La Corte de Apelaciones a ratificado la existencia del delito de abuso reiterado en la persona de una menor al interior del Colegio Cumbres; por este hecho el ‘consejero espiritual’ de los Legionarios recibe 4 años y 1 día de ‘libertad vigilada, y además prohibición de acercarse a niños y niñas e imposibilidad de ejercer cargo público, entre otras medidas.
Independiente de si la condena se ajusta a la gravedad real del delito que se le imputa, ésta se halla sujeta a Derecho según la norma vigente. Sin embargo, más que los años y las medidas que le afectan aquí se establece por encima de todo una clara, evidente e indiscutible condena Moral.
Cuando se presentó la querella, en su primera denuncia, figuró un informe de una profesional que pertenece a nuestra Entidad, y que la defensa del ahora inculpado tildó de parcial pues supuestamente escondía otros intereses por pertenecer, la psicóloga, a lo que públicamente se calificó… ligera e irresponsablemente… de secta.
Nuestro Sacerdocio envió entonces una carta personal al entonces Monseñor Ezzati, en su calidad de presidente de la Conferencia Episcopal católica. En aquella misiva, respondida en tono amable por la oficina de la Presidencia mencionada, ya manifestábamos que nada nos movía en contra de religión o iglesia alguna, y que no teníamos interés particular en los Legionarios; y en la respuesta se nos insta a sostener la inocencia de un acusado, como en este caso de suma gravedad, hasta que la justicia pruebe lo contrario.
Ahora bien, la justicia ha probado lo contrario: O’Reilly no es inocente, y sí es un abusador reiterado de una casta niña. Demostrado y probado aquello, ahora esperamos que el Vaticano, siguiendo la rectitud del Primado de la Iglesia católica, tome cartas en este asunto y proceda, como en otros casos recientes, a las medidas que ya se han asumido en situaciones de menor impacto que ésta. Porque O’Reilly no es un párroco de barrio: se trata de un representante de esos ‘príncipes de la iglesia’ que por años han usado su posición de ‘patriarcas’ para escalar un oscuro poder que hunde a inocentes en el dolor, a las familias en la desazón…y al nombre de Cristo lo pasean a placer por los infiernos de la propia degradación.
Ahora que la justicia del Hombre ha fijado su sentencia… queda este hombre ante la Justicia de Dios: oramos para que de verdad se arrepienta de corazón y clame perdón por el mal infringido. Pero esa opción de dignidad es algo muy personal.
Nosotros no estamos contentos por esta realidad: nos duele que en el nombre de Cristo se encubran y acometan atrocidades como el abuso a menores. Tampoco estuvimos satisfechos al vernos involucrados por las insidias del abogado defensor del ahora condenado O’Reilly. Pero hoy, al establecerse que sí hubo abuso reiterado, sentimos con serenidad que la verdad ha sido establecida, al menos parte de ésta, y esta cruda realidad no concede razón a quienes mintieron en contra nuestra, y usaron subterfugios carentes de vergüenza.
– Congregación Evangelista Carismática –