“Por siglos han escuchado y les han predicado, y seguramente han creído, que La Salvación del Hombre está en la cruz, en Mi Muerte en la cruz, en el martirio sufrido durante aquellos doce días de escarmiento y odio… Y sin embargo, sabiendo aquello que Yo Sé, porque Yo Soy el Cristo, el Dios de los Hombres y de los Ángeles, no hay entre quienes oran y elevan peticiones a (en) Mi Nombre y hacen cosas buenas en Mi Nombre, uno que explique en qué consiste esa Salvación sellada en la cruz de los romanos antiguos, que son El Mundo de siempre. Les invito a razonar, como un Hombre razona con otro Hombre, en modo que nos entendamos y aclaremos este asunto de vital trascendencia para todo Ser Humano en la Tierra”
“No pocas personas de fe inquebrantable, en este Tiempo largo para el Hombre, y breve en Los Cielos, han orado con corazón humilde y mente abierta para recibir En Espíritu, ya no la versión de otros Hombres sino Los Hechos y Misterios de La Salvación en forma pura del Magisterio del Espíritu Santo. Ahora, debido a que estos días se han acortado y el Tiempo en la Tierra entra en un ciclo de oscuridad y Tribulación, señal que avisa que la higuera está dando frutos y Este Dios está Por Venir, no cuan varón, sino como el Dios que Yo Soy… he decidido responder abiertamente, y ante toda persona Buena y de Bondad, a los ruegos de mis santos… desconocidos por los Hombres y Dignos ante la Justicia del Padre Creador… y exponer ante vuestra Fe la realidad de La Salvación que es Ley de Vida”
“¡He aquí! Yo Soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, el Verbo del Padre Creador, el Dios de los Hombres y de los Ángeles, Elohim Mayor entre los Elohim, Dios del Fuego porque vivo envuelto en el Espíritu Santo y es este Poder Mi Madre Eterna. Soy el Cristo de los Hombres. Vine una vez, ni antes, ni nunca más en la Carne, en un varón sin mácula llamado Jesús: Soy JesúsCristo. Y repito: vine una vez a la Carne en Jesús, y nunca más vendré a los Hombres en la Carne: porque estoy Por venir, mas cuan Dios que Yo Soy. Muchos dirán que son el Cristo, y que Jesús ha encarnado otra vez, y hablarán en mi Nombre y harán milagros en Mi Nombre. Pero les advierto: ya he venido cuan Hijo de Hombre, y cumplido el Plan del Padre. Mas, era antes y después el mismo Verbo de Dios, Dios Hijo, y era antes…y Yo Soy Siempre…el Dios de los Hombres”
“Antes de los Hechos de Salvación, los Hombres vivían en un Mundo que era su propia cárcel: los Cielos estaban cerrados, y los demonios tenían potestad sobre este Mundo; la muerte yacía firme en las Fauces del príncipe de Tinieblas; los Santos, al morir, entraban en el ‘sueño de la espera’ anhelando el Día de Su Liberación; en la muerte del cuerpo los Hombres perdían su Alma por los laberintos de los abismos ( aquellas que no eran posesionadas por los demonios) y pasando por ‘el olvido’ regresaban a la Carne con la misma deuda anterior, en un ciclo de nunca acabar y siempre más corrupto: los Hombres estaban encarcelados. El Espíritu de Dios en el Hombre yacía dormido, aprisionado, callado bajo fuerza, aplastado e inerme; sólo los santos lograban despertar, en tales circunstancias, al Espíritu de Dios en ellos, mas, los Cielos estaban clausurados y los Hijos de la maldad gobernaban sobre la Tierra con sus dioses varios e idolatría por doquier. Así estaba el Hombre, y bajo esa ‘Ley’ no podría jamás alcanzar los propósitos espirituales para los cuales fue creado. Era urgente y necesario provocar un Cambio a la ‘Ley de Vida’: una revolución de tal envergadura no podía ser llevada adelante por un Hombre, por santo que fuese. El Padre, entonces, encomienda a su Hijo Dios, el Verbo, Yo Soy, tomar Carne y Nacimiento de Hombre para producir el Salto que Salvara al Hombre y echara a caminar, nuevamente, el Plan de deidad”
“La importancia de la Enseñanza recogida en Las Escrituras tiene asidero y razón solamente si se entiende que dichas palabras y advertencias no provienen de un maestro o profeta, sino de Dios Mismo, del Dios hecho Carne. Y esto es lo esencial que todo Hombre de Fe debe aceptar: que Cristo es Dios, que Jesús es Cristo y es Dios aún en La Carne…mas, Lo Carnal fue con un propósito, y por ende es pasajero, mientras que la calidad divina del Verbo es ‘desde el Principio y no tiene Fin’. Pues si el Hombre adorase a Jesús, la figura del Hombre, sin aceptar por Fe y por Espíritu Santo que Cristo Es Dios, Hijo del Padre Dios, UNO en Divinidad y Poder…entonces está sesgando una Verdad indivisible que nunca jamás podrá separarse. A eso, entre los Hombres, se le ha dado el nombre de ‘apostasía’. Así también, es imposible entender, aceptar y acoger a Cristo Dios sin la Verdad del Espíritu Santo. Imposible es la declaración de fe en el Verbo del Padre sin proclamar el Poder del Espíritu Santo. Así, quienes niegan la divinidad del Hijo de Dios Padre, deben desconocer y mofarse del Espíritu Santo. Esos ya están condenados. No hay manifestación de Poder Divino sin el Magisterio del Espíritu Santo. Sobre la ‘imposibilidad’ de que un dios encarne, o que Dios tome calidad de Hijo de Hombre… ¿Quién es el Hombre para discutir con Dios y dirimir sobre aquello que hace o puede hacer?”
“‘¿Será posible que esta amarga copa pase, Padre Mío…?’ La misma demanda ha sido levantada mil veces por seres sensibles y buenos en estos siglos de la Tierra: ¿era necesario el martirio? ¿Por qué…para qué? Ahora explicaré: hubo un crimen sin castigo. La estirpe de Caín avasalló y casi exterminó a la estirpe de Abel. Caín era la estirpe de los Hijos de la oscuridad: seres urdidos por los demonios y sus criaturas femeninas en alianza con los Adanes caídos (‘y vieron que las mujeres de la Tierra eran bellas y se unieron a ellas…’) La estirpe de Abel es la generación leal a Su Dios, y a pesar de la Transgresión se mantuvieron fieles a su condición original. De esta manera, de Adanes caídos y mujeres del Mundo nace Caín; y de Adanes y Evas leales nace la generación santa. Caín fue a la guerra contra Abel. La estirpe de Abel no respondió a la violencia y fue acosada y asesinada en masa por muchos años. Detenida la masacre por Mano de Dios, la estirpe de Caín es condenada a convertirse en tribus nómadas, sin lugar preciso, debiendo buscar alimento y agua. Pero ante el miedo de la venganza, Dios promete a Caín su protección. El ‘pago’ por el abominable crimen cometido debía ser ‘La Disolución’, es decir: la desaparición absoluta como criatura. El Padre, que ama Lo Santo, veía (sabía) en Caín a una porción de Su Espíritu, encarcelado, silencioso, denostado…pero tal Luz podía conducir al Soberbio de regreso a la Casa de los Hijos Leales. ¿Quién pagaría por Caín? ¿Quién pondría en actividad nuevamente al Espíritu de Dios en el Rebelde? Ahora bien: los 12 días de martirio fueron el pago por Caín, y la cruz fue el acto de cierre de la deuda de Caín. Esa ‘copa amarga’ no pudo pasar, y se cumplió. Sin deuda, ahora también los cainitas podían acceder a la Salvación. Con deuda la salvación es imposible. Sin embargo, hasta la cruz, los actos fueron dirigidos a la cancelación de la deuda de Caín con el propósito de que La Salvación fuese para Todo Hombre. La Salvación en su integralidad advino en los Tres Días de la muerte de Jesús.”
“Entrando en la Muerte, el Cristo que Combate, Yo Soy, descendió a los Abismos y cerró sus compuertas, en modo que la ‘ley de eterno retorno’ caducara y ya ni un alma cayera por sus fuentes de olvido e inconsciencia; luego combatió dirigiendo a sus Arcángeles para arrebatar las Llaves de la muerte que yacían firmes en las Fauces del príncipe Tenebroso… y quitó las Llaves de la Muerte y expulsó al Malvado de este Estado Crucial de la Vida; el Reino de Los Cielos fue abierto para recibir a los Hombres; los santos que dormían el ‘sueño de la espera’ fueron elevados a la derecha de La Casa del Padre; se instauró la Ley de Resurrección cuan Ley de Glorias para todo Hombre desde esa hora: ‘a cada uno según su siembra, y cada uno recogerá sus propios frutos…por sus obras serán reconocidos’; se varió la graduación del eje terráqueo para colocar a este Mundo en coordenada con los Mundos que hacen parte en el Plan del Padre Creador (‘y un terremoto rasgó el velo del templo’). Tal era el Plan del Padre: cambiar la Ley de Vida y restaurar el camino del Hombre hacia Su Origen divino. Sin estos ‘Hechos de los Tres Días’ nada hubiese cambiado. ‘En Tres Días alzaré el Nuevo Templo…’ Y si alguien espera un templo de piedras y ladrillos, de joyas y oro, entonces nada sabe de las cosas de Dios y sólo entiende de las cosas del Mundo. Desde los ‘Hechos de los Tres Días’ el Hombre es el Templo del Espíritu, y el Espíritu es Dios en el Hombre. “
“Culminado los Tres Días de Victoria, Cristo Dios, Yo Soy, inicia los 40 días de Restauración: ya no en Jesús necesariamente, sino en Carnalidad (eso explica porque al inicio sus discípulos no reconocían a quién tenían frente a ellos, y con Espíritu y fe si lo asentían de inmediato). ‘Tengo otros rediles, y los visitaré’ Y sí, muchos núcleos santos tenía el Reino del Padre esparcidos por la Tierra, fuera del ojo del Mundo y muy cerca del Ojo de Dios; como sucede hoy, y siempre ha sido. Y por 40 días visité a los Santos y Sabios del Orbe restaurando los poderes concedidos y estableciendo el Nuevo Sacerdocio en la Perpetua Línea de Melquisedec; se concedió La Gracia y el Sacerdocio a varones y mujeres por igual y se instauró la Ley de Nupcias entre Santos según la Potestad de la Nueva Ley de Vida; las tribus de Israel esparcidas por América fueron visitadas y liberadas de la vieja ley y el antiguo sacerdocio. Al final de los 40 días de Restauración se anuncia el ‘Sello de la Salvación’, sin el cual el portento de la Nueva Ley no tendría contención: ‘Yo ascenderé, y me debo ir, para que descienda y venga a ustedes el Espíritu Santo…de otro modo no podrá suceder…’ Porque el Magisterio del Poder y de La Sabiduría, que es el Espíritu Santo, es la única fuerza divina en grado de Santificar, y es la Santidad, esta Santidad, la condición impostergable e inevitable para alcanzar La Voluntad del Padre Creador. Con la culminación de los 40 días y la explosión espiritual del Magisterio de Santidad (Espíritu Santo) culminan ‘Los Hechos de Salvación’ y se da inicio al ‘Meridiano de los Tiempos’”
“Salvos por La Gracia. Porque La Gracia es un acto concedido por Dios Padre y ejecutado por Cristo el Verbo, Yo Soy, sin exigir nada al Hombre ni esperar méritos o condiciones previas. La Gracia de Dios es una ‘Intervención de Salvación’, de mutuo propio, de la cual se beneficia el Hombre sin que haya realizado algo para ameritar tal dádiva. Esto es Amor. El Amor de Dios está a la base de La Gracia. Y desde la Gracia de La Salvación todo Hombre (mujer y varón por igual) posee un Espíritu de Dios activo y vigente en su Ser. El Alma es la Psiquis, los sentidos, lo sensual, los afectos, sentimientos y percepción de ánimos varios. El Espíritu es Dios viviendo en el Hombre. El Alma debe unirse y congeniar, como en nupcias, con el Espíritu, y debe ser el Espíritu el que Gobierne en La Persona. Esta Nueva Condición es parte de la ‘Nueva Ley’ que los Hombres llamaron ‘la buena nueva’. Desde losHechos de Salvación: el Hombre está en grado de relacionarse con Su Espíritu por la Fe, por Unión a Cristo como su Dios Salvador (Yo Soy), y por Inducción del Espíritu Santo. La Gran Meta del Hombre hoy es: alcanzar, conocer y poner por Obra la Voluntad del Padre Creador. La Salvación tiene sentido solamente si sobre esta plataforma nueva el Hombre postula a la unión de obediencia con el Padre que le Creó. No era posible alcanzar la Voluntad del Padre sin Salvación. Con Salvación el Hombre DEBE lograr esta claridad de Vida Eterna. ‘Muchos dirán…Señor, en tu nombre hice esto y aquello…Y Yo diré: ¡atrás hacedores de maldad! al Reino entra solamente quién ponga por Obra el designio de Mi Padre que está en Los Cielos’. Es decir: no basta con creer o hacer lo que cada uno considera conveniente o santo…Es necesario hacer lo que el Padre ha designado, y tal mandamiento se encuentra solamente en el Espíritu del Hombre. La Salvación se ha concedido justamente para llegar al Padre a través del Espíritu y por la Conducción Personal del Cristo Victorioso…Yo Soy La Victoria inexorable”
“La muerte no existe. Fallece el cuerpo, la Carne envejece y muere, el Tiempo ficticio de este Mundo acaba y tiene sus límites… pero la Vida no es La Carne, ni el Tiempo de este Mundo. Y el Reino de Dios no es de este Mundo. La Vida es aquel estado de Conciencia Inmortal que no posee fronteras de Tiempo y Espacio. La Existencia Carnal, en el Tiempo breve de este Mundo es como un sueño: en éste se brinda al Hombre la oportunidad de (para) asumir sobre sí mismo el gobierno de sus opciones y decisiones, según cierta Índole particular y condiciones concretas (tiempo, familia, historia, etc.) que nunca son casuales; y para tal objeto pasará por La Carne, los sentidos, y el Tiempo de este Mundo PARA SER PROBADO; y de acuerdo a sus opciones y tomas de decisiones, finalmente, pesar su calidad de Persona en la balanza de Dios, que dará a cada uno el fruto de su propia siembra. La culminación de este ciclo pasajero se conoce como ‘muerte’, pero en realidad es el término del sueño y el retorno a La Vida, donde deberá enfrentar los Efectos de sus Causas. Esto es consecuencia directa de La Salvación. La Ley de Resurrección, la Nueva Ley de Vida, consiste en que ya no es ‘ley’ el retorno ‘obligado’ a la Carne en este Mundo, sino que en el Reino de Los Cielos se han abierto ‘Instancias’ diversas en donde la Vida continua a según su ‘estado de gloria’, es decir: con un tipo de cuerpo y sentidos… a más elevado o no, de acuerdo al resultado de la siembra y sus frutos en el paso por la existencia terrenal y Carnal. ‘En la Casa de Mi Padre hay muchas Instancias…’ Puede regresar a la Carne y volver a esta Existencia aquel Ser que es encomendado por Cristo, o recibe una oportunidad para saldar deudas, o por misericordia es agraciado con una tarea específica, o debe ser probado por todas las veces que el Dios de la Vida disponga ante la rebelión y porfía del Alma… mas, el retorno no es ‘ley’ ni es un mecanismo repetitivo sin discernimiento. Y en la muerte del Cuerpo la Conciencia perdura, y todo aquello que nunca supo el Ser de Sí Mismo se revela ante su memoria y entiende perfectamente el grado de su Prueba y el resultado de su Siembra: a eso se ha llamado ‘Juicio’ ”
“Desde La Salvación el Hombre NO NACE en pecado, sino que Se Hace al pecado. Porque por pecado Dios entiende la trasgresión, la traición y la violación de lo sagrado, de la santidad, de los convenios de fe que el Hombre declara ante Dios, y en particular ’usar el nombre de Dios en vano…y mofarse y negar al Espíritu Santo’ (éstas son manchas perennes). Para que el pecado exista, visto desde el Reino, debe haber un grado de Conciencia sobre la existencia de Dios. Desde esa base, hasta Lo Sagrado y lo Santo asumido en plena libertad, hay pecado en la tergiversación, manipulación, negación y traición a (de) tales votos de conciencia. El Hombre nace bajo la Ley de Salvación, en La Gracia, por lo mismo no nace en pecado, mas, al tomar conciencia del Bien (Dios) y del Mal del Mundo (manejado por El Manipulador) comienza a ser Probado en sus Opciones, Elecciones, Tomas de Decisiones y Siembra de Vida. Eso quiere decir: hacerse al pecado, no como ley, sino como posibilidad cierta y probable. Mas, la Gracia de Dios comprende un antídoto que elimina al pecado: el Arrepentimiento y el Perdón ante Cristo cuan Conductor de la Persona. No es el pecado una mácula con la cual se nace, sino que es una condición de este Mundo y del Hombre que debe enfrentarse y vencerse con la Fe y los propósitos superiores que el Plan de Salvación ofrecen a todo Ser: alcanzar y conocer la Voluntad del Padre que se encuentra en el Espíritu de cada Hombre. La Salvación se concede para tener por Dios Conductor al Cristo Victorioso: ¡Yo Soy el Camino al Padre y nadie llegará al Padre si o es Por Mí! Por la Unión con el Verbo del Padre (Yo Soy)) el Hombre comprueba en su persona la acción santa del Magisterio del Espíritu Santo, y de esta forma logra vivir a (en) Su Espíritu y convertir a este Espíritu en Gobierno de todo su Ser; en modo que Mente, Alma y Cuerpo sean el Templo que Cristo Restauró en Los Tres Días:‘Hagan como Yo Hice…’ “
“Reconocer La Gracia del Plan de Salvación; asumir a Cristo Dios cuan Conductor de (en) su persona (Yo Soy Gobierno); anhelar con Fe la acción santa del Magisterio del Espíritu Santo; esmerarse por colocar al propio Espíritu cuan Gobernante de toda su persona, integralmente; alcanzar la Luz de La Voluntad del Padre Creador, y colocar por Obra tal designio sagrado con Obediencia y gozo… en esto consiste la Consagración que hoy pido, Cuan Dios, a los Hombres. Ya no basta con creer. Y nadie puede descansar sobre los brazos de otros Hombres: La Salvación activa y la Consagración en santidad es personal… en unión de Fe con la hermandad en Cristo, sí, pero ante Mis Ojos es de exclusiva responsabilidad personal, íntima y aplicada a todo plano de la existencia. Reposar en otra Carne, o en mayordomías del Mundo, y creer a según de la necesidad mundana, o desafiar a Dios con peticiones ymedir a tu Dios según resultados y necesidades satisfechas o no… es de demonios. La idolatría es un pecado grave: porque hay distorsión de la fe y adoración a fetiches, a espíritus bajos y burlones, a imágenes que nada representan, a falaces divinidades que enceguecen al Hombre y no le dejan ver que Cristo es Su Dios (Yo Soy el Altar) y pretende, la idolatría, mantener en la ignorancia al Hombre sobre la verdad de que la Voluntad del Creador mora en su propio Espíritu. La idolatría envenena Alma y Mente del Hombre y lo lleva por sendas de perdición muy dolorosas, y encarcela al Espíritu como si la Salvación nunca fue, jamás sucedió. La Conducción de Cristo Dios es insustituible (Yo Soy la Verdad y La Vida); para reemplazar la autoridad del Cristo que Vive (Yo Soy Vida) los Hombres del Mundo han petrificado a Jesús en la cruz y han levantado a la muerte en la Carne como supuesta ‘única salvación’, amarrando otra vez al Hombre al cadalso del pecado”
“La Nueva Ley y la antigua ley. Y si la Nueva Ley es Cristo (Yo Soy La Ley de Vida) y es ley la Victoria del Reino sobre los poderes infernales, y la muerte ya no es ley de caída y martirio… sino sucede ahora cuan paso de existencia Carnal a Vida Nueva…y por esta Nueva Ley entra el Hombre en La Resurrección; y obtiene conciencia de su Espíritu estando en la Carne; y podría alcanzar la Voluntad del Padre y así ser digno de poner sus pies descalzos en el Reino de Dios…Entonces, la antigua ley que sujetaba al Hombre al pecado y a la voluntad de los malvados que poseían las llaves de la muerte, obviamente, no tiene validez, no cuenta, no tiene vigencia, pues la Gracia y Salvación es en sí una Nueva Ley de Vida. Ni los santos duermen, sino que ven la faz de Su Dios. Ni necesariamente se cae en los infiernos por errores y cosas humanas…sino que van a éstos Los Hijos de Perdición (aquellos que pactan con el Mal para recibir beneficio y ejercer Poder de Posesión en este Mundo). De la antigua leyde vida emanaba un tipo de sacerdocio y roles de acuerdo a la situación de entonces… por consecuencia cambiada la Ley muta el sentido y fondo del sacerdocio y se transforman roles de acuerdo a la Nueva Buena de la Salvación. Y si hay una Escritura que da Testimonio de Lo Antiguo, ésta puede y debe ser discernida como ‘Testimonio de Lo Antiguo’, mas no como Ley Vigente. No se puede seguir dos leyes, ni asumir dos escrituras bajo Tiempos de Dios diferentes. La ley antigua se hace coherente solamente si se aplica en concordancia con la Nueva Ley de Vida: porque la Ley de Salvación no desmiente la ley de vida anterior, sino que la eleva y la coloca a la Altura de la superación que Dios otorga Por Gracia. Mas, si el Hombre intentara habitar según ley antigua, sin reconocer La Gracia que supera toda ley antigua, y por la cual reafirma Dios Su Poder sobre toda Ley de Vida… entonces estaría rebelándose a Su Dios y a la Ley de Dios”.
“El Manipulador, el Anti Cristo, juega con la mente de los Hombres e incentiva la vanidad del intelecto: dirimir lo de Dios no es asunto común, ni de expertos ilustrados, sino es cuestión de Santidad y de Poder demostrable por Magisterio del Espíritu Santo. Yo Soy el Cristo Vivo: tengo palabra y razón, y no entraré en litigio con el Hombre de este Mundo que levanta mayordomías para propio beneficio y egolatría. El Hombre humilde y sabio no se enreda con teoría y predicas a miles, sino que entra a su habitación y bajo cuatro llaves Ora al Padre En Espíritu…porque el Padre ES Espíritu. Y quién me ame de verdad: entre a Mi Casa de Consagración y en Obediencia y Fe constante ponga por Obra el designio que el Plan del Padre está ejecutando en estos días entre los Hombres, en estos Tiempos. Porque son Tiempos de Tribulación que irán oscureciendo, y el malo será declaradamente malvado y los Buenos deberán buscar Santidad para elevarse y ser Dignos del Día del Señor: cuando como una luz de fulgor vendré y cambiaré todo en tiempo que no será ni largo ni corto; día que viene pronto y luego: los Míos me verán, me reconocerán y antes de un pestañeo y una respiración…entrarán en el Milenio de Paz como arrebatados, tomados, apartados… para Gobernar en Sabiduría por Mil años teniéndome a Mí como a Su Gobernante y Dios, así, como un Hombre vive cerca de otro Hombre. Eso está por acaecer. Estén despiertos, apercibidos y en Espíritu, que vendré sin que nadie lo aviste, mas Los Míos serán tomados y llamados a lugares previamente avisados y santamente preparados. Yo Soy el Dios Salvador y Conductor. Tengo Mi Voz y mi Mando: nadie puede reemplazar Mi Autoridad, y Los Míos lucen y guardan un Sello que les autentifica, y Yo Mismo Doy testimonio de los que Yo he MANDADO DELANTE DE Mí a preparar el Camino…”
He aquí…Yo Soy Quién declara estas cosas para que el Bueno y Bondadoso escuche y tome la vía de su Transformación…Porque todo debe ser Transformado.”
“¡He aquí, Alma que sientes, mente que entiendes, Hombre que escuchas y escrutas Mi Palabra: Ora en Espíritu y en humildad pide Testimonio Santo de esta Revelación… y que la respuesta recibida te sea tomada en consideración como Mandato de Dios sobre tus Opciones…He Hablado. Yo Soy la Justicia: y tengo un Nombre Santo que Los Míos conocen, y entre los Hombres y para los Hombres: Yo Soy JesúsCristo, el Verbo de Dios Padre, Uno en Poder y Divinidad”