-Artículo de la orden de Melquisedec del Sacerdocio bajo la Ley de Cristo-
Fe y Libertad: ¿son compatibles? Porque si la fe conlleva a obligaciones, compromisos, e incluso procesos rituales y de culto naturales a toda religión o modos de implementar esa creencia… ¿hay realmente libertad de proceder cómo uno considere o estime conveniente?
Aún más: si no se optase por religión alguna, pero sí por una Fe: en el Buda, o en Cristo…por ejemplo… ¿podría uno hacer uso de su libertad para interpretar al buda como uno sienta ganas, o construir a un cristo a propia medida?
Ese buda, o ese cristo que en el nombre de la libertad personal he alzado para mí mismo: ¿tiene un valor real…o es un juego quimérico de misticismo religioso…siempre muy individual?
Existe un argumento recurrente entre no pocos creyentes que escapan de las religiones bajo criticas certeras, ciertas e indiscutibles. Y que una vez emancipados de ataduras eclesiásticas, ahora son libres de creer como se les dé la gana o cómo mejor convenga. A eso llaman ‘libertad’.
Para entendernos mejor debemos definir el significado de Fe: ¿es fe el sólo creer en algo divino o sobre natural? ¿Es fe el fomentar la esperanza en algo distinto, mejor o superior?
Según el Buda, y de acuerdo a Cristo: la Fe es el motor espiritual que conduce al Hombre a su Encuentro con su raíz, y Creador. La Fe es el Espíritu en Movimiento. Y para que el Espíritu gobierne y conduzca el Hombre debe practicar la Fe mediante la Oración, la Contemplación, la Meditación y el Discernimiento de las Escrituras Sagradas. Tales prácticas de Fe deben producir cambios, mutación, en la persona: Morales, de Visión del Mundo, de Sí Mismo, y del Prójimo.
La Coherencia de la Fe es la persona que pone por Obra y Acción la Fe que LO VIVE.
Tales elementos Espirituales nunca irán de la díscola mano de una mala concepción de la Libertad.
El Ser de Fe es libre del Mundo, pero es un Ser profundamente comprometido con Dios. El Hombre formal y religioso es una persona esclava de lo mundano, y aparenta seguir a Dios. Lo que Cristo llamó: ‘hipócritas’.
Para un Hombre de Fe es la Fe la que gobierna su Libertad. Para un Hombre de Mundo es su libertad la que debe moldear cualquier tipo de fe.
Zafarse de las religiones no significa que una persona se libere de la cultura religiosa. Y renegando de su iglesia puede perfectamente conformar o su propia religiosidad individual, o bien congregarse en sectas acérrimas que niegan la libertad a sus miembros.
La Fe puesta cuan cabeza de COMPROMISO con Cristo obliga a buscar la Coherencia APLICADA a todo plano de la existencia basándose en los Evangelios. Para algunos ya esa norma básica es un atentado a la libertad del sujeto. Porque si tomamos por ejemplo el texto del Sermón del Monte, y en nuestra Fe lo concebimos cuan MANDATO y LEY de Cristo para LOS SUYOS… ¡a mucho debiéramos renunciar y en mucho más deberemos cambiar! Tomarlo muy en serio de acuerdo a la Fe conlleva a un fuerte y profundo proceso de mutación interior y de transformación personal.
Entonces el libertario mundano prefiere relativizar aquello que lee de Cristo en el Evangelio… de Juan, por ejemplo… y así nacen tantas interpretaciones como amantes del libertinaje religioso existe.
Nosotros hicimos una opción de Fe: colocar a Cristo como cabeza de nuestras vidas, y a su Evangelio cuan Ley y Mandato que no se puede cambiar o empequeñecer a según de conveniencias o mezquindades. Y seguimos al pie de la letra la doctrina de Pablo, el apóstol, en cuanto desde el Bautismo por Agua y Fuego todos somos Sacerdotes de Cristo. Y no un sacerdocio a la antigua, según la ley antes de Cristo, sino un Nuevo Sacerdocio que tiene por Sumo Sacerdote al Dios Vivo en Cristo Salvador. Un Sacerdocio que ejerce Poder sólo por Unción del Espíritu Santo. Un Camino de Fe en Obras que se abre al prójimo y rechaza todo tipo de subyugación mundana y sectaria… pero que Llama a la responsabilidad, al compromiso, al Orden que implica la Coherencia con la Fe que practicamos.
Nuestra libertad humana reside en aceptar o rechazar este (o cualquier) Camino de Fe. Pero la libertad no nos concede el derecho a tomar este Camino y luego transformarlo en nuestro remedo personal de sacerdocio.
Nuestra Libertad reside en que una vez aceptado este Camino de Fe sí podemos dejar la norma, el método, el culto, el Orden, el trabajo de Siembra con los creyentes…pero nunca renegaremos de Nuestra Fe que nos hace personas serias, sólidas y creíbles. Porque si por no ser capaces de la disciplina de la Fe salimos por la oscura puerta de la mentira, de la insidia, de la tergiversación y de la negación de sí mismo por encima y a pesar de todo lo practicado en años…entonces el tema no es la Fe ni la Libertad…sino la Moral.
Es inmoral despreciar y escupir con odiosidad y falacia sobre aquello que uno mismo fue y defendió por años vitales de su existencia. Y es inmoral porque tales actitudes muestran falta absoluta de dignidad y de respeto por sí mismo.
Si hay unidad en la Fe puede haber discrepancias en formas y métodos, en orgánicas y en aspectos doctrinarios…eso es parte de la libertad en la senda de la práctica de Fe. Pudiere incluso existir separación de caminos personales, alejamientos orgánicos, distanciamientos, renuncias… pero la Moral de la persona digna nunca renegará de lo avanzado y adquirido en sus años de Práctica y de Vida Espiritual. La Fe no es ‘renunciable’ si es verdadera. Alejarse de conglomerados o asociaciones de personas nunca nos debiera llevar a renegar de nuestra Coherencia.
Podemos hoy distanciarnos de la iglesia católica, pero nunca alejarnos de Cristo, y aún en la dura crítica a esa institución, debemos reconocer que ella fue para muchos la matriz de nuestra Fe actual. Y justamente porque ya no queremos más la apostasía que vemos y constatamos en las iglesias es que buscamos la Practica de la Fe basados en los Evangelios cuan Mandato y Ley de Cristo.
Es Libertad optar y criticar, pero la Fe nos obliga a nunca romper el piso Moral que nos hace personas decentes y justas.
En la Libertad mal entendida se critica como disparando desde trincheras emboscadas: eso es fácil, pero es altamente irresponsable y cobarde; y es lo más fácil que pueda hacer uno que entiende que su libertad todo le permite y a nada lo obliga. Lo que es la mejor descripción del ‘libertinaje’.
Nosotros hemos colocado la Fe en Cristo adelante, y luego hemos aceptado nuestra Libertad de acuerdo a los compromisos de Coherencia que este Camino Espiritual nos va marcando y señalizando. Y dicha opción de Fe, vista desde afuera, puede parecer rara, extraña o incomprensible… Y tal sospecha es natural ya que el Hombre del Mundo teme a lo que no entiende o se siente inseguro de aquello que no controla. Pero tal recelo no puede dar pábulo al ataque y a la discriminación, ni menos justifica lo soez y lo vulgar en las maneras de dirigirse a nosotros o a cualquier grupo de Personas en la práctica de su Fe. Tales manifestaciones de intolerancia sólo pueden provenir de gente sin libertad, y resentidas con la Fe de otros… precisamente porque incapaces de optar por un camino de fe.
La Libertad de uno se mide en el respeto por la Libertad del otro. La Fe de uno se mide por el respeto de la Fe del otro.
En la Fe hay Libertad Espiritual, pero ya no esa libertad de la Carne y mundana que al final niega a Dios.
Si alguien por apego a su libertad en la Carne, y preferencia por lo mundano, renunciara a su Fe proclamada por años… no hace mal alguno sí reconociera con dignidad su dimisión y no escondiera su negación de Fe o rechazo a una definida practica de Fe. En tal decisión no hay mal alguno. Pero es altamente inmoral si, para justificar la propia incoherencia e incongruencia, optase por vomitar en las vestes de aquello que por largo tramo le bendijo, y le ofreció un Camino que la persona en su hora aceptó LIBREMENTE, y lo vivió hasta con goce y agradecimiento.
En un mundo de violencia, de sectarismo, de carencia absoluta de amor y lleno de juegos sucios, corrupción y utilización de afectos y emocionalidades de otros… es URGENTE ser personas decente, honestas, correctas incluso en las diferencias, y siempre apegadas a la verdad aunque duela. En la Verdad Vive Cristo. En la mentira solo habitan los infiernos.
Este Camino ESPIRITUAL de Consagración y Sacerdocio no es una religión, menos una secta (las cuales aborrecemos por convicciones profundas); y el centro de esta Práctica de Fe son las personas…no una institución… sino la persona que en su Libertad ha puesto a Su Fe en Cristo por delante, para que sea Cristo Dios quien nos libere de Verdad.
Muchos, centenares, han recibido esta Fe con sus deberes y compromisos: algunos han dado gracias y se han alejado cuan amigos; otros han pedido tiempo para optar en mejores condiciones de vida; muchos simplemente se fueron sin decir nada. Pero siempre, constantemente, en estos más de 24 años, hay decenas de leales sacerdotes que insistimos en vivir este Sacerdocio, y Consagrar a muchos Creyentes para que más y más tomen sobre Sí el Camino de la Fe en Cristo… con el gran propósito de llevar adelante el Plan de Salvación del Reino de Dios.
Y todos somos Libres y responsables de nuestros actos. Por lo mismo es que de ningún modo entenderemos los juicios desde lo externo, foráneos, y que nunca nos han conocido, y han temido a entrar en nuestras prácticas de Oración, de Meditación y de Discernimientos de los Evangelios. Y éstos, sin nada hacer, sin jamás entrar… se adosan la calidad de jueces severos y definitivos desde su nulidad y vacío. ¡Oramos por ellos y ellas para que tengan cordura y sabiduría!
Y claro, nunca podremos aceptar que quién, cualquiera, habiendo sido persona consagrada, y por años haya sido testigo de la paciencia, misericordia y laboriosidad de todo el sacerdocio para con sus errores reiterados, inconsistencias, e incumplimientos… hoy, terminada su hora, avale dichos y palabras falaces que nada tienen que ver y hacer con nuestra realidad. Nos alarma hasta donde cae el mentiroso y lo oscuro del abismo en el cual se hunde el manipulador. ¡Oramos para que de esos casos, y de tales seres… nos libere Cristo, y ya no nos deje caer en la tentación de entregar (ya nunca más) la perla de Consagración a los carroñeros!
Damos Gracias al Espíritu Santo por tanta dura y fuerte Enseñanza. Estamos aprendiendo a ser Leales Sacerdotes del Cristo Vivo.
Nuestra opción es por la Fe, y nuestra Libertad está en Manos de Cristo. Y eso nos hace ser Sacerdotes bajo la Ley del Cristo Vivo.
-Orden de Melquisedec del Sacerdocio bajo la Ley de Cristo-