La Paz: espada que divide
1.- La Paz de Cristo, el Dios de los Hombres y de los Ángeles, requiere y exige un discernimiento fundamental: la diferencia entre la paz concebida como elemento contrario, pero de algún modo complementario, a la no-guerra o la no-violencia, y la Paz cuán ‘estado espiritual’, del cual nace una nueva visión sobre la realidad que nos circunda. La primera es formal, externa, de equilibrios temporales, fluctuante y nunca interna al individuo, sino se trata más bien de un período relativo sin abiertas confrontaciones pero sí con belicosidad latente; de alguna manera es una ‘paz armada’, o pronta para acceder a su complemento.
La Paz que el Cristo Dios, desde la Palabra de Jesús, nos enseña e inculca con firmeza de Amor tiene relación, para entendernos, con un Orden Humano que antes debemos aceptar y asumir, pues de otro modo el ‘mensaje’ de Jesucristo pasará por el cedazo social, político y subjetivo, y así lo arranca inevitablemente de su matriz espiritual. Este Orden Humano, de acuerdo a la mirada divina, establece que el Hombres es esencialmente Espíritu, espiritual, y luego Carnal. Es decir, la raíz del Ser se halla en Su Espíritu, y que este Espíritu es antes del Cuerpo Carnal y seguirá siendo tal más allá de la muerte del Cuerpo. La Causa es el Espíritu; el Efecto es lo Carnal.
2.- Espíritu es Dios Viviendo en el Ser. El Creador da Vida y Conciencia (Voluntad) a un Espíritu, y es este Espíritu en el Hombre aquel elemento de Altura que expandirá la Conciencia en el individuo. El Hombre sin Conciencia del Espíritu que Lo Vive es ‘un muerto’; la Conciencia del Espíritu hace al sujeto un Ser Vivo. ‘Vivos’ y ‘muertos’, desde la realidad espiritual, están definidos por la calidad de la Conciencia en relación al Espíritu. Cuando leemos, por ejemplo, ‘juicio a vivos y muertos’ pensamos como humanos y llevamos esta sentencia divina a nuestra idea de ‘vida y muerte’, y sobre este particular alzamos ritos, religiones y teorías. Si aceptamos que la Palabra de Dios debe ser entendida y vivida bajo el único medio que nos revelará el contenido de lo declarado, desde una altura que no es humana… el Espíritu… comprenderemos lo aberrante de la historia de las religiones en el mundo, las cuales han dado a Dios una voz humana-mundana y han ‘aterrizado’ toda concepción espiritual hacia la resbaladiza losa de los Sentidos, y de las propias necesidades; esta práctica, en términos escatológicos, es ‘demoníaca’ y/o una ‘forma infernal’ de proceder.
Este Orden, para vernos desde lo espiritual y entender a Dios, y unirnos a la divinidad, exige entonces fijar nuestra primera realidad, precisamente, en lo espiritual, en el Espíritu; lo segundo que nos rige desde lo misterioso de nuestro propio Ser es el Alma. Y claro, la mala enseñanza ha confundido ‘alma’ con ‘espíritu’. Alma son los Sentidos, lo Sensual, la Psiquis. El Alma es sustancia espiritual menor, y es un elemento de tipo espiritual que se alimenta del efecto de los Sentidos y trata de permanecer ‘eterna’ apegándose a lo sensual, y para este objetivo de sobrevivencia usa ‘El Deseo’; sobre ‘El Deseo’ se fomenta una estructura de dependencias que suelen ‘sentirse’ como imprescindibles. El ‘Deseo’ no es solamente aquello que conscientemente quiero y deseo, sino que es la horma que va armando ‘La Necesidad’, y no hablamos del hambre que tenemos cuando no hemos ingerido alimento por días, o la sed en un desierto, no. Hablamos de ‘Necesidad’ y ‘Deseos’ que estructuran un andamiaje psíquico del cual el individuo se hace dependiente, y que objetivamente no son de verdad necesarios, o de los cuales se podría prescindir; de esta estructuración nace la avaricia, el individualismo egoísta, la dependencia emocional, los vicios, la envidia, el orgullo, la violencia, la necesidad de poseer y ejercer poder sobre otros, los celos, la ira, el intelectualismo y la hambruna de un saber que es ansiado cuan riqueza mundana que alce el ego del individuo, lo egotista, la fama, el dinero, la usura, la explotación, la degeneración de los sentidos, etc.
Ahora, el Alma dejada a su propio arbitrio deriva en un tipo de espíritu maligno que convierte a la persona en un Ser completamente dependiente de la materia, lo material y los Sentidos. Sin embargo, esta misma Alma puede cumplir un rol maravilloso si se une al Espíritu. Esta unión de Alma y Espíritu es lo que se conoce como ‘Nupcias’. Esta Alma unida al Espíritu lleva al Hombre por el gran universo de Dios en plena posesión de los Sentidos: a esto lo han llamado ‘divinización de los Sentidos’. Eso nos explica la sentencia: ‘salvar el Alma’ ‘elevar el alma’. El Espíritu no debe ser Salvo, porque es Dios viviendo en el Ser: el Alma debe ser Salva y Elevada, para que en la Unidad con el Espíritu cumpla su rol divino.
Espíritu y Alma viven en cada uno de nosotros, independiente de que creamos o no, o estemos conscientes o no lo estemos.
El tercer elemento, en este mismo Orden, es Lo Carnal, el Cuerpo. El Cuerpo posee dos instancias unidas pero que se perciben separadas, y esto causa feroces desarmonías en el individuo: mente y ‘figura’… y entendemos por ‘imagen’ o ‘figura’ la condición física. La mente se divide en dos formas de funcionar: la mente artificial y la mente natural. La artificial corresponde a todo aquello que es inducido e inculcado por cultura, por necesidad o influencias externas. La mente natural es aquella forma de pensar, concebir y entender que nace sin intervenciones externas, y todo acto o información externa que concuerde con su estado natural la potencia y desarrolla más allá de la información recibida. La ‘imagen’ se halla condicionada por el género: varón o mujer; por la cultura, por las costumbres y por las relaciones sociales.
3.- En la interacción de este Orden en el Ser se va conformando ‘La Persona’. Cuando hablamos de Persona no nos referimos a un ser humano que camina y come, sino a un Hombre que actúa según este Orden. Sin esta Vida múltiple actuando conscientemente en un Ser… no existe como Persona… puede existir un Ser que vive en este mundo, pero una Persona posee estos componentes fundamentales activos y vigentes. Y aquí se coloca el punto del Gobierno de Sí Mismo. ¿Quién gobierna a un sujeto determinado? Si es la mente artificial que anula al Espíritu: es un sujeto extremadamente ‘racional’, intelectual, materialista. Si es el mismo individuo pero con un Alma en su expresión más básica y oscura: el resultado sería un déspota de la razón y un tirano de la lógica que al final sacia necesidades psíquicas que luego llama ‘amor’. Pero si es una persona que alcanza la ciencia y la razón, el conocimiento, por mente natural, unida a un Alma de luz que busca lo espiritual… el resultado será una Persona Armoniosa, y a eso se ha llamado: Índole. Es decir, cuando un Ser alcanza el complemento de aquello que Es por medio de su mente natural, el Alma sin oscuridad y una vida espiritual… obtenemos a ‘La Persona’ en su manifestación de armonía: La Índole. Lo mismo sucedería si el sujeto parte del Gobierno del Alma: si es este predominio aquel que manda en absoluto y apaga lo espiritual y lo natural… será un Ser dependiente de Los Deseos y los ‘estados infernales’, y si a eso agregáramos, por ejemplo, una mente artificial y negación del Espíritu… he ahí a un demonio. Si el Gobierno del individuo subyace en la ‘imagen’ del físico y en el ‘qué dirán’ o ‘como me ven soy’, la apariencia y la belleza a la vista para despertar deseos y ganar espacios en lo del mundo, nos hallamos ante un ser que por mucho a descendido de su calidad de potencial persona para imitar la calidad del maniquí. Y si a eso agregamos Alma plena de Deseos: bueno, he ahí los demonios ‘bonitos’, los ‘hermosos infiernos’ que hunden vidas y trastornan a los débiles. En fin, podríamos hacer largas listas de tipos de seres según el tipo de gobernabilidad que los orienta y guía. Pero para lo importante que aquí queremos plantear, y que Ud. debe ponderar en su persona, resulta primordial obtener una visión de Uno Mismo bajo este desglose, y así postular en su vida a colocar por Gobierno de Sí Mismo al Espíritu.
Cuando tratamos de entender a Dios por medio del estudio y la mente, terminamos alejándonos del Dios Vivo y vamos amoldando dioses del conocimiento, racionales, lógicos, y todo bien explicado para propia seguridad, y escolásticamente lo enseñamos a otros. Cuando intentamos vivir a Dios por los Sentidos, nos llenamos de ilusiones, de falsos dioses y multiplicidad de sensaciones que van desde la exultación a la depresión… y si ‘sentimos’ existe el dios que ‘siento’, y si ‘no sentimos’ o el dios que quiero no responde, entonces nos sentimos abandonados; sin Espíritu y bajo el Gobierno absoluto del Alma estaremos muy cerca de ser confundidos con los estados de infiernos y la locura, el desenfreno y la parafernalia (véase los ‘cultos show’). Cuando combinamos Sentidos y Mente artificial pretendiendo compenetrar los misterios de la Vida, incluso la propia, hallaremos en nuestro camino a la Psicología como medio y lo psicológico como altar de arribo. Muchos, en estos tiempos, han endiosado esta mixtura y los expertos en este tema han creado alambicados ‘procesos’ de analítica humana que a veces responden a algo en particular, pero en general enredan el cableado mental y anímico hasta convertirlo en miles de callejones que nunca tienen una puerta definitiva.
4.- Para hacer las cosas simples, debemos ordenarnos según hemos sido Creados: primero el Espíritu; luego la Unidad del Espíritu con el Alma; entonces descendemos a la Mente Natural; y finalmente entramos en armonía con el Cuerpo físico. Luego volvemos a andar el camino: desde la armonía del Cuerpo físico (templo); entendemos y aceptamos, entramos y asumimos (conciencia) la Mente Natural (altar); enseguida vivimos, sentimos y expandimos la plenitud del Alma y su connotación de Luz (iluminación); y retornamos (el Retorno) al Origen, al Espíritu, de donde salimos antes con Fe, con Voluntad, pero sin Conciencia… y ahora, en el viaje de Retorno… obtenemos Conciencia (Voluntad del Padre). Entonces ese Ser es ‘Persona’: la Persona que Dios formó, y que corresponde a la Índole que ahora fue puesta en acción en el individuo.
Sin este Orden puede haber religión, pero jamás Espiritualidad. A eso nos referimos cuando aseveramos que la Fe -y el Camino Espiritual- no es ‘religión’. El Camino Espiritual es un sendero de religiosidad, pero no estructura ‘religión’ alguna. Y desde esta vivencia y visión podemos distinguir que toda iglesia, tal y cual el Hombre del mundo las concibe, es una estructura del Mundo, no de Dios, que habla y usufructúa de dios y alza medios aparentemente espirituales, pero que al no inducir y enseñar a que el creyente alcance la conciencia de La Voluntad del Padre, se transforman en entes opositores al Plan de Dios en el Hombre.
5.- Alcanzar la Voluntad del Padre y poner por Obra dicho designio: he ahí la meta que Cristo Dios ha establecido con claridad meridiana ante los Hombres. No puede haber otro objetivo en la existencia del Ser Humano: conocer con certeza la Voluntad de Dios. Luego, Dios es Espíritu y ‘Oren al Padre En Espíritu’: he ahí el modo y el medio, formas Espirituales (Oración) y En Espíritu, con Objetivo claro… la Voluntad de Dios. Debemos entonces realizar este Discernimiento de nuestro Ser para no perdernos: ¿Dónde está el Espíritu? ¿Cómo activo el Espíritu? ¿Cómo distingo al Espíritu? La diferenciación de los distintos ‘Yo’ que nos habitan es una cuestión de claridad básica… Y Un Conductor, una Luz Maestra, requiere el Hombre que entra en estos planos superiores: ‘Yo Soy la Verdad y La Vida’ ‘nadie llegará al Padre si no es por mí’. Pero para aceptar la Guía Divina que acortará este andar y nos garantiza no extraviarnos en la ilusión o en los infiernos, es menester sacudir de nuestra estructura mental-cultural la imagen religiosa y la teoría humana sobre este Cristo Vivo. No el Jesús hombre exento de divinidad; no el cristo ‘revolucionario’ y ‘social’ que justifica violencia y rebeliones; no el Jesús sufriente que ‘nos salva’ por la sangre en la cruz romana; menos el cristo de yeso, o el cristo de la procesión pagana, o el cristo que sirve para saltar en éxtasis el sábado y reunir dinero para el pastor… o al solo y exclusivo cristo de La Biblia… o el cristo que no puede concebirse sin el papa y un Estado bien arraigado en el mundo político… menos el ‘tercer cristo’ o el ‘cristo cósmico’ de intelectuales confusos, o ‘encarnaciones’ de cristos mentirosos y usureros. Nada de eso. Debemos ir en Pos del Cristo que Es. Y para eso es condición de pureza colocarse en inocencia ante la realidad de Cristo y disponerse a ser vividos por el Cristo Vivo, tal y cual Él Es.
6.- ¿Por qué requerimos una Pertenencia o Guía de Conducción Superior, divina, en este Orden Espiritual? Porque el Hombre de este mundo, hallándose en un reinado que no es de Dios, y teniendo la clave y la misión de llegar a Dios, no está en condiciones de lograr por sí solo tan alto pedestal de Vida, sobre todo porque saliendo de la pequeña realidad de este mundo hay variados poderes que litigarán por la perla de su Espíritu y por la posesión de su Alma. Cristo es el Dios de los Hombres y de los Ángeles y solamente este Dios puede conducir al Ser hasta la morada más alta y sagrada: el Padre.
7.- Nuestro Espíritu posee toda la información, y si Gobierna sobre nuestro Ser tendremos armonía en y con el Alma, en y con la Mente Natural, en y con el Cuerpo físico. El Gobierno del Espíritu y la Conducción de Cristo, con la meta del Padre para tener la Conciencia de Su Voluntad, nos hace Completos, Plenos… el Hombre Superior. Pero falta un aspecto tremendamente importante y vital: La Sabiduría.
El Gobierno del Espíritu y su itinerario de armonía irán despertando La Conciencia, no aquella conciencia humana que podemos percibir o no; hablamos aquí del Saber de los dioses, la vivencia del universo, la relación con los ángeles, la comprensión de las leyes… La Consciencia es la Mente del Reino de Dios. Cuando entramos en conexión con esta Conciencia obtenemos Sabiduría: esta Sabiduría es la Madre de La Creación: todo Lo Sabe… porque todo Lo Contiene. Esto es el Espíritu Santo: el Magisterio. Ahora coloquemos esta descripción con aquello que por siglos nos han enseñado o indicado sobre el Espíritu Santo, y asumamos que hemos sido víctima de la apostasía y de las artimañas del anti-Cristo. Comprometamos nuestra vida y entremos de lleno en la esencia de Dios, estrangulando a la bestia que nos induce a creencias religiosas que nos distancian abruptamente del Dios Vivo.
Y desde esta experiencia sabremos además que no hay, no puede haber, no existe, oráculo posible y verdadero que manifieste misterios y profecías sin esta raíz de Sabiduría, sin antes alcanzar esta matriz del Saber de Dios, esta Omnisciencia sagrada: el Espíritu Santo. Es cierto, toda criatura humana puede recibir revelaciones de Su Espíritu, y esto es ya muy loable. Puede incluso ser elegido por su Fe para la entrada momentánea del Espíritu Santo. Pero los Hombres en su conjunto no pueden seguir sino Magisterio Divino, y nunca oráculos bajo otros principados. Por ejemplo, las cuartetas de Nostradamus, como las revelaciones Maya, o las profecías de la Sra. Miranda, o las especulaciones de otros que han usado al I Ching para justificar sus locuras personales… son inducciones que no tienen como Fuente y Realidad al Magisterio del Espíritu Santo. ¿Cómo saberlo? Por el Gobierno del Espíritu, por la Conducción Salvadora del Cristo Vivo, por la meta trascendente de trabajar y esmerarse espiritualmente por alcanzar la Voluntad del Padre. Si por dioses del inframundo recibimos formación e instrucción, ese conocimiento puede ser alto en comparación al saber común, pero no necesariamente es de Dios y para fines santos.
Hemos declarado que en algún momento de este andar espiritual nuestro, entramos en un conflicto no fácil entre la relación del I Ching y este Camino Crístico, el cual seguíamos según el Orden que aquí, sumariamente, explicamos y exponemos. Y no fue sino hasta que compenetramos de lleno en las Instancias de la Madre Sabiduría que por fin pudimos resolver este litigio que nos empujó, por al menos cuatro años, a caminar por hilos muy delgados y tambaleantes. En el Orden Celestial, no el I Ching como libro que conocemos, sino Los Ángeles de Paz (Santos y Sabios) que dirigen este cielo de Sabiduría, conforman un estamento bajo la Obediencia a La Madre Sabiduría, y el objetivo de estos Ángeles de Paz es sacar al Hombre común de su ignorancia espiritual y alzarlo hasta las puertas del Gobierno del Espíritu, llamado: Camino Medio. El libro I Ching es un instrumento, un medio, un inicio… y puede ser sólo eso si no se entra en el Espíritu que lo habita, o puede ser el comienzo de un viaje en donde Cristo se presentará, y Dios Padre será la meta. La Madre Sabiduría vive en sus instancias sagradas. Desde entonces hemos superado el conflicto, pero sabemos que los Hombres, sobre todo los religiosos-institucionales, viven estas realidades que se les escapan de su control bajo fuertes alteraciones esquemáticas, que los asustan y los hacen sectarios y hasta violentos. Bajo esta misma visión entramos a La Biblia, pero no como las religiones nos la han enseñado, de acuerdo a su historia y estudios de exegesis: hay en el Antiguo Testamento, según el Discernimiento vivido en el Magisterio de Sabiduría, escritos en cuyo seno habita el Espíritu de Sabiduría, y en otros no, debido a que fueron manipulados por hombres mundanos y codiciosos. En el Nuevo Testamento hay párrafos de verdaderas revelaciones que al vivirlas en Espíritu conducirán al Cristo que Es y acortarán el Camino al Padre. Pero nadie escudriñará estos Misterios sin Espíritu. Y cuando decimos que ‘no somos bíblicos’ y rechazamos el sectarismo bíblico, estamos aseverando que justamente tomar las Escrituras como conjunto de estudio intelectual, o bálsamo para el Alma de los afectos y sus efectos, o pretexto para juntar masas que repiten pasajes sin el debido discernimiento espiritual, o que sobre esta única vigencia han levantados imperios del poder político, egotista y de riquezas vergonzosas… y en su exclusividad atemorizan al mundo con los castigos del infierno… eso, decimos, no es de Dios, sino de los Hombres de este Mundo, de los demonios. Toda Escritura, incluyendo los contenidos de La Biblia, deben ser Discernidos por y en Espíritu, y deben éstas conducir a los objetivos ya dispuestos por Dios: Alcanzar la Voluntad del Padre. Todo el resto es religión formal, y extravía al Hombre de su Encuentro con el Dios Vivo y los deja en calidad de ‘muertos’ buscando a un dios que no existe.
8.- Entonces, siguiendo este itinerario, sí podemos entender La Paz que Cristo nos propone y que Él Es: La Espada, de la que aquí hemos mostrado su forma, su uso y su propósito de división… Una Espada espiritual que corta y separa lo de Dios con lo del Mundo, alza al Espíritu y cuaja el yermo de la confusión; y permite así que el Ser nazca de nuevo por Agua (Alma-Cuerpo) y Fuego (Espíritu): así, lo que nace por Espíritu es Espíritu, y lo que nace de Carne… sin Espíritu carne queda, y así muere. Lo del Espíritu nunca muere. Ahora entendamos: ‘por mí obtendrán Vida Eterna’. De esto nos habla el Cristo Dios. Y es Paz porque el ‘estado natural del Espíritu es La Paz de Dios’. Del ‘estado de Paz’ hablamos, de la Paz cuan estado Vivo que habita en nosotros y nos entrega la Visión trascendente de todo aquello que nos rodea, siendo el universo aquello que nos circunda. Esa Paz es el estado que apacienta y hace florecer las ramas de La Sabiduría. Desde esa Paz podemos fomentar la paz en el Mundo; y un pueblo viviendo esa Paz puede construir un Universo de Luz. Sin esa Paz nada es posible: el Amor que Dios nos enseña y nos hace Vivir hallándonos en La Paz de Cristo en nada se relaciona al ‘amor’ básico de los Sentidos, y para vivir el Amor de Dios y comprender al Amor, es menester el ‘estado de Paz’. La Paz es la Espada de Cristo. Sin la Espada Crística de la Paz habrá solamente nubes en nuestro cielo y obnubilación ante nuestros ojos y entendimiento.
9.- Ahora bien, esta enseñanza, este propósito, este camino, esta revelación, este Orden… es una Dispensación. Porque no descubrimos nosotros este modo de llegar a tan alta meta, sino que nos fue mostrado, transmitido -y conducido- por los Medios de Dios. Es una ‘Dispensación’ porque ha sido el Reino quién ha Dispensado sobre unos pocos que hemos aceptado en humildad y obediencia este andar. No buscábamos a Cristo: Él nos tomó. No conocíamos a la Madre Sabiduría: Ella nos cobijó. No entendíamos la meta del Padre: Él nos abrió su Voluntad. Luego hemos cumplido con esa Voluntad: poner por Obra el designio señalado… ‘Consagrar Creyentes’.
Una Dispensación es un acto Soberano de Dios para recomponer Su Orden a y en los Hombres. Y Dios no actúa según parangones humanos, o de acuerdo a la correlación de fuerzas de poder en este mundo. Al más humilde elige, a lo más alejado, y de Uno hace que un Camino logre la Santidad de muchos. Los modos de Dios deben ser entendidos y aceptados con Fe y con Conciencia Espiritual. Porque la religión la hacen los Hombres: mas, una Dispensación la hace Dios para que los Hombres concuerden con el Plan de la Creación.
10.- Pensemos: sin el Hecho de los Tres Días durante la muerte física de Jesús y los Hechos que Cristo Dios realizó en el centro del Principado de este mundo… no estaríamos en grado de elevarnos, ni habría posibilidad alguna de alcanzar las alturas, aquí descritas en parte. Y es Gracias a los Hechos de los Tres Días… en que Cristo cambia y revoluciona el sistema que encarcelaba al Hombre y lo Salva del ciclo malévolo que lo ataba a un tipo de gobierno exclusivo del Alma, y libera al Espíritu, y abre Los Cielos (plan de inmortalidad) y se coloca a Si Mismo cuán Dios Conductor… es que hoy podemos hablar de lograr estos altos propósitos espirituales. Sin los Hechos de los Tres Días de Cambio y Liberación que el Cristo Victorioso ejecutó Por Gracia, nada de esto sería posible. Es cierto, hemos vivido por siglos engrillados por las interpretaciones del Hombre de este Mundo, y aún hoy somos carne fresca para la lucha entre creencias y cultos que litigan al Hombre como presa para su manada de lobos. Justamente por lo mismo es que una Dispensación no viene del Hombre, ni nace ligada a las formas del mundo, ni sigue el orden de los poderosos de las religiones: una Dispensación es la Ley de Dios para afirmar la Ley de la Creación… y eso sucede cuando el Hombre está a punto de perderse y caer en el más abyecto de los abismos.
11.- Este es el Tiempo de la Tribulación. Por los modos y leyes que los Hombres se han dado, esta humanidad va directamente al barranco. Esta Dispensación desciende de Dios para todo Hombre de Buena Voluntad, y sobre éste Orden nadie puede alzar una iglesia, o una religión, o una secta para su vanagloria, o de aquí nadie podrá construir nuevos diques y yunques, ni horcas ni tribunales… Es un Orden poderoso que tiene por Juez a Dios Mismo. Nosotros, quienes hemos sido admitidos en el Sacerdocio de esta Dispensación, somos mayordomos -administradores que debemos salvaguardar que estas llaves no caigan en manos perniciosas, ni esta Arca se vuelva a perder de la mirada- guía del Hombre Digno.
Dispensación de las Vísperas del Advenimiento del Milenio de Paz.