Acostumbrados a la presencia de un sacerdocio institucional que dice representar divinidades y santidades que, extrañamente, son de imposible acceso para el creyente común, pero que obligan a manifestaciones de carácter pagano en festividades folclóricas, alegorías variopintas, sumisión estruendosa y aparatosa en procesiones y adoración a imágenes… amén de incoherencias históricas que repletan los anales de los testimonios de la vergüenza… resulta difícil concebir un sacerdocio distinto a ese que ya se conoce; incluso la idea cultural del ‘pastor y las ovejas’ ha conllevado a una relación literal en donde el creyente es tratado cuan becerro inconsciente e incapaz de Administrar su Fe, y menos alcanzar la Relación Personal con el Dios que ama, sin tiránicos tutelajes de varones inquisidores …y el Pastor se eleva cuan señor del feudo sea en su particular interpretación de Dios como también en los dictámenes morales, e incluso alega derecho a ser sustentado y sostenido por feligreses incondicionales aun en su incoherencia, en su mentira y en el pecado. El deber y apego a la institución y su jerarquía, como la lealtad transversal y visceral para con el pastor, así como la defensa extrema de la pertenencia social y corporativa que distingue a una iglesia, constituyen características de las Religiones y su tipo de sacerdocio.
Los varones siguen siendo los dueños del sacerdocio en la gran mayoría de las Religiones. La profunda discriminación y desprecio por la mujer es una huella digital de muchas Religiones y creencias. La utilización y el uso abusivo de niños es casi costumbre indiscutible en no pocas culturas religiosas: formar infantes bajo rigurosidad no exenta de violencia, e inculcación del temor, sigue siendo esa imprescindible cultura del miedo arraigada en numerosas vertientes de Religiones Tradicionales.
La falsa alternativa de las sectas que critican a la autocracia de las Instituciones tradicionales para luego caer ellos mismos en la oprobiosa dictadura del fanatismo aislacionista, plena de secretismo exclusivo que les eleva por encima de los demás mortales… no solamente no aporta una solución y una apertura al encadenamiento de las Religiones, sino que provoca la justificación de las grandes corporaciones religiosas para seguir siendo la tiranía de siempre.
El Nuevo Sacerdocio tiene su centro vital en La Persona. La Persona de Fe que asume el Compromiso de Conocer y Amar a Su Espíritu… el Espíritu que vive al Hombre y es Dios en Nosotros.
El Nuevo Sacerdocio asume que Cristo es Dios Vivo, Victorioso y Gobernante. Y entiende, y así proclama, que los Hechos de los Tres Días son los eventos Salvadores que entregan a varón y mujer la Gracia de Dios para Servirle.
El Nuevo Sacerdocio entiende los 12 días de martirio y sufrimiento de Jesús, y la Ofrenda en la cruz romana, como aquel pago adeudado por los crímenes de Caín, de los Cainitas, que nunca obtuvieron efectos y consecuencias equivalentes por sus malas Causas y fechorías violentas. Los Cainitas no eran- ni son- santos, menos justos, y mucho menos leales a Dios, y sin embargo predominaron y alzaron sus reinados con la espada, la muerte y el exterminio, casi sin contrapeso. ‘Vuestro padre es Belcebú’- dijo Jesús a los Cainitas de Judea. ‘Al Padre ustedes nunca lo han conocido, mientras que Yo todo lo hago en Su Nombre porque Él y Yo somos Uno’. Y en esta diferenciación Jesús determina que el Padre del cual él proviene no es el padre de los Cainitas, que ellos adoraban proclamándolo cuan único dios. Ahora, siendo los Cainitas hijos de la estirpe Adámica, debían ser ‘rescatados’, y colocados en grado de salvarse y arrepentirse, cambiar y transformarse: tal condición solamente podía ser ejecutada por el Cristo encarnado en Jesús. Y Jesús sufre doce días de escarmiento y la muerte de la Carne para pagar por Caín y permitir a esta estirpe humana – violenta y perversa – la Gracia de la Salvación que de otro modo jamás obtendría. Y pasada la amarga copa, el Cristo Dios desciende hasta los Abismos y lucha en contra de los poderes infernales para así Transformar las condiciones del Hombre, con el fin de que todo Ser de Fe llegue al Padre y ponga por Obra Su Designio. La Elevación Salvadora entonces está en los Hechos de los Tres Días.
El Nuevo Sacerdocio entiende y acepta que Cristo es el Verbo, desde siempre Dios de los Hombres y de los Ángeles, el Alfa y La Omega de la Creación. Y comprende que Jesús fue la encarnación del Cristo Dios para cumplir el Plan de Salvación en favor de la estirpe perdida, los Cainitas, y pagar por ellos para que también éstos obtuviesen La Gracia, y puedan acceder al Reino Divino. Como también comprendemos con goce que la Generación de Abel, perseguida y agredida por los Cainitas, nunca cayó de su lealtad a Dios y al morir éstos ‘dormían el sueño de los santos, en espera del Día de la Resurrección’, y ese Día sucedió al Tercer Día de los Hechos de Cristo… y desde ese momento la Resurrección es Ley de Vida.
El Nuevo Sacerdocio entiende que los Cainitas no han cesado su predominio mediante el dinero, la guerra, la violencia, la sujeción y esclavitud… Y aún así, sabemos que si un Cainita asume a Cristo como a Su Salvador y se dispone a renunciar a la condición de Caín para transformarse en un Abel justo y santo… será elevado, aceptado y glorificado gracias a la Ley de Vida establecida por los Hecho de los Tres Días.
El Nuevo Sacerdocio se Consagra en el Bautismo consciente y libre: por Agua para reconocer las aberraciones, los males, lo oscuro de Sí Mismo y purificarse en el Perdón y el Arrepentimiento; por Fuego para recibir la Gracia del Magisterio del Espíritu Santo, y proponerse conocer y amar al propio Espíritu para que sea éste quién Gobierne a todo su Ser. Este Bautismo consciente y libre es un Compromiso de Consagración para ser Conducidos por el Cristo Vivo hasta la alta Morada del Padre Creador y así colocar por Obra el Designio que todo Hombre posee en Su Espíritu.
El Nuevo Sacerdocio no levanta una iglesia ni se hace Religión; no busca cantidad de feligreses para llenar estadísticas, sino que Siembra en Las Personas para que cada Ser alcance la Conducción del Cristo Vivo, y muchos se coloquen en el Camino hacia el Creador y su Designio.
Todo Bautizado es un Sacerdote: varón, mujer. Todo quién esté en edad responsable puede Bautizarse y ejercer gradualmente el Sacerdocio Nuevo del Cristo Vivo y Victorioso.
El Cristo Dios que conocemos es un Gobernante Sabio que nos habla, se nos manifiesta y nos entrega claves para alcanzar su Potestad y Guía. Es Dios Vivo, no sufriente en una cruz romana, sino Victorioso y Presente. Nos promete que está cerca, y así lo comprobamos. Nos promete que está ‘por venir’ no en la Carne, no en varón o mujer, nunca más cuán Jesús…sino en su Reino y Gloria. Y sabemos por Magisterio de Sabiduría (Espíritu Santo) que este Tiempo de Tribulación está por entrar en sus años más oscuros y de mayor destrucción… Pero sabemos con certeza que los Poderes del Reino han descendido y preparan a Los Suyos para los aciagos días y noches que ya están en cierne.
El Nuevo Sacerdocio es un Poder Santo para luchar por la Paz de Cristo y el Milenio de Paz que descenderá sobre Lo Temporal y romperá con la realidad conocida.
Todo hombre y mujer de Fe dispuestos a Consagrarse para Servir al Plan de Dios, y ser los ejecutantes de las Bendiciones que el Santo Espíritu entrega… puede ser parte del Nuevo Sacerdocio: el Sacerdocio bajo la Ley de Cristo.
Bajo la Dispensación de las Vísperas del Advenimiento del Milenio de Paz