En las paginas de esta revista el buen lector, y la persona que se proponga investigar nuestra base de Fe, podrá hallar un despliegue de temáticas y tópicos redactados y publicados al calor de los acontecimientos, de los hechos y de las vivencias que en estos años de construcción de esta Obra de Consagración hemos ido exponiendo y haciendo público.
Los puntos neurálgicos de lo expuesto, consideramos, se encuentran en los siguientes Contenidos de Fe:
La Salvación de Cristo: nos impele y nos conmueve la Fe de la certeza fundamentada en los Hechos de Salvación; a saber: 1) que Cristo es Dios, es el Verbo (Dios de la Palabra); es Elohim Mayor reunido en su potestad en el Conciliábulo de los 24 Ancianos de Los Días; es Uno con el Dios Original (llamado ‘Padre’ en el sentido de Patria, matriz, y lugar de Origen); es Dios desde su creación y es, a su vez, co-creador junto a la Luz Original (Padre); es el Dios de la Estirpe Adámica y de las huestes angelicales (Dios de Hombres y de Ángeles); es el único Dios que los Hombres conocen y toda manifestación de Dios en los profetas de la antigüedad provino de su Potestad y Presencia; 2) que encarnó en Jesús, y nació de una Eva Original (María) según el Plan de Salvación; que Cristo en Jesús cumple con este Plan, el cual consiste en Restaurar el Espíritu de Dios en el Hombre Adámico /varones y mujeres/ Espíritu que se retiró por causa de la Caída y Trasgresión y hechos graves posteriores (el crimen de Caín y la persecución a los santos abelitas);
3) que siendo Dios Encarnado su naturaleza era obviamente ‘milagrosa’, sin embargo no son sus poderes (-para lo humanos excepcionales- pero para su naturaleza absolutamente normales – y incluso menor en manifestación según la realidad divina de su poder-) aquello que define su Rol y Plan; 4) que el Plan de Salvación tenía un aspecto crucial en cuanto a elevar nuevamente a la estirpe Adámica reunida en el pueblo rebelde de Israel: escogido y elegido no por su santidad y obediencia sino por su soberbia y por ‘luchar con Dios, es decir: ‘contra Dios’; pero no solamente a los restos del género Adámico (y no solo israelita): La Gracia tocaría a todo Hombre, independiente de su origen y estirpe original, incluyendo a los Hijos de Maldad; 5) que Jesús paga por el crimen de Caín y la deuda de los Originales caídos con los 12 días de martirio y tortura; 6) que la cruz era el instrumento de patíbulo del mundo romano y nunca fue un símbolo de bien y menos de divinidad; que Jesús es asesinado en la cruz del Poder de Roma: representante absoluto del ‘Mundo’ y del sistema imperial de los Hombres; y con este sacrificio y ‘copa amarga’ la deuda de los Adanes puestos en este mundo, y caídos, es saldada por el Dios de los Adanes: Cristo. 7) Los Hechos de los Tres Días: Cristo desciende a los Abismos y combate con Los Suyos para arrancar de manos infernales las Llave de la muerte, y expulsa al ‘dueño’ del ‘paso por la muerte’- y poseedor de Almas- de toda potestad sobre la ’Ley de Vida’, y cierra los poderes infernales que amenazaban al Hombre; 8) y Victorioso el Cristo repotencia esta Tierra con su Centro de Poder para hacerla el Estrado de sus Pies, en modo que desde su Victoria: todo Hombre naciera inocente y fuese agraciado con el Espíritu del Dios, con el propósito que por Voluntad y Fe se eleve hacia la Conciencia de su propia calidad divina que es esencialmente Espiritual, y en unidad con su Dios Vivo – Cristo- logre recuperar su Estirpe Original Adámica, o alcance la primera inmortalidad para hacerse, desde su alianza con Cristo, un Nuevo Ser en unidad con el Reino de la Luz.
9) Luego Cristo impone una Nueva Ley de Vida: la Ley de Resurrección: que todo ser será reconocido por sus frutos, que según su medida será medido, que se cosechará lo que se siembre en la existencia humana temporal; que nadie entrará al Reino de la Luz si no pone por obra la Voluntad y designio de Dios Original (Padre) que está en el Espíritu del Hombre. 10) Cristo muestra la Resurrección tomando nuevo cuerpo: por 40 días se presenta a ‘todas sus ovejas’ -incluyendo las que otros Hombres no conocían y muchas esparcidas por la Tierra que jamás la historia del Hombre pudo registrar-;12) y finalmente, al ascender de retorno a su Reino, nuestro Dios Cristo nos abre la Gracia del Poder y del Magisterio de la Creación llamado Espíritu Santo. Y desde entonces: el Hombre solamente debe colocar su Buena Voluntad (no su ‘mala’ o relativa voluntad) para hacer de su existencia pasajera una adecuada preparación Espiritual y de Fe para No sufrir la muerte, sino ‘pasar por la muerte’ y obtener nueva Vida.
Esta es la esencia del Plan de Salvación bajo autoridad divina del Cristo Vivo.
El Pecado: De este modo el ‘pecado Original’ que condenaba a la generación humana fue limpiado; y cancelada dicha deuda: ya nadie nace en pecado, sino que ahora el Hombre SE HACE y ELIGE el pecado, pero con la Congruencia de la Fe en la Salvación de Cristo este pecado no es ley, ni es irremediable: porque Cristo es más que el pecado.
Pecado no es el error humano, o costumbres y culturas consideradas por las supuestas ‘civilizaciones cultas’ como ‘subculturas bárbaras’. El pecado es un asunto Espiritual y su medida debe ser en base a la existencia de Dios y la Fe en ese Dios que se declara y al cual se recurre. Hay pecado porque hay conciencia y aceptación de Dios. No hay pecado en la ignorancia de un dios al cual, obviamente, no se acude, ni se está en grado de establecer relación de ningún tipo. Y pecado es, en estricto: establecer alianzas, acuerdos, votos, tratos, pactos y peticiones ante Dios reconociéndole una Potestad Superior, para luego, en la práctica: desconocerle, negarle, contradecirle, pensar y hacer lo opuesto de aquello que Dios pide al Hombre, ignorar su Ley, y poner por obra lo contrario a su esencia y voluntad…y todo esto, además, en Su Nombre.
Y es pecado mayor el recibir potestades espirituales en Su Nombre y hablar con autoridad en su representación sin una vida coherente en obediencia a la Ley de Dios y a los Mandatos de Cristo; y es blasfemia pecar en Su Nombre y poner por autoridad a la institucionalidad del Hombre por encima de la Coherencia de Fe y la Obediencia a los Mandamientos y Ley del Dios que se usa maliciosamente para propósitos mundanos, de bajos instintos y de ambición de poder oscuro.
Cristo considera que la Fe es un Convenio entre Lo Espiritual en la persona y su Potestad Divina. Por lo mismo, es deber de Fe CONOCER a CRISTO en su real consistencia y esencia, y es pecado de necedad construir cristos a propio antojo, y seguir a imágenes humanas de Jesús sin aceptar la condición divina del Cristo.
Los Infiernos: ¿que si existe algo semejante al Diablo? No quizás en la forma popular y de leyenda que por siglos los Hombres han imaginado, y los patrones eclesiásticos han inventado para fomentar el temeroso ovejismo entre los creyentes.
Sabemos que LuzBell era Hijo divino del Dios Original (Padre), es decir: hermano del Verbo, de Cristo. Y sabemos que este dios hermoso hizo uso de su libertad de manera soberbia: en lugar de trabajar en obediencia por el Plan de la Luz, éste rompe con este Orden y realiza el ‘viaje prohibido’ hacia los orígenes de la Luz: a la raíz de la Madre. Porque la Luz toma conciencia de su particularidad en el seno de la única fuente existente entonces: la materia y energía oscura. ¿Cómo se produce esta excepcional convivencia entre los primeros corpúsculos de luz y la invasiva y predominante materia oscura? Y el ‘dios de la mañana’ fue hacia esa respuesta y al corazón de los Orígenes en un viaje retrogrado que pudo hacer implosionar todo lo creado hasta entonces.
Detenido en el delicado ’punto cero’ este dios de luz se hizo poderoso con los misterios de la oscuridad: así se hace de Lo Tenebroso. Y al regresar ante el Padre, su poder, según él creía, era igual al Creador, y alegó poderes y potestades que ocasionaron la primera gran hecatombe cósmica en la Creación de los dioses. Su enemigo frontal fue Cristo, el Hijo Divino Primogénito, porque éste tenía la potestad de Crear, al igual que el Padre. Y el poder y maravilla que el dios caído irradió sobre lo Creado produjo una atracción llamada: DESEOS. Los Adanes Originales, tres cuartas partes de ellos, cayeron bajo su encanto, como otro tanto de las huestes angelicales, y bajo la promesa del ‘CONOCIMIENTO’, el dios rebelde arrasó tres cuartas partes de las estrellas, como un dragón con su fuerte cola.
Como consecuencia: la Luz se empequeñece, pero por Ley se hace más sólida y condensa sus Poderes: mientras el poder de lo Tenebroso gana en expansión, pierde en consistencia.
El Plan de la Luz ha ido recuperando los espacios ganados por Lo Tenebroso, pero la esencia de toda lucha se halla en las creaciones inteligentes con potencial divino: y los Adanes han sido desde siempre un campo de confrontación entre las dos fuerzas.
El Mal -y su principado- existe y está activo en una lucha permanente en contra de la Luz y su Reino de Creación. Pero lejos está el principado luciferino de ser en realidad la imagen de los infiernos de Dante que cultural y religiosamente los Hombres han inventado.
Dios, el Poder de la Luz, Cristo: no tienen potestad para definir aquello que se encuentra bajo la tiranía de Lo Tenebroso; y menos la Luz del Reino usa los infiernos como caldera y fogata para quienes lo desafían: ya ese solo pensamiento es demoniaco, y es un desconocimiento brutal de la realidad Celestial y Divina. Creer que un Hombre de maldad que OPTA por el Mal y pacta, de hecho, o de palabra, con el poder tenebroso tendrá como consecuencia que su mismo principado, al cual sirve, lo castigará y lo incinerará por ‘su maldad’…es simplemente irrisorio. Plantear una necedad como esa equivale a considerar que el dios que se rebeló al Padre y se opuso a Cristo es estúpido.
La Luz y su Reino tienen en su Plan eliminar, acabar, disolver al poder de las Tinieblas, y para eso, por primero, SALVA, RESCATA, a quienes siendo Creaciones Originales y teniendo al Espíritu de Dios deben ser liberados de la influencia del Gran Manipulador: REDIMIDOS para que, POR CONCIENCIA, OPTEN, como antes optaron por la Caída, por Retornar- definitivamente- al Reino al cual pertenecen.
Lucifer y su principado existen y actúan en el Hombre para prolongar su Caída, y frenar su retorno al Reino Original; y los Hombres en Mundos como la Tierra, somos esencialmente Seres que debemos REDIMIRNOS pasando por la OPCIÓN LIBRE de elegir a Cristo como Dios y Salvador, y conocer y aceptar que el Espíritu de Dios NOS habita, y que todo lo Carnal, Mental y Emocional debe ponerse bajo Gobierno del Espíritu, en Alianza con Cristo, para de este modo entrar en Ley de Resurrección: y del Cuerpo carnal obtener el Nuevo Cuerpo Espiritual que nos hará dignos de retornar ante la Presencia de Nuestro Padre Creador.
Y el Mal hará de todo para que este Camino de Redención nunca se concrete, jamás se lleve a buen término: usará la tentación sutil y abierta para separar nuestra Mente (conocimiento) de nuestro Espíritu, y dividirá Alma -privilegiando lo oscuro- de Espíritu- que siempre conduce a la Luz-; en modo que las emociones y sentido sean llamados a bajos instintos y a la insaciable búsqueda de sensaciones, y de este modo nunca el Alma se una al Espíritu para descubrir el Amor como Dios lo concibe, y no como lo humano lo vive. Porque el Amor pertenece a Dios: y es deber del Hombre llegar al Amor Original para ‘amar como Dios ama’.
Conclusión
Nada de esto es religión: y con nada de este Plan puede levantarse una institucionalidad mundana que use a Dios para asentar propias mayordomías humanas y auto proclamar autoridad divina fraudulenta sobre otros Hombres. Eso es practica tenebrosa. La Luz, y el Reino de Amor, nunca harían algo similar.
Esta es la base de los Contenidos de Fe que ahora ud. puede ir a indagar en los artículos y declaraciones aquí publicadas. Y sobre estos Contenidos podemos dar respuestas, y en base a esta Doctrina estamos dispuestos a Dialogar (entendiendo la esencia de aquello que debemos asumir como ‘Dialogo’). Y como siempre llamamos a toda persona de Fe a volver la mirada y la lectura hacia el Evangelio de Juan, el Sermón del Monte, las Cartas de Pablo, y en general a los Cuatro Evangelios Sinópticos; y hacerlo con previa Oración, y con Quietud en el corazón y apertura de mente, en modo que sea El Verbo quién hable a vuestra Verdad Interior, y sea el Dios de la Palabra quién se presente ante Vuestra Certeza de Fe.