Ante nuestra afirmación en cuanto siendo Personas de Fe en Cristo no nos consideramos ‘cristianos’, se sostiene en sólidos Principios que ahora aclaramos y exponemos:
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La nomenclatura que comprende la cristiandad incluye, primero, su historia. La historia del cristianismo como movimiento de Fe posee una realidad temprana que hacemos nuestra y de la cual nos sentimos parte, y que Pablo llamó ‘la comunidad de los Consagrados’. La predominancia de las estructuras eclesiásticas al estilo del antiguo sacerdocio rabínico judío, y la unidad política que realiza el emperador Constantino bajo los aleros de su autoridad, demarcan la ruptura con el primer movimiento de Fe y el surgimiento de una religión estrechamente ligada a la política y a los intereses del Poder mundano. Desde entonces, las elaboraciones doctrinarias de este cristianismo son esencialmente apostatas, en cuando proclamando a Jesús desvirtuaron la esencia Espiritual del Camino de Fe que Cristo abre para los Hombres. La larga historia de guerras y de principados, de Cruzadas y de Inquisición son ampliamente reconocibles y fáciles de escrutar por cualquier investigador serio. Y parte de esta historia es la Reforma, que da vida a una atomización de posturas que hoy se conoce como cristianismo protestante, y que en sustancia no liberan a la cristiandad de los errores y dogmas que inoculó la apostasía en su origen.
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La Cultura cristiana, las costumbres y reglas, comportamientos y modos de concebir la vida, han sido largamente utilizada para diferenciarse supuestamente de una supremacía auto concebida que ha servido de pretexto para guerras, tiranías y sistemas de sumisión absolutamente alejados y contrarios a los Evangelios y enseñanza de CristoJesús. No siendo este fenómeno de corte absolutista una característica exclusiva del cristianismo, pues en la historia las religiones que han logrado conformar cultura y han unificado identidades sociales o nacionales en su entorno se han transformado en sistemas políticos, y hay muchas derivaciones de esta realidad al uso militar con fines de dominación, o banderas para la guerra y la confrontación.
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La Apostasía en términos Doctrinarios y de Principios de Fe, suele nunca negar las figuras e imágenes que identifican a una fe, y desde su aparente aceptación construyen idearios e instituciones que en la realidad son contrarias al origen de la enseñanza. El alzamiento de la ‘iglesia’ cuan estructura imprescindible encomendada directamente por Cristo es una falacia; y para sustentar esta monstruosidad se cita un pasaje en donde supuestamente Cristo ordena a Pedro alzar su iglesia. Bien sabemos -y bien sabe cualquier estudioso o lector atento- que la palabra ‘Eclesia’ que se usa en la traducción al griego del concepto Arameo-Hebreo antiguo de Templo o Tabernáculo, en realidad no interpreta lo que Cristo dice efectivamente a Pedro, pues ‘Ecclesia’ es en griego una asamblea de ciudadanos en el criterio de la aplicación de la democracia. Es una reunión de personas con propósito de ejercer niveles de decisiones. (La ekklesía o ecclesía (del griego antiguo «ἐκκλησία») era la principal asamblea de la democracia ateniense en la Antigua Grecia.) Cristo cuan Ser Divino no habla de estructuras política mundanas: declara esas palabras citadas en los Evangelios ante uno de los apóstoles más reacios a creer que en verdad Jesús era el Mesías, y esta vez, en esta ocasión, Pedro declara que Él, Jesús, es el Cristo, el Mesías, por fin…y es entonces que Cristo exclama que ‘el Espíritu’ había declarado esa verdad, y sobre ‘ese Espíritu Él, Cristo, alzará su Templo’.
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El sacerdocio de esa ‘iglesia’ es copia y continuidad del antiguo tipo de sacerdocio hebreo que, al decir de Pablo, fue superado con los Hechos de Cristo, y desde tales Hechos, por Cristo y en Bautismo con Él…somos todos sus sacerdotes. Sobre la Nueva Ley, que es Cristo y los Hechos de Salvación, se volvió a reconstruir la vieja ley del pecado y de la muerte, como si Cristo nunca hubiese Venido.
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No creemos que la Religión, concebida como un ligamen de estructuras y dogmas, de institucionalidad y formalidades, y como un modo político de concebir la aplicación y práctica de la fe, sea una necesidad real en el Hombre, sino más bien representa un mal que aleja al Hombre de su Fe, de su Relación con Dios y culmina por coartarle un Don precioso concedido por la Gracia del Creador: la Libertad.
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No creemos que las iglesias… y mucho menos el concepto del pastor y el redil de ovejas… se correspondan al mensaje profundo y Espiritual de los Evangelios. La parábola en que Cristo se presenta como un Pastor que es reconocido y seguido por sus ovejas, ante un pueblo de pastores, posee el único significado posible: que Cristo, siendo Dios, es quién NOS Conduce y nosotros debemos Obediencia a un Ser que no es ‘un varón’ sino Dios mismo: el Dios de los Hombres, el Cristo, el Elohim Mayor…el VERBO del Creador.
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Creemos profundamente en la LIBERTAD del HOMBRE para elegir en CONCIENCIA el Camino de su FE. Y para que esto sea real y aplicable es menester que en la sociedad exista una EDUCACION que abra ante el niño y niña, los jóvenes, la amplia historia de las religiones y conozcan los sustentos doctrinarios básicos de éstas, y sepan discernir según su Fe, si la tienen, o su ideario. O bien no elegir ninguna. No creemos que la Fe en la ignorancia sea un Valor Espiritual, sino al contrario: estamos convencidos por experiencia y práctica Espiritual que solo el conocer la realidad nos hace posible entender el Plan de Dios y sobre todo Lo Vital del Plan de Salvación de Cristo. Porque, es nuestra plena convicción, este Plan y sus perspectivas en la persona NO pasan por opciones religiosas o teológicas…sino por un profundo acto de vivencia Espiritual estrechamente unido a la propia historia personal.
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El Hombre es el centro de la Redención. No el Mundo primero. Sino el Hombre. Y solo el Ser Humano adquiere Visión y Entendimiento Espiritual de su mundo, de su prójimo, de la sociedad, entonces y solo entonces estará en grado de cambiar al Mundo. Este concepto fundamental se halla en la Enseñanza de Cristo, el cual nos induce a que si logramos Luz y Verdad Espiritual, no la dejemos inerte ni guardemos debajo de la cama, sino salgamos a repartirla y mostrémosla para que otros que buscan el Camino de la Fe sepan que así como otros Seres iguales pudieron llegar a la luz, también uno y muchos pueden y podrán alcanzarla. Y tal es el sacerdocio que Cristo propone: que primero Uno llegue al Espíritu y tenga Ojos Espirituales y entendimiento Espiritual de la realidad…para luego sembrar en otros esa semilla de experiencia y vivencia que acortará la búsqueda de muchos.
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Vivir la propia Fe requiere aceptar y respetar la fe de quienes no condicen con nuestro Camino. Y el respeto en este caso es nunca litigar por asuntos de Fe, y jamás justificar ninguno tipo de violencia en el nombre de Dios. Podemos criticar con argumentos y en forma seria y rigurosa. Podemos discrepar con serenidad y paz en nuestros corazones. Debemos alejarnos de los sectarios. Y es recomendable jamás convertir la Fe y lo Espiritual en sectas que en su fanatismo imitan lo peor de las grandes religiones e iglesias.
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Los Hombres de Fe en Cristo somos libres de optar de acuerdo a nuestra COHERENCIA y salvaguarda moral en los Principios que nos identifican. Pero en nuestras opciones nunca la Coherencia nos permitiría imponer cuan panacea nuestras propias opciones políticas, de vida o de otro tipo. Menos, mucho menos: justificar atrocidades que se arrastran por siglos bajo el pretexto del pecado, y sobre aquello sostener con obcecación y prepotencia la reivindicación de la propia autoridad religiosa. Eso es simplemente demoniaco.
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Estas bases de valores se hallan bien sustentadas en nuestro Camino de Consagración. Pues nos damos niveles de organicidad, con derechos y deberes, libremente y por opción de cada uno, con el objetivo de aprender, estudiar, practicar y capacitarnos en la Doctrina que emana de los Evangelios, y conocer y mejor poner en acción los Dones, Carismas y Poderes Espirituales que Cristo va entregando a su sacerdocio por medio de la Sabiduría del Espíritu Santo. Y en este tramo de formación y de afirmación de nuestro sacerdocio postulamos a la PRÁCTICA y a la ACCIÓN con los creyentes y con la comunidad, como elemento imprescindible para nuestro crecimiento como Personas. No creemos que una vía de introspección y aislamiento sea el modo de llevar a cabo el Mandato de Cristo. No creemos ni fomentamos comunidades cerradas, sectarias y misantrópicas que dependan de una persona; creemos en el liderazgo espiritual de quienes enseñan y abren la Conciencia de muchos. Creemos en la autoridad de una persona solo sin ésta es Espiritual y cimentada en la Coherencia a toda prueba. Y no concebimos la autoridad cuan mando al estilo del Mundo, ni menos como gobierno infalible. La autoridad en la Fe se basa en una realidad de Hechos y de Coherencia que despierta en otros la propia Fe y Coherencia.
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No somos cristianos porque no nos reconocemos en la cristiandad histórica, eclesiástica o institucional. Y tampoco aceptamos su teoría y doctrina contraria a la Divinidad del Cristo, el Verbo, (y la insistencia majadera en representar solo al varón Jesús); ni podemos aceptar la supremacía del pecado, que tanto gusta a los pastores para mantener sometidas a ‘sus ovejas… como la adoración a la muerte y al padecimiento en desmedro y omisión de los Hechos Victoriosos de Salvación de los Tres Días, y el ocultamiento voluntario del significado profundo y liberador de la Resurrección. Entre muchos otros puntos esenciales.
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Creemos que estamos en pleno Tiempo de Tribulación, y que Cristo vendrá cuan Divinidad que ES, y ya nunca más como hombre o en la Carne (sólo una vez, y en Jesús). Y que estos Tiempos pasarán para llegar al tiempo en que DESCENDERÁ una Nueva Condición de Vida, llamada: Milenio de Paz, a la cual los Seres VIVOS EN Espíritu y leales a su Fe serán alzados. Y entendemos que hay un lenguaje Sabio que dan a las palabras y Escrituras un significado profundo y muy distinto al que pudiere abrirnos la comprensión escolástica o la simple interpretación del saber. Por lo mismo es que nos esmeramos en la Oración y en la Meditación como MEDIOS para compenetrar bajo Inducción del Espíritu las Herencias Escritas… y no según la mente artificial o solamente el conocimiento intelectual. Estamos convencidos que sin SABIDURIA nunca podremos llegar al Espíritu del Verbo. Y este camino no es, nunca ha sido, institucional o mundano, menos político o ritual-formal: es y ha sido siempre Espiritual que solo Vive, y se Vive, EN LA PERSONA.
– Congregación Evangelista Carismática –