Cristo Dios encarnado en Jesús

Recomendamos abrir la página y-jesus.org/spanish/ y acceder a una serie de artículos sobre JesúsCristo encauzados bajo la metodología de los investigadores y estudiosos, que obviamente giran, y mucho, para decir algunas cosas que no siempre llegan a la medula del tema que se plantea en los títulos. Y sin embargo es interesante el enfoque que este material expone. Al menos como elementos para la indagación y la comprensión personal sobre la calidad de Cristo en Jesús.

Nosotros, Consagrados y Carismáticos, consideramos que los Evangelios contienen la revelación clara y definitiva de que Cristo es Dios encarnado en Jesús. Sea en la introducción de Juan sobre el Verbo, sea en las múltiples declaraciones del mismo Jesús sobre su procedencia celestial y su pertenencia divina al Padre Creador, y la insistencia en que Él es el Camino al Padre, a la Vida y al Reino de Dios… nos demuestran sin lugar a dudas de que estamos ante el Dios Vivo hecho Varón Santo en Jesús.

En donde todo parece nublarse y caer en la incoherencia es en el propósito o Plan de Salvación que Cristo Dios encarnado en Jesús habría venido a cumplir con los Hombres. La cruz se alza cuan muro que abre sendas ciegas sin conclusiones de luz y de certezas.

Parece un despropósito que el Dios Vivo encarne bajo un Plan perfecto y complejo para finalmente morir en la cruz romana. Luego de aquello muchos son los que insisten en que seguimos a merced del pecado y que nuestra condición pecadora es naturaleza pecaminosa imborrable e inexorable. Entonces, para asentar esta doctrina extraña se hizo imprescindible limitar a Cristo a la sola figura histórica, moral y de maestría humana de un Jesús dispuesto a verter su sangre para una liberación simbólica que ahora administran las iglesias y, en definitiva, los hombres.

Los Consagrados en Cristo Dios, los carismáticos que ejercemos sacerdocio de acuerdo al Evangelio cuan Ley de Vida y Doctrina de Salvación, sostenemos que la Coherencia se encuentra en que efectivamente Cristo Dios encarnó en Jesús, y siendo Jesús encarnación de Dios, del Yo Soy… el Verbo, el Elohim Mayor que describe Apocalipsis…entonces aquello que Jesús enseña es Palabra Divina que debe escrutarse, discernirse y aplicarse En y Con Espíritu, con Fe y Congruencia.

Veamos: el Plan de Salvación es GRACIA de Dios (es decir una concesión de amor del Reino del Padre y no mérito de los Hombres); y cuan Gracia no es posible ‘administrar’ según cánones y necesidades humanas del Mundo. Pues siendo Gracia de Dios debe entenderse en su objetivo y forma como un modo de Dios que los Hombres deben recibir con (por) Fe, con (en) Espíritu y con Verdad Interior.

Ahora, si el ‘acto de gracia’ fuese la disponibilidad de sacrificio de Jesús, el varón, para morir en la cruz yderramar su sangre para de tal modo simbolizar el pago por los pecados de todos nosotros, y luego el Hombre quedaría nuevamente sujeto a la misma Ley de Vida que lo llevó al pecado ¿De qué valdría tal sacrificio?

El Plan de Salvación comprende dos fases vitales: 1) el pago de la deuda del pecado adquirido por la Caída en los Inicios (Adán), y el crimen de Caín; 2) la apertura de la Nueva Ley de Vida (El Nuevo templo).


La primera se verifica en los 12 días de martirio y muerte física en la cruz romana (pago); el segundo se abre en los Tres Días luego del abandono del cuerpo de Jesús y en donde el Cristo Vivo desciende a los abismos y lucha con los poderes infernales para cambiar el Estado de la Muerte que desde entonces ya no condenaría al Hombre sino que le abriría puertas hacia instancias varias de acuerdo a propia obra (frutos o siembra); y se prolonga en los 40 días posteriores a la Resurrección en donde el Cristo Dios, ya sin la figura de Jesús, aparece ante los Suyos y ante sus ‘otras ovejas’, hasta el día de su Ascenso de retorno al Reino que le Pertenece por condición y naturaleza (como se manifiesta claramente en Apocalipsis).

Estas dos fases del Plan conforman en su unidad un único Plan de Salvación: el cual comprende primero liberar al Hombre del pecado y cuentas pendientes de las cuales por si mismo jamás podría liberarse; y luego entregar por Gracia una Nueva Ley (Buena Nueva fue llamada) que supera la condición de vida y muerte que predominó antes de los Hechos de Salvación.

El Sello de este Plan fue también Divino: el Espíritu Santo no podía descender para Socorro del Hombre de Fe sin que antes el Cristo Dios ascendiera de nuevo a su Reino. Y así fue: el Magisterio de Poder del Reino de Dios (Santo Espíritu) descendió sobre el Espíritu de los Hombres de Fe en el Hecho de Pentecostés,  y desde entonces es el Socorredor y Magisterio de todo quién acepta a Cristo como a su Dios Salvador.

Esta realidad es aceptable y maravillosa, además de liberadora, si no limitamos a Jesús al solo varón histórico que nos trajo una enseñanza moral y de justicia social que lo coloca al nivel de otros profetas y grandes hombres. Porque ante un hombre santo, un maestro, podemos disentir, o bien interpretar su enseñanza, o alzar instituciones en base a creencias relativas que lo retomen en algún aspecto parcial…Pero si asumimos que es Dios, que es el Cristo Elohim, el Verbo del Padre Creador… entonces toda su palabra y mandamientos se levantan cuan Ley de Vida que debe ser aplicada sin vericuetos intelectuales o conveniencias sociales o políticas;  y deben ser APLICADAS desde el Espíritu, en Oración al Padre que ES Espíritu, y dejando que el Espíritu Santo nos Socorra (enseñe) con su Poder de Magisterio Divino.

Asumir el Sermón de la Montaña, por ejemplo,  cuan mandato moral genérico e interpretativo es relativizar una indicación que Cristo Dios entrega a sus Discípulos, a Los Suyos, para que el Ser de Fe se convierta en uno de sus verdaderos seguidores: el Sermón del Monte es la regla para el Discípulo.

Pablo en sus cartas a hebreos y a romanos especifica estos asuntos en manera lucida y profunda. Los contenidos de sus cartas no pueden ser desglosados para extraer frases fuera de contexto, porque la línea de relato y de exposición de Pablo es sumamente coherente y no se pueden desprender para usar frases inconexas y al margen del contexto general de sus misivas. Decimos esto porque es común ver citas de las cartas de Pablo que luego al revisarlas en su cuerpo entero no dicen lo que algunos quieran que diga.  Sobre todo los puntos del pecado, la resurrección y el sacerdocio son nítidos en estos documentos. Pero en todo, el Ser de Fe debe escrutar el Evangelio desde su Espíritu: orando antes, meditando la Palabra y pidiendo Espíritu Santo para obtener Sabiduría.

Si Cristo es Dios, y el Nuevo Templo alzado en los Tres Días en que nuestro Salvador cambió el estado del paso por la muerte y abrió Los Cielos… supera a la antigua ley y supera las viejas doctrinas… entonces sí podemos entender cada declaración de Jesús, sobre todo en el Testimonio de Juan, a saber: que Él es Dios  enviado a los Hombres para su salvación,  y conducirlos por la Resurrección  hasta el Reino del Padre.

Ahora, bajo la certeza de que Cristo es Dios, podemos abrir con Espíritu los Evangelios y de seguro hallaremos revelaciones portentosas que antes, a pesar de leer, nunca entendimos y menos pudimos vivir. Y por cierto: muchas preguntas pulularán en nosotros al verificar la verdad revelada en comparación con la realidad de la religión inventada por el Hombre del Mundo.

Lo importante es que en esta aceptación y cambio comenzaremos a sentir y a vivir al Dios Vivo, y sabremos con certeza de que Cristo es Nuestro Conductor al Padre; y eso nos abrirá la puerta para saber cuál es la Voluntad del Padre en mi persona, en modo de no cometer el error que advierte el Verbo, en cuanto muchos harán y dirán cosas importantes en nombre de Jesús pero no entrarán al Reino por no poner la Obra y Designio del Padre.

La ‘creencia’ es buena, pero es débil y propensa a la soberbia y la vanidad; la Consagración del creyente compromete el Camino de Vida del sujeto a un propósito supremo: ser Discípulo de Cristo Dios,  y por el digno ejercicio de Su sacerdocio alcanzar la Voluntad del Padre.

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