Discernir a Dios con Espíritu
El idioma universal, a través del cual los Hombres Sabios y los dioses lograban y aún sostienen fluida comunicación, desde siempre ha sido y es el sistema numérico, los símbolos y la escala de vibraciones (música, mamtram; eléctricas, magnéticas, etc. ) El apego a la palabra escrita, al intelecto y la interpretación posee matriz griega antigua, y el judaísmo y posteriormente el cristianismo se alzan como las religiones mayormente intelectualizadas del planeta y de la historia del Hombre. Es cierto que libros y textos anteriores ya obligaban a discernimientos específicos, pero Sutras, Avestas, Vedas y el I Ching jamás fueron textos de literatura, de historia o de ser tratados como ‘estudios’ y nada más; todos éstos requerían y requieren de un sistema espiritual que abre el Espíritu y su Magna Inteligencia, como la larga preparación budista, y el sistema de Meditación de la Flor de Oro del I Ching. Incluso el judaísmo cabalístico u ortodoxo usa un conjunto de oraciones repetitivas (mamtram) y ceremonias que postulan a abrir el Espíritu con el fin de que la Sabiduría ilumine la mente.
Las vertientes filosóficas y teológicas del cristianismo han establecido su dominio en la racionalidad intelectual de una ‘palabra’ que se declara ‘divina’. Esta incongruencia se halla a la base de todo el sistema religioso de la cristiandad. Desde tal incoherencia es del todo inconsistente entrar en debates mentales y de expertos sobre asuntos que son y deben permanecer en el plano del Espíritu, lo Espiritual y de las prácticas místicas, y que son, sin embargo, tratadas bajo la óptica de la razón, de la necesidad de la época, de la política y de los motivos de Estado y de juego de poder que exige la realidad secular y mundana.
Las versiones escolásticas de la Biblia nos conducen a realidades insostenibles y plenas de contradicciones. Pero son los tratados serios en torno a este conglomerado de libros aquello que nos ubican ante una realidad que nos explica muchos aspectos. Se lee, en la Biblia de Jerusalén, por ejemplo, que cada libro del antiguo testamento fue seleccionado, re escrito y acomodado según lo dictaba la necesidad del momento, siempre por mano y mente humana, y nunca por revelación divina. Lo mismo sucede con el nuevo testamento, el cual pasó por el violento cedazo de la camada de Constantino y sus secuaces, primero, y por los Concilios políticos posteriores. No hay en la Biblia ningún texto revelado…a excepción de Apocalipsis… sino que son en su mayoría Testimoniales, Literatura e Historia ligada a la Religión y sus urgencias y según la situación política imperante. Siempre manejado por cúpulas que miraban a su predominio y control político. La Biblia es el libro político que usa a Dios para asentar y justificar las atrocidades más oscuras: guerras, exterminios, opresión, esclavitud, discriminación de la mujer, poligamia e incesto. Que un Patriarca sea emborrachado por sus hijas para sostener relaciones sexuales que engendraran hijos para sostén de la estirpe es una idea aberrante y desquiciada. Que el rey David mande a matar a un General para esposar a la viuda es un acto demoníaco. Que a los señores de Israel se les permitiera mantener esclavos y muchas concubinas es un aspecto que JesúsCristo zanjará en forma determinante, contraria y definitiva. Que en Génesis, en su primera parte, declare que Dios hizo al Hombre y la Mujer, e iguales los hizo para que procrearan. Y luego en el mismo Génesis dice que el Hombre estaba muy solo y de su costilla se hizo a la mujer… son dos realidades y orígenes que se contradicen. El Libro Macabeos es un canto a la guerra y a la violencia, y es Cainita por esencia y forma. En Génesis hay un párrafo que descifra el poder humano sobre la verdad de Dios: los siete días que Dios habría usado para hacer el mundo, en realidad en sus textos originales eran nueve días, y fueron acomodados a siete días para que este hecho cupiera en los siete días judíos y el día de descanso en el sábado. Desde niño se nos enseñó que Dios creó el mundo en siete días, y en la Biblia de Jerusalén esto se desmiente, denunciando de este modo que los Hombres acomodaron a Dios para beneficio de su cultura religiosa. Si esto lo hicieron con toda soltura y libertad: ¿Cuánto más hay que de igual forma y manera?
¿Debemos entonces desechar todo el contenido de La Biblia? Asumamos que hay textos políticos, como Macabeos, o ‘históricos’ como Reyes y Jueces… y debemos usar ‘entre comillas’ lo de histórico pues también en estos relatos hay incongruencias hasta geográficas, de reinados que nunca pudieron estar juntos por pertenecer a épocas diversas, o en lugares que jamás pudieron existir porque se hallan separados por kilómetros continentales. Y que todo, hasta la verdad espiritual y divina que sí contiene, pasó y pasa por mano de Hombres e interpretación intelectual de expertos religiosos, siempre según época, necesidad y cálculo político.
Tengamos en cuenta que los textos del A.T que los cristianos tomaron de los Hebreos no son todos los que los Judíos consideran vigentes; y sepamos que entre los Judíos no hay unanimidad en el conjunto de textos bíblicos: la versión asumida por el cristianismo proviene de la cultura Farisea y Rabínica; luego existe el conglomerado de escrituras llamada la Biblia de Samaria, y los textos ‘de los 70’. Entre los protestantes (evangélicos) y los católicos hay diferencias en la selección de estos textos. En cuanto al N.T, sabiendo ya que es una selección amañada por las jerarquías de su tiempo, y mantenida hasta hoy como un cuerpo inmóvil, podemos constatar que bajo los ‘evangelios sinópticos’ se repiten los Testimonios de cuatro autores cuyos textos supuestamente fueron redactados en épocas diferentes pero que siguen una sinopsis reglamentada y parecida, siendo el texto de Juan el único con diferencias sustanciales. Es obvio que estos Testimonios sobre JesúsCristo fueron direccionados por una mano única. Y son Testimonios, no revelaciones. El único libro Revelado en toda la Biblia es Apocalipsis. Ahora, el N.T es la verificación del Mesías en Jesús, que pretende cerrar con la vieja Ley en donde el objetivo vital era ( y es para los Judíos) la venida de un Mesías esencialmente gobernante, político y en clave de poder mundano. El N.T fija que la Nueva Ley vino con Cristo, que sí es el Mesías, pero no el que espera la cultura política-religiosa Judía.
Siendo ambos textos tan disimiles, como contenido y sobre todo por la Ley que conllevan, es imposible conjugarlos como base de Fe y de Moral único. Los contenidos del N.T contradicen sustancialmente la ley y la moral que mantiene en píe al judaísmo. Asuntos tan cruciales como la Paz y la guerra; el matrimonio; la Resurrección; la Salvación; y sobre todo la concepción de Dios… nos plantean dos universos…y dos dioses. El Padre (Abba) que Cristo declara es Espíritu y posee un Plan, Instancias, y llama al Hombre a buscar Su Voluntad para hacerle entrar a Su Reino; nadie le conoce sino Aquel que viene de Él…y nadie llega a Éste sino es por Mí…dice el Cristo. Colocado ante el Jehová del A.T. tenemos dos personalidades, dos realidades, dos planes y dos maneras de relacionarse con el Hombre. Además, el Jehová biblico aparece cuando la secta Yahvista se extingue, y con eso desaparece Yavhé y aparece Jehová. Además, esto de colocar nombre a Dios es un hecho humano, y no que Dios tenga nombre.
Un Dios que se desmiente no es Dios. Y si Dios no se desmiente, entonces aquí estamos ante dos dioses. Cristo declara ante los fariseos y sacerdotes judíos: ‘Vuestro padre es Belcebú… ‘ Lo dice el Cristo, según los Testimonios sinópticos. El Dios Padre de Cristo difiere abismalmente del Dios del AT.
Debemos tener en consideración que el Hombre antiguo, antes de Cristo, era un Ser esclavo de la Caída, y por ende no tenía acceso a los mundos celestiales; por lo mismo es explicable que la relación de Dios con ese Hombre fuese diferente a la que sostiene con el Hombre Salvo, que ahora sí tiene acceso al Reino del Cielo. El Hecho Cristico es determinante para fijar esta frontera, y tal ‘hecho’ no puede ser el martirio y muerte en la cruz, sino los Eventos acaecidos en los Tres Días en el cual Cristo Vence a las Potestades infernales y cambia la Ley del Hombre y abre una época de Transición y Amnistía. Si entendemos y aceptamos el Hecho Cristico de los Tres Días de Victoria y Cambio, y nos liberamos de la falacia de la cruz y una ambigua salvación por la muerte física de Jesús el hombre… entonces entramos en otra realidad: que Cristo es Dios, y que Jesús es Dios Encarnado. Esto supera toda idea de ‘mesías’ guerrero y político que viene a liberar a un solo pueblo. Estamos ante Dios que toma Carne para ejecutar un Acto Trascendente para todo Hombre, independiente de su creencia y condición. Y si esta es la Revelación que asumimos, entonces mal podemos ceñirnos al A.T. como panacea de la ‘palabra de Dios’, sino que ampliamos nuestras coordenadas y entendemos que ‘toda escritura antes de Cristo tenía por condición a un Hombre Caído y encarcelado’ por ende es Testimonio de una Ley caduca que fue superada por el Hecho Cristico. Es decir, la aceptación de Cristo cuan Dios Salvador se contradice con el sustento moral que hace del A.T. una regla compatible con esta nueva Ley y realidad Cristica.
Si Cristo es Dios encarnado en Jesús, y otra era la relación de Dios con el Hombre Caído y encarcelado, entonces sí podríamos aceptar aquella Revelación que nos declara que Jehová era el mismo Cristo, y que NUNCA antes se supo o se accedió al Padre Creador porque nadie que hubiese descendido de Él lo había revelado jamás. Esto lo entendemos cuando JesúsCristo dice que ‘de mí hablan las Escrituras’ y ‘Abrahán se alegra de este Día’ y la comprobación la podemos ver en el Hecho de la Transfiguración.
Surge entonces el estupor: si Cristo es Jehová ¿cómo en CristoJesús insta por la paz mientras cuan Jehová manda a arrasar pueblos inertes que ocupaban la ‘tierra prometida? Es a este punto en donde la ‘razón’ entra en colisión con ‘la fe’…entendiendo por razón la lógica y lo racional, y por fe aquello que se debe creer sin mucha explicación. Al final esta fe sirve para encubrir las incoherencias de la razón. Pero en esto nos olvidamos que estamos ante hechos Espirituales, divinos o que provienen de todas maneras de una instancia que no es de este mundo. Entonces: lo Espiritual debe ser discernido por vías y canales Espirituales, no intelectuales por primero, sino que por intelecto cuan efecto de la Iluminación Espiritual. El Rol del ‘Espíritu Santo’ es vital. Pero o no se nos enseña qué es y cómo actúa este Espíritu Divino, o se nos ha ocultado por siglos su Poder y Su Magisterio…o se nos ha caricaturizado hasta lo absurdo.
Todo Hombre de Fe puede entrar por Su Espíritu en relación con el Espíritu de Sabiduría (Espíritu Santo). Pero esta libertad es altamente peligrosa para las religiones, las cuales requieren religar en torno a sus planes y mandos a la masa de ovejas que les sostenga y siga. Pero es Cristo el que nos entrega tal Libertad, y es el Plan de Salvación el Orden que nos pone en nuestras manos esta vital y trascendente responsabilidad. ¿Qué entendemos? Que la Apostasía de la cristiandad tradicional y eclesiástica ha negado a Cristo en su Potestad directa sobre el Espíritu del Hombre. Y en su afán anatema ha debido encerrar a Dios en un Libro pleno de incongruencias que a su vez debe servir a los pastores para sus propios fines.
Es precisamente el ‘Discernimiento Espiritual’ el Poder que emana del Espíritu Santo y que nos va separando las aguas turbias y fangosas del Agua Viva que contiene la Ley de Cristo.
¿Quién nos garantiza que cuando el escriba dice que Jehová ordenó una matanza, una guerra o un desplazamiento de población…realmente haya sido la Voz y mando de Jehová? Y si Cristo dice que el padre de ‘ellos’ es Belcebú ¿No sería lícito pensar que este poder infernal pudo tomar por engaño el nombre de Jehová para mandar a su modo y manera? Porque si asumimos como regla moral lo que Cristo declara, incluso en los textos apócrifos, pero también en el N.T., entonces no podemos asumir también que lo contrario, que desmiente al Sermón del Monte, por ejemplo, sea válido, coherente, y único. Son posturas diametralmente opuestas.
Pero Cristo Jesús nos deja una clave para que hoy lo entendamos de una vez: números, símbolos y Espíritu Santo, todo según nuestro estado espiritual: en Espíritu y en condiciones de abrir aquellas vibraciones divinas que rompen la mente artificial del intelecto-conocimiento y postulan a la inteligencia de la Sabiduría. Para entender debemos liberarnos de las lecturas escolásticas del catecismo, o desabrocharnos la librea del creyente que no piensa y sigue la interpretación de su pastor. Números, símbolos y estado espiritual…y sabremos de aspectos que nos sobre cogerán, y nos cambiarán la visión del Mundo, de la historia y de la realidad. Y lo más conmovedor es que de seguro nos golpeará el haber vivido por siglos en el engaño, la falacia y la manipulación. Entonces es cuando nos cambia, y sin duda nos mutaría, la visión sobre la supuesta bondad o buena voluntad de las grandes religiones y sus poderes corporativos.
Y la realidad actual sigue entregando claves que Dios nos hace llegar por número, símbolos y de acuerdo a nuestra sensibilidad y receptividad espiritual.
No es una ‘excepción’ que Cristo nos hable y entregue un Orden Suyo a quienes quieren seguir su Gobierno Espiritual y Divino: es la regla y la norma de un Dios Vivo que desde siempre ha sido Guía y Creador del Orden Humano. Y si Cristo es Dios de Hombres y de Ángeles ¿Qué mejor que Él para que nos devele qué es de Dios en un libro, y qué no es de Dios?
Los Hombres Espirituales nos rebelamos ante la tiranía de los Hombres que han encarcelado y reducido a Dios en (a) un libro y (a) las propias interpretaciones. Relacionarse con Dios y acceder a su Reino es la mayor revolución humana en contra de las Fuerzas que han tejido un manto de niebla sobre nuestra condición divina…Porque dioses somos, no en la carne, sino en nuestro Espíritu. Y a un Dios tenemos por Guía y Salvador: Cristo, el Verbo del Padre… que es Espíritu.