Y nosotros nada teníamos que ver en este asunto.
Se nos involucró en un hecho en el cual nunca tuvimos participación alguna. El abogado Hermosilla anduvo hablando sobre una ‘secta’ que estaría a la base de esta especie de complots. Nos señaló por un artículo sobre el celibato, con foto de Maciel, cuya didascálica invita al lector a indagar, investigar la Historia Vaticana y asuntos como el celibato. Luego el señor Hermosilla dio un realce al rol de la psicóloga Ana Chevarría que en realidad jamás tuvo.
En efecto, aquello que se escuchó en la sala de Tribunales en nada roza supuestas inoculaciones de ideas e historias que, en la mente del abogado, habría ejercido nuestra hermana Ana Chevarría, y menos aparece que detrás de tales actos malévolos estuviese la ‘secta’ con sus tentáculos. En su lugar se escuchó una serie de pruebas y testimonios que en ningún ápice siquiera sugiere algún elemento proveniente de la psicóloga Chevarría. Pero es que la verdad cruda es que el papel de Ana Chevarría en este caso fue absolutamente secundario, tangencial y al final sin peso determinante. Y lo demuestra el hecho que la Fiscalía usa el trabajo de otras profesionales que sí tuvieron una labor acabada con las niñas involucradas.
Al final, estas pruebas, no las acusaciones emitidas por los Medios por el señor Hermosilla, sino el material actual de la Fiscalía no permitió dilucidar del todo este caso, y en parte fue desestimado por la Jueza. Y estos son los Hechos. Entonces ¿Qué objetivo tenían las extrañas declaraciones del abogado del señor O’Reilly?
La única respuesta coherente nos la sugiere la Carta Publica de centenares de adeptos y amigos del acusado: podemos entender que había que llamar a zafarrancho a las partes propias, y nada mejor que inventar una ‘secta’ y una psicóloga mal intencionada para aunar filas y fomentar el sentimiento de peligro y ataque de un enemigo oculto. Se nos usó para señalar riesgos supuestos y sórdidos que por fin ayudarían a que ‘los nuestros’ sacaran la voz desechando dudas y superando distracción… y descendieran sobre las arenas de la batalla mediática. Logrado el propósito… desechado el instrumento.
Sabemos que un Tribunal, y menos un abogado, no debe, no tiene el deber, de establecer ‘verdad’. Se trata de fijar Culpabilidad o Inocencia. La ‘verdad’ no es un asunto que concierna a los Tribunales: porque una ‘verdad’ puede ser expuesta técnicamente deficiente, o una culpa real puede desmontarse hasta parecer inocente…o no-culpable.
Una persona común podría considerar que los videos expuesto por la Fiscalía son una prueba contundente de culpabilidad para el imputado: pero bajo el tecnicismo, la línea que fija la legislación (a veces insólita) y los criterios del Juez a cargo (jueza en este caso)…no fueron suficientes, y algunos aspectos se les calificó de ‘forzados’. ¿Eso quiere decir que ‘la verdad’ es una o la otra? No. No se fija aquí una ‘verdad’…sino se busca Culpabilidad o Inocencia. Y en este minuto, en este juicio, no hay ni una ni otra cosa. Hay una apelación pendiente de la Fiscalía, y 120 días para ampliar y mejorar las pruebas del Ministerio Publico. En este punto se halla el tema.
Nosotros, como Entidad Evangelista con Personalidad Jurídica, no podemos alegrarnos cuando un sacerdote, pastor o representante cristiano, cualquiera sea su denominación, es acusado de delitos que son un grave pecado y una afrenta atroz a los Evangelios. A todos nos afectan estos hechos: porque el mundo creyente en crisis evidente no distingue a un cura, de un pastor, de un líder, de un representante…Al final se impone un lugar común injusto: ‘todos son iguales’. Y por lo mismo, acusar a una Entidad legal de complotar en contra de un miembro de otra Entidad tradicional…es echar leña a la confusión que afecta a toda forma de Fe en Cristo. Y eso lo debe entender el señor O’Reilly, quién nunca se ha pronunciado sobre la absurda teoría de su abogado defensor, y es legítimo pensar que siendo su defensor éste habla ‘en su nombre’.
Lo aclaramos ante la Presidencia Episcopal de la Iglesia Católica en carta que fue respondida en términos de justicia. Y ahora que este caso en Tribunales nos dejan absolutamente donde siempre hemos estado: AFUERA y sin nada, nada que hacer en este asunto en particular…esperaríamos una disculpa, que dudamos se concretice…o una aclaración, que sería valiente y honesta, pero que seguramente nunca sucederá. Y quisiéramos una breve, leve, manifestación del señor O’Reilly reconociendo que la burda teoría de la conspiración que habríamos armado para afectarlo en realidad fue un modo de llamar a los propios para que actuaran y no le dejaran solo en este trance. Si así no fuese, o cualquiera fuese la razón que estuviese a la base de los dichos desafortunados del abogado… Ud. señor John O’Reilly puede subsanar y corregir una falacia que en su nombre navegó por la Prensa: porque aquí sí podemos esperar ‘Verdad’. Y la verdad entre quienes nos declaramos consagrados de Cristo es la única Justicia que nos hace Dignos y Libres.
Por último: si en su verdad con Dios Ud. es inocente…Oramos para que esa verdad se imponga, y Dios perdone a quienes le ofendieron y denigraron su Honra. Y si en esa verdad ante Dios Ud. fuese culpable, independiente de lo que digan los tribunales del Hombre, oramos por su Alma porque todo quién daño a un inocente… a Cristo lo hace; y más oramos por las víctimas para que perdonen a quién pudiere haberles ofendido en grado mayor. Porque Ud. si sabe que Dios es nuestro severo e insondable Juez. Y en nuestra inocencia somos consolados y se nos recompensará. Y en nuestras culpas habrá irremediable Justicia.
-Ediciones Gran Fundamento-