— La nueva etapa en el Sacerdocio bajo la Ley de Cristo —
(Crisis, Restauración y nuevos bríos)
No tememos reconocer nuestros errores y debilidades; y no dudamos en levantarnos para cumplir con nuestro Dios Vivo.
Sabemos y asumimos que todo Camino Espiritual es un combate, y que la construcción de una Obra de Consagración compuesta y conformada por hombres y mujeres tendrá, inevitablemente, la dificultad inherente que proviene de nuestra condición humana.
Hemos comprobado por experiencia e historia que lo más sagrado y magnifico de lo divino puede convertirse en relativo, temporal, y materia que el Hombre tratará de manejar y usar en propios términos, según cultura y viejas costumbres religiosas, degradando, finalmente, su fuerza espiritual, y vaciando sus contenidos y degenerando el sentido original.
El cristianismos institucional y la cristiandad- y su historial comprobable -nos dan muchísimos elementos que demuestran como un Hecho Espiritual y Divino portentoso y altamente liberador,- interpretado por el Dios de la Palabra, el Verbo, el Señor de los Elohim, el Cristo nacido de divinidad Original (Padre) y encarnado por mujer Escogida según intervención Celestial, en Jesús,- fue, al cabo de tres siglos, después de los Hechos de Salvación, un carril en descenso utilizado por el decaído imperio romano con el fin de institucionalizar una religión de Estado; y desde ahí, de tal punto de apostasía: el derrumbe hacia guerras feudales, cruzadas sangrientas, inquisición luciferina, e instauración de la peor crisis moral que se conozca en religión alguna…ha sido un declive sin freno, lleno de hipocresía y sin vergüenza ni moral.
Nunca un Dios Encarnado- y Hechos de Salvación que cambian la Ley de Vida de todo Hombre – han sido tan vapuleado, tergiversados, rebajados y apostatados…hasta convertirlos en su contrario, opuesto y contrapuesto.
Reivindicar a Cristo, liberarlo de las iglesias y su manejo de poder mundano, recuperar el Mandato Original de una divinidad suprema: fue intención y voluntad de muchos a lo largo de la historia; la mayoría, sino todos, fenecieron en su voluntad por recuperar la Virtud de la Fe Cristica; y al final la institucionalidad de los poderosos ligados al Mundo ha impuesto a un Jesús carente de divinidad, sin Plan de Salvación, y sin Hechos de Victoria que cambiaran la condición del Hombre; al contrario, por siglos se ha repetido que todo sigue igual, que el pecado es prevalencia irreversible, que la muerte es dominio, que sólo la esperanza queda al Hombre, y que la vieja Ley y sus doctrinas siguen vigentes, como el antiguo modo de concebir el sacerdocio… como si Cristo nunca hubiese venido.
Nosotros no concluimos por intelecto o presunción que nuestra misión era, unilateralmente, oponernos a la oscura apostasía reinante, y de mutuo propio colocarnos cuan defensores de la ‘fe pura’. No. Nunca nos nació esa intención o idea. Nunca fue nuestra postura ni voluntad. La realidad y la verdad sin tapujos, y sin miedo a los fútiles juicios del Hombre de este Mundo y sus poderes mundanos, es que todo lo que exponemos, proponemos y defendemos lo hemos recibido del Dios Vivo, del Dios de la Palabra, del Cristo que VIVE y Gobierna. Pero, aun así, hemos querido entender en modo humano lo que se nos declaró y declaraba por Espíritu, llevando a nuestra comprensión, conocimiento e intento de aplicación, – según nuestra realidad carnal, mental, emocional y mundana-, aspectos y develaciones que solamente por Espíritu y Espiritualidad adquieren su verdad y portento.
Y a pesar de que tenemos desde hace años las herramientas espirituales, y no pocas, y oráculos del Señor: igualmente culminamos llevando lo Espiritual por las raídas sendas de la costumbre humana y mundana… por ser lo conocido y familiar.
Han sido 26 años de experimentación humana de un Camino Espiritual, no conducido por Espíritu sino por lo humano como pretendido centro de lo trascendente: y lo Carnal y Emocional y lo Mental cuan altares de pleitesía divina que irremediablemente nos llevaron de regreso a los abismos… ( pero ahora sintiéndonos ‘mejores personas’, diferentes en algunos aspectos básicos, y distintos al pasado; pero nunca desde lo realmente nuevo: sino desde la aparente mejoría que en realidad prolongaba nuestro esclavitud a lo temporal sin eternidad, a la vejez, a la enfermedad y a la muerte sin proyección de Nueva Vida; ni nos ha permitido entrar en la Resurrección a la cual Cristo nos llama para transformar Lo Carnal en Espiritual)… Y nos perdimos en el Camino.
Sí mantuvimos y sostuvimos y enseñamos la sana y buena doctrina: pero no aplicada plena y constantemente en nosotros como COHERENCIA de VIDA desde el Espíritu.
Así, teníamos una potente doctrina que nos explicaba la gran diferencia y separación con respecto a la falacia apostata, y nos dejaba con nueva Investidura de Fe según nuevos paradigmas; pero luego, en la práctica cotidiana y de vida, quedábamos inermes circulando sobre los mismos yerros y luchas estériles que nos condujeron, finalmente, a la Crisis que hoy enfrentamos, y asumimos no sin heridas y heridos, no sin perdidas y renuncias, pero con la Fe puesta en el Cristo Vivo, y entregándonos a la inducción de la Madre Sabiduría del Santo Espíritu.
El punto de quiebre se manifestó con evidencias irrefutables en la resistencia y clara rebeldía a un Mandato fundamental de Cristo: obtener la luz de la fe para alumbrar la fe de muchos. Y esa Siembra es la esencia del Sacerdocio de Cristo. Que todo lo que aumenta y nutre nuestra Fe y a nuestro Espíritu debe irradiar hacia quienes creen y buscan la luz que los conduzca también a ellos y a ellas a la Relación Personal y Espiritual con el Cristo Vivo. Porque esa siembra implica compromiso, responsabilidad, santa administración y una relación espiritual constante con Cristo como Nuestro Sumo Sacerdote Celestial. Y ese Orden implica un cambio de prioridades, y una revolución en la visión y en la practica de Vida. En otras palabras: la Transformación que Cristo impele en virtud de la Voluntad del Padre que habita y mora en todo Ser Humano.
Mucho intento hubo, mucha voluntad humana vimos y comprobamos, bastante idea propia; y acondicionada la acción a circunstancias intimas que a veces no eran santas, o pecaban de egocentrismo, o bien simplemente desviaban las aguas nuevas por los viejos canales eclesiásticos y de las consabidas religiones evidentemente inconducentes. Intelectualismo también hubo: la mente artificial jugando a ser dios. Y a pesar de tener amplia enseñanza y formas de Sabiduría y Virtudes: no fueron éstas consideradas como una obligación moral esencial; Sabiduría sin la cual tarde o temprano caeríamos en la incoherencia y formas encubiertas de apostasía, como sucedió en los hechos.
El Individualismo reinante en el Mundo de hoy también hacia gala en nosotros o entre los nuestros. La flojera que rechaza la lectura, el estudio y la disciplina según un modelo actual derivado del virtualismo tecnológico fue un combate no menor, que no vencimos, y en cuya arena fuimos vencidos.
Por lo mismo entendemos a quienes dejaron este camino tan lleno de aristas y combates, aprendizaje y experimentaciones. Pero no comprendemos, ni aceptamos, ni justificamos a quienes saliendo de un tiempo de Consagración, y habiendo sellados sacerdocio y recibidos sellos en forma LIBRE -y siempre preguntando más de una vez con tal de que la aceptación fuese consciente e informada- al final han renegado de Cristo, han vuelto a la más oscura de las retractaciones, o simplemente se han entregado a espíritus bajos y sendas pseudo espirituales a veces cercanas a la oscuridad, tan lejos y contrario a la Luz del Reino de Dios. O se han hundido en el resentimiento, en la ira, en la violencia verbal y en el litigio latente y manifiesto. Eso jamás lo podremos aceptar. O mintieron cuando juramentaban de rodillas y pronunciaban el nombre de Cristo, o viven en la falacia hoy que han tomado vías odiosas escupiendo de palabra y de acción la mano que les bendijo. Tales actitudes y comportamientos menos que humanos nos retrotraen a los bajos instintos que nos desmerecen cuan seres inteligentes y personas morales. Y de eso nosotros nos alejamos. No entramos en tales terrenos.
Respetamos, y dejamos entreabierta nuestras puertas, a quienes aún en la más profunda discrepancia ha sido honestos y honestas, y han declarado su verdad de frente, dando la cara y mirando a los ojos; y han respetado los procedimientos sacerdotales para hacer abandono de este camino en forma decente, civilizada y amigable. Y aun en las diferencias les consideramos personas de altura moral dignas de ser escuchadas y recibidas por nuestro sacerdocio. No tememos a las diferencias y a la diversidad: pero nos alejamos y retiramos de las bajezas que conllevan a modos y formas de violencia y fútil liviandad.
Confesamos que estas situaciones humanas nos fatigan, nos desazonan y no logramos armonizarlas en medio de un andar espiritual, de alta moralidad, de Fe, y con postulados que debieran hacernos Hombres Superiores y ejemplos de Coherencia. Resulta una incongruencia tremenda rebajar lo Espiritual a pequeños asuntos de animosidades y rumores exhalados por vías que permiten el anonimato y el escondrijo. No es digno. Y nosotros nos retiramos y alejamos de tales malas e insanas prácticas.
Así como llegamos agotados a la constatación de que no estábamos alcanzado los propósitos que Cristo nos ha develado en estos años. El primer mandato, el esencial: ‘Consagrar Creyentes’ no se estaba cumpliendo cabal y completamente, tal y como Cristo nos lo había planteado hace muchos años ya, desde el comienzo de estos más de 26 años. Y lo más grave: no crecíamos, y NO debido a que nuestra doctrina no fuese entendida y no fuese sentida por la fe del creyente: al contrario. Nunca anteriormente como en estos últimos 5 años la Doctrina de Salvación de nuestro Cristo Dios ha tenido tanta receptividad y ha logrado movilizar a tanta gente. Durante dos años realizamos importarte reuniones masivas. Pero fallamos en la conducción: nuestro sacerdocio carecía de compromiso en muchos de sus miembros, y no todo el sacerdocio trabajaba con el mismo ahínco, y no pocos simplemente se negaban a sembrar entre los creyentes… dedicándose solamente a la propia experiencia religiosa, íntima y personal.
Nuestra Obra de Consagración forma y prepara sacerdotes: somos una Obra sacerdotal para Consagración del creyente. Y eso implica esforzarse para que todo hombre o mujer se consagre para, en el camino de su espiritualidad, adquirir el Nuevo Sacerdocio bajo la Ley de Cristo; y mediante la labor sacerdotal de Nuevo Tipo ayudemos a Investir la Fe de los creyentes con inédito ropaje doctrinario: y también ellos y ellas – creyentes en búsqueda de respuestas espirituales- tengan las puertas abiertas para entrar por el Camino de Consagración que Selle también en ellos y ellas un Sacerdocio del Altísimo que no es para fundar nuevas iglesias, y menos fomentar nuevas corrientes religiosas en el Mundo, sino que es para aplicar el Plan de Salvación que Cristo propone, a saber: que la persona humana vaya potenciando a la persona espiritual que entrará, en su día, bajo la Ley de Resurrección para así obtener la Nueva Vida que vence definitivamente a la muerte y nos libera de Lo Temporal para entrar en Lo Eterno.
Hemos comprobado que no es tarea fácil: porque la Transformación de lo humano-carnal en Espiritual, -con Vida ligada a Cristo cuan Dios Salvador y Conducto directo a la Fuente Original (Padre),- suele toparse con la fuerte resistencia de lo material, y la confusión de las emociones más elementales, y los juegos de la mente artificial, (además de la atracción y esclavización que el Mundo ejerce en los Hombres creando espejismos de progreso y autorrealización que al final son una ilusión que muere con la Carne).
Pero hemos verificado que tres factores suelen ser predominantes: El Miedo; La Duda; El Control. Y este último factor: el Control, es el mecanismo de ‘seguridad’ que se presenta como falsa ancla de aterrizaje a la realidad conocida y manejable que no permite que el Espíritu eleve la Conciencia en la persona y, como efecto: la mente natural despierte y asuma lo Nuevo, provocando así un despertar a una existencia superior que es más real y verdadera que la efímera y pasajera sensación de Tiempo y Espacio que conocemos.
El Miedo y la Duda son fruto de varios siglos de apostasía: cuando se nos ha inculcado el temor y la culpa, el castigo y el terror, el pecado cuan ley impertérrita y la moral cazurra e hipócrita…lo que queda es el Miedo. Y, por ende, como efecto: la Duda, que es el síntoma de Lo Relativo que ha vuelto al humano común en un ser altamente individualista y carente de verdad nítida… en un Mundo repleto de verdades inventadas.
El ‘zoológico de la fe’ que pulula entre gritos, saltos, pastores de ambiciones insaciables y búsqueda de opulencia en campaña por riquezas en forma descarada, y empresas de la fe que incentivan el mercantilismo de las supersticiones, y la institucionalidad religiosa mezclada con la política y las altas finanzas que al final son otro modo de ejercicio de poder mundano…solo provocan mayores dudas; y la confusión hace estragos y sepulta toda buena doctrina y obnubila caminos reales hacia la Luz. Una gruesa capa de falacia y barullo no permite al Buen Hombre llegar al Dios de La Salvación y de la Redención. Y por lo mismo: Dios no está en el bullicio ni en las religiones del Mundo. Dios lo encontrará el Buen Hombre en la intimidad y el silencio de su Fe, en relación espiritual con Cristo, y apartado de todo asalto mundano que lo distraiga y confunda.
El Espíritu de Dios MORA en el Hombre: y por Fe y por Espíritu todo Ser Humano puede alcanzar la Luz del Reino. Esa es nuestra forma de vivir la Fe, y tal es nuestra propuesta. Y en esto consiste el Camino de Consagración: que, una vez lograda la Luz del Reino en uno, salga -todo aquel y aquella que posee Luz- para alumbrar el Camino a los buscadores que llaman y buscan a Cristo: para que sea el Cristo Vivo quién los rescate y les conduzca a la Morada de nuestro Origen. Eso es el Nuevo Sacerdocio.
Hoy estamos aprendiendo de nuestra propia crisis, que es el camino del Hombre que lucha por no perder el Camino hacia Dios. Y lo primero que hicimos fue ASUMIR nuestra crisis, pues de otro modo seguiríamos reivindicando nuestros errores y experimentos como algo que debemos valorar sin Crítica y sin Arrepentimiento y por ende sin Perdón ante Nuestros Dios Vivo. Y porque asumimos la crisis que nos golpea es que podemos obtener mirada Crítica, recurrir al Arrepentimiento debido, y postrarnos en Alma y Espíritu ante nuestro Dios Vivo para solicitar su Perdón. De otro modo nunca saldríamos del circulo viciosos que nos hundía en la disidía y la omisión.
Y hemos aceptado la dura prueba de constatar el TOTAL RETIRO de todo Sello y Potestad que se nos entregara en virtud del bautismo y sacerdocio adquirido en años. Y despojados de todo lo que nos une al Sacerdocio de Cristo, fuimos dejados libres y sin deudas para que cada uno asumiera su propio camino. Y libres de todo compromiso y sin deudas sobre las cuales responder a Cristo, por Gracia de Dios, fuimos colocados ante un Convenio Superior que podíamos no aceptar; y que de asumir pondríamos sobre nosotros el mayor Juicio del Reino de nuestra existencia; y de salir victorioso: la mayor Gloria a la cual puede aspirar un Hombre en Camino y Vida Espiritual.
Este proceso de restauración se ha desarrollado en meses, y con encuentros personales, y con actos sacramentales y reflexiones de fe que cada uno ha debido asumir: obviamente ha sido un proceso en donde han participado Consagrados y Sacerdotes, no líderes, ni consagrados por fe, ni creyentes participes de los Círculos Cristicos. Porque la crisis ha enfermado la cabeza, la mayordomía, la autoridad del sacerdocio y su coherencia. Tanto el Movimiento de Fe Cristico como los Círculos y sus lideres y Consagrados por Fe no han sido tocados en este proceso.
Hemos recompuesto la base Espiritual de nuestro sacerdocio: y desde hoy será la Vida Espiritual, y el Acercamiento y Vivencia Con Cristo, haciendo uso pleno de nuestras claves espirituales y carismáticas, la base y sustento de nuestro ejercicio sacerdotal; y nos mediremos según los Convenios que hemos sellado con Cristo; y aceptamos que el Juicio del Reino sobre nosotros sea para cerciorar cumplimiento, sea para zanjar incongruencia, o para recibir condena por negación, omisión o caída en viejas negligencias.
Nos disponemos a ser Espirituales antes que carnales y no apartarnos jamás nunca de nuestra espiritualidad. Renunciamos a la mente artificial y vamos por la mente natural y su reino de inocencia. Sacrificamos el Conocimiento y asumimos La Sabiduría como centro del saber superior. Venceremos la baja emocionalidad para Unir nuestra Alma al Espíritu que Mora en nosotros para hacer de Alma y Espíritu un solo Ser Superior que tome gobierno de nuestra persona. Y nos proponemos firmemente CONOCER a CRISTO hasta Unirnos con Él y hacernos Uno y Amarle para Obedecerle naturalmente y sin trabas.
45 Sacerdotes, hombres y mujeres, desde donde Cristo nos ha llamado a Servir, ENTREGAR Y SEMBRAR, hemos Restaurado nuestros sellos sacerdotales, y nos disponemos a Obedecer, por amor al Reino de Dios; y nos aprestamos a poner por Obra el designio y el Plan declarado por Cristo para este Tiempo de Tribulación; y hemos Restaurado y Renovado por Conciencia, y en pleno uso de nuestra Libre Voluntad, nuestros Sellos Sacerdotales; y nos disponemos a Sembrar la Ley de Cristo y su Plan de Salvación entre muchos creyentes: para que también ellos y ellas accedan al ejercicio del Nuevo Sacerdocio que Cristo encabeza cuan Dios Vivo.
Según el Orden de Cristo nos hemos constituido en dos tipos de Orgánica, (actualmente desde San Fernando al sur, hasta Arica en el norte) cuyas labores poseen propias connotaciones pero que confluyen en los mismos objetivos: La Hermandad de Socorro, y La Misión Territorial.
Ahora entramos en un tiempo de reordenamiento y de reforzamiento del Movimiento de Fe Cristico y sus Círculos de Creyentes en modo de dedicarnos a hacer avanzar a los Lideres y Consagrados por Fe. Y aumentar la base de creyentes que Invistan su Fe con la Divinidad de Cristo. Esa es tarea principal de La Misión de Sembradores. Así como se concretarán los planes Misioneros para asentar Obra en Perú y asegurar la Siembra en Bolivia.
Mientras que la Hermandad de Socorro dará inicio a Servicios con ejercicio de Poder en Sanidad, Orientación y Exhortación allí donde se les llame, y accionen su Servicio. En modo que también ellos y ellas vayan guiando a muchos creyentes en la Investidura de la Fe en el Dios Vivo; y se acerquen a muchos hombres y mujeres al ejercicio del Servicio a Cristo.
Los Creyentes, Lideres y Consagrados por Fe deben confiar en su Sacerdocio: se ha limpiado de yerros y ha optado por la Obediencia a Cristo según los Mandatos claros que ya conocemos bajo esta Dispensación de Paz.
Y en todo: cada sacerdote se dispone ahora convertirse en MAYORDOMO de su propia obra, es decir: de cada sacerdote que guía personas de fe, las capacita y organiza… nacerá una Obra, una Casa, una Siembra, una Mayordomía que, armoniosa con el Orden del Sacerdocio, logrará asentar esta Dispensación de las Vísperas del Advenimiento del Milenio de Paz. De estas 45 cabezas sacerdotales haremos crecer a un Pueblo de cientos de Consagrados-as.
Con el fin de este proceso de Restauración damos por superada la Crisis: y nos disponemos a cumplir con Espíritu y Carismas el mandato de nuestro Dios Vivo.
Hoy el mundo transita por el Tiempo de Tribulación que anuncia Cambios que llama a los hombres y mujeres de fe a hacerse Fuertes en el Nuevo Sacerdocio de Cristo: ejercemos Sacerdocio para Consagrar a los Creyentes y constituir un Pueblo de Sacerdotes leales a Cristo.
En Cristo, Con Cristo y Por Cristo… ¡nosotros somos lo que son nuestras Victorias!
Sacerdocio bajo la Ley de Cristo
-Dispensación de las vísperas del advenimiento del milenio de paz-
25 de abril 2018