas, sociales, políticas, económicas, institucionales. La Fe exige naturalmente una Pertenencia Espiritual. La relación Espiritual, de Fe, con Cristo conlleva a que entre el individuo y su Referente divino se cree naturalmente un ligamen de Pertenencia que es lo que permite, finalmente, que Cristo pase de una idea o figura humana (que el individuo tenía) a una realidad propia, tangible, manifiesta y con Voluntad Propia (El Dios que ES). Esta transformación y apertura es lo que la Religión no está dispuesta a permitir: porque si Cristo es un Dios Vivo que puede manifestarse por Fe y por coherencia Espiritual…entonces toda la representación usurpada y vociferada por siglos se vendría al suelo en un acto.
La debilidad en la experiencia y en el ejemplo de la Fe en quienes alcanzan la realidad de Dios consiste en que generalmente llegan solos y aislados a este estado de verdad – y esto debe ser así – pero luego no logran dar consistencia orgánica a la realidad que quieren transmitir. Finalmente su enseñanza y testimonio se convierte en algún grado de Religión esfumada en vertientes interpretativas y encabezadas por egos de seguidores que dicen ser los ‘únicos’ herederos del santo ahora muerto (físicamente…y asesinado idealmente por sus propio séquito). Pareciera un sino infranqueable. Por lo mismo es que sería un ‘evento especial’ – llamado Dispensación– si no ya una persona solitaria, sino una orgánica de santidad que apareciera, con llaves sagradas y poderes, a disposición de toda persona de Fe y de Voluntad Espiritual.
¿Qué pasaría si la Fe que mueve Montañas tomara forma concreta en una orgánica depersonas que enseñaran y practicaran los modos de llegar al Cristo Vivo? ¿Y qué sucedería si los Hechos demostraran que aquello que enseñan estos sacerdotes produjese resultados específicos conducibles a que toda persona se enfrente a la Verdad de su Fe? Aún más: ¿qué harían las Religiones si supieran que Cristo sí se manifiesta en la realidad de un grupito humilde de sacerdotes que parecieran tener poderes y llaves que ellos – los ‘oficiales’- no poseen? Claro, seguramente se trata de una secta cerrada, de locos aislados en un caserío en algún valle, haciendo vida de hippie… ¿Y si así no fuese? Si en realidad se asistiese a la presencia de personas comunes, de trabajo, de familia, normales, que no pretendieran convencer a nadie de puerta en puerta, ni quisieran convertirse en alternativa a las iglesias. Que fuesen personas de paz que no rechazan la vida de hoy sino que ESTÁN en lo del mundo sin tener fijaciones por ‘ser’ del Mundo; y para colmo se hallaran insertos en los canales legales, en cuanto no rechazan la ley del Hombre. Pero en aquello que enseñasen e hicieren surgiere un misterio que ‘se debe indagar’, o ‘destruir’ o de algún modo desprestigiar…porque es peligroso para la estabilidad de las tradiciones. Pero si además éstos no tuviesen pretensiones mundanas, ni anduviesen desesperados por la masividad, y rechazaran todo aquello que no sea honesto, dando plena libertad para quienes no quieren o no pueden con el Camino de Fe y de Vida en el Espíritu que proponen… ¿Cómo evitar su obra de Fe que de tanto mover montañas atentarían en definitiva en contra de lo ‘seguro’ y ‘permanente’ de ‘nuestra Religión’? Sería un problema, ciertamente.
Mientras la Fe que conduce al Cielo y abre las puertas del Reino de Dios sea algo individual, aislado, secreto, íntimo…incapaz de irradiar organicidad que luego cree raíces…las Religiones no solamente nada tendrán en su contra, sino que aprovecharán tales ‘ejemplos’ para elevarlos a santidad sancionada por decreto para luego engrosar su base con santuarios y referentes que autentifiquen a la propia institucionalidad.
Cuando los Cátaros lograron el temido fantasma de la ‘santidad orgánica’, cuya membrecía postulaba por la Fe a un Camino Espiritual con diversos grados de realidad mística… la Iglesia institucional primero intentó colocarlos a su flanco para absolverlos y neutralizarlos, y luego simplemente los persiguieron hasta exterminarlos por ‘herejes’. Para hacer esto contaba la experiencia que dictaba la historia: después de Cristo pululaban los grupos místicos y carismáticos cuya orgánica se basaba en Dones y Vida de Fe que se relacionaban con Cristo como si éste aún anduviese entre ellos como Jesús lo hizo. Textos como ‘Apocalipsis’ en realidad eran el modo de comunicar las vivencias que muchos sostenían en su santidad con este Cristo que hablaba, se manifestaba y exponía los misterios del Cielo. Lo que se llamó: ’cultura o literatura apocalíptica’ era en realidad una serie de Testimonios que reflejaban un hecho espiritual fundamental: que el Reino de Dios permanecía cerca del Hombre de Fe y Cristo Dios se hallaba vigente y actuante entre los Hombres. No había ‘algo’ tan poderoso en el Orden del Hombre -todavía- que no le permitiera acceder por Fe a la realidad de Dios. Y esta realidad resultaba una contradicción para aquellos que pretendían y aspiraban a institucionalizar a Jesús bajo una Religión, de acuerdo a la imitación del sistema rabínico, o similar al asambleísmo griego.
Tratándose de realidad espiritual, claro está que las manifestaciones y luchas eran…Espirituales…de principados espirituales que pretendían engañar y gobernar…y el Reino de Dios que actuaba en Los Suyos. Esto, ante los ojos del Mundo y la ansiedad mundana de los aún huérfanos eclesiásticos, era un `desorden’ que no permitía gobernar a los Hombres. El ‘escándalo’ consistía en que cada texto testimonial era más ‘descabellado’ que otro de igual contenido… y sobre tales vivencias sería imposible levantar una estructura que se alzara cuan ‘alternativa’ al Judaísmo y a las religiones que pululaban en esos primeros tres siglos después de los Hechos de Cristo. ¡Era un caos! Pero lo que es desorden para el Mundo es un magistral Orden para Dios.
La ‘solución’ vino de un General esquizofrénico con características psicopáticas: Constantino. Los ‘señores’ de las comunidades que no podían aceptar este misticismo expansivo y díscolo hallaron en la invitación ego centrista de este desquiciado emperador la gran ocasión para darse: una Religión, Un Dios…un Emperador. Así comienza el aprendizaje de cómo lidiar con los grupos gnósticos, carismáticos y santos que no aceptaban esta ‘romanización’ de la fe en Jesús. Esta experiencia les ayudaría a eliminar a los Cátaros, posteriormente.
Los siglos de predominancia institucional fueron construidos no sin luchas, quemazones, inquisición, matanzas, ex comuniones, empalamientos y lapidaciones… persecuciones y hasta ilustres guerras y masacres bien justificadas. Lo santo era blasfemia. Los santos y santas que no se sometían al dictado de la iglesia fueron quemados, encerrados hasta el olvido o enclaustrados bajo muros sellados. Los místicos eran locos. Y si éstos surgían al interno del cuerpo eclesiástico: primero debían convencerlos, luego controlarlos, y sobre todo aislarlos…y al final, muertos físicamente…usarlos.
En este sentido y en esta historia los Cátaros logran una hazaña: escapar por un tiempo largo al control de la tiranía de los ‘señores’…que no solo eran los jefes de la iglesia, sino los dueños de los condados y patrones de ejércitos privados.
Basados en el Evangelio de Juan, los Cátaros alegaban que siendo Cristo un Dios que Vive era no solo posible establecer alianza con su Poder, sino que tal era Su Voluntad; y asumían ‘Apocalipsis’ como una realidad para la cual debían preparar las condiciones espirituales; su ‘regla moral’ era la predicación y la práctica literal del contenido en el ‘Sermón del Monte’. El sacerdocio Cátaro tenía distintos niveles, e incluso la gente común podía ligarse a esta Consagración mediante ‘Votos’ específicos, y era común que los hombre de fe que partían a la guerra bajo reclutamiento obligado, y por ende debían matar o participar en muerte, hicieran un Voto de Exculpación que era asumido y administrado por el alto sacerdocio Cátaro(sacerdocio que no discriminaba varones de mujeres, siendo todos iguales ante Dios) Lo que más disturbaba a los ‘señores’ era la prédica de Paz que amonestaba en contra de la guerra…en condiciones que los ‘príncipes’ de la Iglesia se hallaban ensimismado en las guerras y en la construcción de ejércitos para la expansión y aseguramiento territorial.
¿Qué sucedería hoy, en tiempos actuales, si surgieran los Cátaros, en su esencia y poder, con los mismos resultados espirituales y concretos que en su día tanto asustó a los poderosos?
La Fe puesta ante la prueba personal de vivirla en Espíritu, puede conducir al Hombre hasta las puertas sagradas del Reino de los Cielos. Pero si esta Fe además poseyera una organicidad comprobada que facilitara el Camino a la persona disciplinada y perseverante…pero algo más: si los Tiempos actuales, de crisis general y profunda, también comportaran el acercamiento de Dios a los Hombres, y Cristo se manifestara más que nunca antes precisamente porque se acerca el Día… ¿no sería esta realidad Espiritual, de Fe activa, una revolución amenazante para las Religiones cuya sobre vivencia es la necesaria supremacía de poder que ellas han mantenido por siglos?
La Fe también se despierta en el seno de las Religiones ¡Qué duda cabe! Muchas personas, y algunos líderes y guías religiosos ya comienzan a enseñar, a declarar, que la Fe en Cristo no es un asunto que se pueda igualar o fundir a la Religión, necesariamente, y que CristoJesús dejó al Hombre una Fe y una Calidad Espiritual para alcanzar su santidad, y jamás armó Religión alguna.
Ya hay una trisada marcada entre la Fe y la Religión: se puede renunciar a la Religión sin abandonar la Fe en Cristo. Pero no es admisible, porque es una falacia, una hipocresía, estar en una Religión sin una Fe real en el Cristo que es Dios. Porque la fe en Jesús (el Jesús milagroso, el Jesús social, el Jesús exclusivo de la cruz) no deja de ser una ‘esperanza’ en algún tipo de persona histórica, humana después de todo. Mientras que en el reconocimiento de Cristo cuan Dios, el Verbo, siguiendo el Evangelio de Juan, hay una apertura a la Fe enorme, portentosa, que hace posible que Cristo se manifieste y realmente nos conduzca hasta la Voluntad del Padre.
—————————————————————————
La Fe puesta en Acción por Vida Espiritual acerca al Hombre hasta el Reino de los Cielos…y lo convierte en Sacerdote del Altísimo en la misma Línea perpetua de Melquisedec. Esta realidad ya es un hecho entre nosotros. Ahora ya no Basta con creer: ¡ES URGENTE CONSAGRARSE!
—————————————————————————
– Edición Gran Fundamento –