Artículo Mayo 2010: El Reino de Dios no es de esta Dimensión

La herejía que la entonces naciente institución eclesiástica persiguió e intentó estigmatizar en el fuego de las hogueras, medida nada santa y opuesta al Espíritu Crístico, más bien demoníaca, sostenía que la Creación de Luz fue dividida por las Tinieblas en dos, y esta dualidad rompía el Plan Original. La materia y el Tiempo (Lo Temporal) son una realidad ficticia, imitadora, como un holograma que emula la realidad MacroCósmica real.

Esta doctrina fue calificada de herejía por oponerse a la idea de un Dios que en su unicidad había creado todo lo tangible para su Gloria. Pero quienes sostenían esa otra versión de la realidad insistían en que la presencia del Mal, de los infiernos y de la Caída, manifestaban a las claras que sí hubo una división, y que esta separación había provenido del seno mismo de Dios, pero contrariando su Plan. Espantados los ortodoxos replicaban que tal cosa sería una grosolana contradicción que borraría a la iglesia de la faz de la Tierra, pues ésta basa su razón de ser en la supuesta ministración y encargo de un dios que también tiene poder sobre esta materia, y sobre este Hombre, y sobre esta Institución. Y el mayor argumento para los eclesiásticos era la Carnalidad de Jesús, pues si el Hijo de Dios se hizo Carne, ésta, la materia y el Hombre de este mundo, no pueden ser efecto contrario a Dios. La respuesta que recibían los ortodoxos era que la Carnalidad de Jesús era el sacrificio de Dios, no la aseveración de la Carne, sino que la Ablución de la Carne para que el Hombre recuperara su Espíritu, y por lo mismo, Jesús el Hombre pasaría, pero Cristo el Dios perduraría. A este punto la discusión culminaba en enojos y persecución de los nuevos poderosos en contra de los ‘herejes empedernidos’.

Cada día que pasa la Física va comprobando que nos movemos en realidades tri-dimensional. Que la anti-materia es aplicable al Ser Humano y por ende éste debe necesariamente poseer un anti-Hombre, y esta tangibilidad temporal contiene una realidad no tangible que no está sujeta al Tiempo.

En un informe secreto despolvado por la agencia aeronáutica inglesa –  según la secuela de archivos de acontecimientos y testimonios extra-terrestres y casos sin explicaciones de encuentros con ovnis y situaciones similares – se describe una serie de conclusiones que conducen a la aseveración de que estas realidades no provienen necesariamente de otros planetas sino que han convivido desde siempre con nosotros. Se habla entonces de Universos Dimensionales, es decir, generaciones inteligentes que existen paralelamente al Tiempo y Espacio de la materia en los cuales  nosotros nos desarrollamos.

La Ciencia agotó los exámenes al Tejido de Turín, el manto mortuorio de Jesús. Concluye que la imagen quedó grabada no por acción externa, sino que fue provocada desde el cuerpo del sujeto, hacía arriba, pasando por el manto, y se trata de una fuerza gama que hasta hoy el Hombre no ha inventado, ni es capaz de reproducir. Sobre estas conclusiones, los Físicos han construido una serie de replicas para analizar in situ aquello que pudo suceder en este evento. El resultado ha sorprendido al mundo científico, y deja silencioso  al cerrado y alicaído país de la ortodoxia: ése varón fallecido habría pasado a una dimensión paralela en la cual siguió vivo, pues lo muerto era la materia y no su anti-materia, y por alguna razón que lógicamente la ciencia no entiende, este hombre tenía en su Ser un sistema, algo, que le permitió pasar de la materia muerta a la vida en su dimensión paralela. Agregan estos Físicos que en realidad la materia y lo carnal son una especie de holograma que al morir la Carne-materia pudiera retomar vida si hubiese algo en el Hombre que no fuera de este mundo, ni carnal, ni materia, y de algún modo estuviese conectado al universo paralelo, a la ‘anti-persona’.

En el Hecho de la Transfiguración Jesús entra en un círculo de Luz en donde se encuentra con Moisés y Elías. Moisés nunca fue hallado después de su muerte, y su cuerpo jamás fue encontrado. Elías fue arrebatado por un ‘carro de fuego’ y no dejó rastros de su carnalidad… pero entrega tres cuartas partes de su espíritu a Eliseo. JesúsCristo proclama ante los escandalizados fariseos que Abrahám se alegraba por ‘éste día’, y los judíos exclamaban que decir eso era blasfemia ya que Abrahám estaba muerto, hacía siglos ya…

Tengamos presente lo antes expuesto, y vamos a revisar en qué consiste en verdad La Salvación, a saber: que antes del Hecho de Cristo la muerte yacía en manos infernales, que nadie entraba a Instancias Superiores (Cielos) y que los Abismos eran Ley de Eterno Retorno a la esclavitud de la Carne. Ahora, entendamos ‘Cielos’ como ‘Dimensiones’, y ‘muerte’ como absoluta imposibilidad de escapar del ciclo de la materia; concibamos entonces ‘Los Abismos’ como aquel círculo permanente del Alma que salía de un cuerpo y regresaba a otro del mismo tipo y con la misma deuda… es decir: la cárcel. Entonces, el Cristo Dios quita la potestad de la muerte a los infiernos y abre Los Cielos…es decir, la apertura a una Dimensión de Vida Superior permite que la muerte de la carne ya no fuese el fin de la vida o el cadalso de un continuo regreso a la deuda permanente,  y las causas y efectos sin fin. Pero para que el Hombre pudiera acceder a esta Dimensión, entiéndase Reino de los Cielos, debía activar un elemento interior que se hallaba encadenado en el Hombre: El Espíritu. Cristo entonces libera al Espíritu en el Hombre, y para lograr ese objetivo envía sobre el Espíritu (FE) del Ser Humano un Magisterio Divino que le enseñará lo de Dios, y lo conducirá de Retorno al Reino que había perdido y del cual se había extraviado: el Espíritu Santo es ese Magisterio Poderoso que alzará la Conciencia del Hombre por medio del Espíritu que habita en éste.

Volvamos ahora a la exposición anterior: aquello que los primeros consagrados en Cristo decían era que en realidad Jesús, la Carne,  era un instrumento, y que en verdad era el Cristo, el Dios en éste, quién hacía lo extraordinario. Agregaban que el martirio de la Carne no fue sino pago por Caín y su crimen, por el que nunca pagó y por el cual Jesús pagó en su Carne y carnalidad. Muerto Jesús, el Cristo toma plena posesión de su calidad divina, el Verbo,  y ya no posee límites de tiempo y espacio, por lo que puede presentarse al resto de las tribus perdidas de Israel,  y su Magna Presencia habría sido un hecho planetario, ante todo núcleo santo y sabio en el orbe. De acuerdo a esto, la Dimensión Superior paralela habría quedado abierta, tanto para que los ‘Hijos de Set’ ascendieran, como para que los ángeles ministraran a los consagrados. Los crísticos Hijos de Set reivindicaban a Set como origen de CristoJesús (Set es quién toma la herencia de Abel después de su exterminio) y afirmaban que en realidad Jesús era Set.

Hoy, estas afirmaciones nos parecen plausible, naturales y hasta liberadoras. Pero en el siglo tres y cuatro después de los Hechos de Salvación resultaban ser una piedra de tope y un obstáculo para los planes de los varones que pretendían aliarse con el poder político para establecer su jerarquía institucional. Jesús debía ser un hijo de Dios lo más carnal posible, y en su divinidad lo más alto y alejado… tanto que fuese imposible de alcanzar sino por intermediación de hombres expertos y auto proclamados santos… ellos.

El peligro – para el Mundo y su estructura Cainita, y para la iglesia del pecado –  que comporta la existencia de Hombres Superiores existentes en una Dimensión cercana, que desde siempre han convivido con y entre nosotros… es lisa y llanamente un espanto que debe ocultarse, negarse  y desmontar a como dé lugar. Nada ni nadie puede ser superior a la iglesia constituida, e incluso en el propio pecado y en la  aberración de sus actos  es y será  siempre suprema en relación a la hirsuta masa de creyentes que pululan diariamente en el bajío pecador.  Para ellos, pecadores superiores, que en su máxime  serán siempre superiores, no puede aceptarse que sobre el Hombre de este Mundo haya una lucha Espiritual que lo sobrepasa y supera: de principados espirituales y de Reino Espiritual hablamos, como Pablo el Apóstol, y eso se hace realidad no fuera de la Tierra sino que en ésta cuán materia Temporal, en relación con Dimensiones Atemporales que en definitiva son aquellas que sostienen este Tiempo y Espacio conocido por nosotros,  aquel que captamos en nuestra percepción con los Sentidos.

Al final, aquello que los consagrados primitivos afirmaban no tenía nada de primitivo, y eso que los acalló a sangre y fuego sigue siendo primitivo aún  hoy.

Al margen de la teoría, en nuestra experiencia y vivencia hemos podido verificar que nada está segmentado en cuadros compartimentados, sino que esta realidad temporal se supera rápidamente con el Camino Espiritual. Y en Estado Espiritual sí se entra en otra Dimensión sin abandonar esta Tierra, ni morir a la Carne;  y sí,  ellos han convivido desde siempre con y entre nosotros. La diferencia es que antes del Cristo descendían Profetas y Santos, Sabios y Patriarcas y se materializaban entre Hombres sin Espíritu y dominados por el principado oscuro. Y con el Cristo y Gracias al Cristo y los Hechos de Salvación este Mundo ha sido Restaurado para recibir la Luz del Reino, y por el Espíritu que habita en cada ser y por la acción del Espíritu Santo, ahora, todo Hombre puede ingresar al Reino, y todo Ser puede ser Transformado de cuerpo carnal en Cuerpo Espiritual. Esta diferencia radicaliza los Tiempos y acelera la Materia. El Hecho de Cristo fue un Acelerador de Partículas en el Tiempo y Espacio, en la Materia y la Carne, y sin este Hecho estaríamos prisioneros del Tiempo Circular, del Espacio Oscuro y la Materia muerta, factores que encierran el concepto de ‘infierno’.

La Verdad os hará Libres. No habla un filósofo, sino Dios. Y la verdad de Dios no es teórica ni teoría, o un conjunto de dogmas para entender la realidad, o ideología para conformar sociedades o alzar cultura. La Verdad de Dios es Dios Mismo. Nadie será Libre sin alcanzar a Dios. Y nadie llegará a Dios si no entrega la vida en la carne para obtener la Vida del Espíritu. Y la vida en la carne es también nuestro conocimiento, las ideas que la carnalidad, los sentidos y la materia del Mundo nos ha inculcado. Dicho de otro modo: para acceder a la Dimensión Superior cuyos umbrales está abiertos y disponibles el Hombre debe vaciarse de todo modo y forma, sentido y apego de vida carnal, mundana y de los sentidos (alma). Vacío incluso de alguna idea humana de Dios, el Espíritu que habita en el Hombre tomará el Gobierno del Ser y lo conducirá a la Vida… y será Libre.

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