Mucho se habla y también se especula sobre la calidad del Espíritu Santo; resulta un tema fundamental sobre el cual cada creyente guarda una idea particular, y en general las iglesias han elevado doctrinas de acuerdo a lo que las cúpulas y sus teólogos han emitido, nunca con toda claridad, y peor aún… con grandes contradicciones que más confunden a los Creyentes. Todo esto, sin mencionar a quienes carecen de pertenencia alguna y poco pueden saber de un aspecto de Fe tan importante.
El Espíritu Santo, es la Madre Sabiduría que todo lo enseña, todo lo revela y devela. Es la Matriz y Cuna de todos los Espíritus de la Creación. Contenedora y Sostenedora de todos los Espíritus. Sin ella nada sería posible.
Es Magisterio Santo; es Fuente de Sabiduría inagotable porque perpetua es su Sabiduría, y su Poder proviene de la Raíz de lo Creado. Son los archivos y memoria de la Creación.
¿Cómo podemos acceder a este Magisterio Santo?, ¿Cómo podemos conocer a la Madre Sabiduría?, ¿Cómo podemos relacionarnos con Ella?, ¿Cómo recibimos Espíritu Santo en nosotros? Estas y muchas otras son las inquietudes que la persona Creyente en Dios se cuestiona y se plantea abierta o silenciosamente, ¡sana inquietud al fin y al cabo!
Con Cristo podemos hablar y razonar, podemos tener una relación personal, podemos conversar y dialogar con Él, de Persona a persona. Cristo, el Dios de los Hombres y de los Ángeles, es Persona Divina, como Persona Divina es el Dios Trino; y la Trinidad es Una, Eterna e Indivisible. Este Reino UNO posee Planes específicos para cada una de sus Creaciones y de sus Criaturas. Para esta Creación, para el Hombre de este mundo, hay un Plan de Salvación abierto, en modo que toda persona de Fe que se acoja a La Gracia de Dios, y que se Consagre al Cristo Vivo bajo Sello del Espíritu Santo, reciba al Magisterio de Sabiduría que abrirá Los Misterios de la propia existencia, y revelará el Tiempo que nos ha tocado vivir. Solamente el Espíritu Santo puede revelarnos el Plan de Dios. Por Espíritu Santo y su Magisterio el Creyente puede acceder al Poder del Sacerdocio de Cristo, cuyo Sumo Sacerdote es Nuestro Cristo Dios en Persona. De este modo el Creyente se hace Consagrado y portador del Don del Espíritu Santo.
A esto los invitamos: a conocer al Cristo Vivo y llegar al “Compromiso con Dios”; dejar de ser un Creyente para saltar a ser Un Consagrado. Sin Sello de Pertenencia a la Casa de Cristo no hay Bautismo válido, no hay Magisterio de Sabiduría, no hay Don del Espíritu Santo activo y vivo, y no hay camino posible que nos lleve a colocar por Obra y Acción la Voluntad de Dios Padre Celestial. En cada Consagrado vive un Plan de Dios Padre, y este Plan y designio Celestial está Sellado en nuestros Espíritus cuán Índole Sagrada. Nuestra meta como Consagrados es llegar a conocer esta Índole espiritual y accionarla en sentido de lo Supremo y Celestial. Todo esto nos lo va enseñando la Madre Sabiduría, el Espíritu Santo Eterno. Nos va revelando que somos Espíritus antes que carne, y que después de pasar a la Nueva Vida seguiremos siendo Espíritu. Lo carnal es temporal, dual, terrenal, mientras que el Espíritu es Eterno, Atemporal, divino ¿Cómo vamos aferrando estas verdades en nuestros espíritus? Solo y únicamente por medio del Magisterio del Espíritu Santo que es “Fuente Eterna de Sabiduría”.
El Espíritu Santo es Espíritu Puro, es una malla donde están contenidos todos los Espíritus de la Creación y es Madre sostenedora de todos los espíritus. Dios Padre recibe espíritus de esta Matriz y les da de Su Persona Divina la Conciencia, la Índole y el Sentido de Vida; el Padre nos entrega Roles, Misiones y Tareas. Todo esto debemos de asumir cuán personas espirituales antes que carnales: porque la ‘semejanza’ es espiritual, y nunca carnal o corporal.
Los Consagrados En el Cristo Vivo recibimos de la Madre Sabiduría: Dones y Poderes Sacerdotales para ser Testimonio del Cristo que nos Vive; y damos Testimonio del Cristo Dios que vino en Jesús y que sigue siendo Dios, y que ejecutó los Hechos de los Tres Días que revolucionaron y cambiaron la condición de toda la humanidad. Porque La Salvación nunca ha nacido de la cruz y la muerte: sino de los Tres Días de Victoria y la Nueva Vida en La Gracia. También se nos revela aquello que vendrá en el Milenio de Paz que descenderá después de Tiempo de Tribulación (que es hoy). Entonces Cristo, el Verbo, descenderá en su Potestad Celestial, no de hombre, ni carnal, sino cuan Dios que ES…y elevará a Los Suyos hacia el Milenio de Paz, e instaurará en la Nueva Tierra su Orden y su Paz junto a los Santos y Sabios que esperan el Gran Día.
Cristo en su Gracia Divina abre esta Dispensación de Paz para aunar a los suyos y llevarnos hasta el Milenio de Paz. Esto, que es portentoso, no sería posible sin el Magisterio del Espíritu Santo guiando a los Discípulos de la Humildad.
Sacerdocio bajo la Ley de JesusCristo