El ‘mundo cristiano’ se halla repleto de posturas, corrientes, movimientos e ideas que conciben a Cristo de mil maneras, algunas diametralmente opuestas a otras. Pero el fenómeno abarca mayores franjas del pensamiento y quehacer político-cultural del mundo occidental. Precisamente por tratarse de una estructura de pensamiento, una costumbre integrada a la idea común, la imagen y las interpretaciones, como el uso, de JesúsCristo ya no corresponde única y exclusivamente al sesgo religioso, sino que atraviesa todo el universo referencial del Hombre Común. En particular, la capa intelectual de la sociedad de occidente, bajo el ‘manto del cristianismo cultural’, ha hecho de Jesús, el hombre, un fondo sin límite de estraperlos antojadizos y por cierto muy ‘libres’ que traslada a esta figura histórica por el fango de un laicismo desenfrenado e irrespetuoso, que para nada tiene en consideración la raíz y la realidad del Cristo con el cual llenan sus espacios bucaneros.
De entre la amplísima cartera de los intelectuales Latino Americanos que se han pegado cuan lapas submarinas al casco de un barco, extraemos una corriente gruesa que tiene por caballo de Troya al Jesús que ellos van amarsigando en concordancia a su mundo especulativo: han hecho de la ’teología de la liberación’ su espejo, no su base, sino una caricatura que les sirve para plantear los temas que hoy por hoy los coloca a ellos en la vanguardia de un ‘progresismo’ cada vez más impreciso y turbio. Para entendernos, rogamos a quién lee que vaya al Link que aquí hemos incluido, y pedimos que tenga la paciencia y el estómago para completar la lectura de dicho artículo. Corresponde a una señora, docto del libre discurrir, de la hermana República de Costa Rica, que esta vez toma al señor Chopra como su renombrado respaldo. Para ir al link mencionado Haga clic aquí
Quienes hemos leído lo variado de los temas que el señor Chopra plantea podemos entender que sus opiniones, vertidas en varias publicaciones, son una tesis constante que mal podrían ser acogidas cuan panaceas, cosa que él mismo rechazaría, sino más bien abre el debate sobre otras miradas, con las cuales bien hacemos en concordar en muchos aspectos, y con las cuales no podemos acordar en mucho, pero el ejercicio de ‘tomar’ a Chopra parcialmente para justificar una posición determinada equivale al ejercicio muy básico que hacían los marxistas de los años 60 que hablaban con y por los libros de Marx y Lenin y nunca tenían opiniones propias, o aquello que hacen hoy los apegados a la Biblia que no pueden esgrimir una oración completa sin citar pasajes del Sagrado libro. Es pobre el recurso de copiar a otros de mayor prestigio o acogida para cimentar posturas públicas que avalen el nombre de quién usa este expediente tan manoseado.
En este pulular de agios tan variados podemos visualizar algunos temas recurrentes que no queremos dejar pasar.
Cuando un pretendido sabelotodo trasvasija pareceres sobre la construcción de un puente, habiendo leído algo de ingeniera y una pasada de arquitectura, podrá acallar a los neófitos, pero a los ojos de los expertos se verá como un necio y un engreído. La regla fundamental de la honestidad intelectual nos indica que para abordar una temática debemos, primero, estudiarla; segundo, investigar; tercero, compararla. De este análisis nace la tesis. Una tesis sin bases previas es una especulación. Ahora, para hablar nosotros del Buda debemos, como primer paso, separarlo del ‘budismo’, pues éste último es un ‘efecto’ y el Buda es La Causa. Para entender a Mahoma es condición básica ir a la raíz de su historia, escritos, contexto y fuentes fidedignas. Pero es un camino contorto y al revés salir desde el budismo y sus ramificaciones para entender al Buda o fijar un punto de vista serio sobre el mismo. Para aferrar la gama de realidades que se mueven en el mundo musulmán, siguiendo los ejemplos, es deber de cualquier investigador que quiera ocupar un puesto en el escenario de la opinión pública, comenzar por la fuente, por el origen, por la causa, y desde ese punto de partida seguir los itinerarios que irán bifurcándose en la historia del Hombre y sus ideas.
Esta señora de Costa Rica, como muchos intelectuales deshonestos, parte del cristianismo para concluir su propia idea sobre Cristo. Es decir, los efectos dan a ella su causa. Los pies y su andar le explican a esta dama el pensamiento más recóndito que se halla en la cabeza. Es un modo raro de ver y analizar la realidad: subjetivo, al menos.
También nosotros, sacerdotes bajo la Ley de JesúsCristo, somos críticos a la institucionalidad del cristianismo eclesiástico, y podemos escribir libros sobre las aristas históricas que demuestran lo aberrante de muchos actos y lo distorsionada de la teología que hoy hace parte integral de la Religión Cultural Cristiana. Pero nuestras severas amonestaciones y observaciones salen de una cuna muy diversa y diferente de aquella caústica ponencia atea que usa a dios para sus propósitos mundanos. Por lo mismo, instamos a la persona decente a que no use métodos indecentes en el tratamiento de la figura y enseñanza de JesúsCristo. Porque lo que hace esta señora es indecoroso, además de pobre y miserable… intelectualmente hablando.
Para tratar el asunto de las enseñanzas de los Evangelios, y en general el significado de Cristo Jesús, debemos fijar un pilar de sustento: la calidad de Cristo en Jesús. Si consideramos que fue Jesús un hombre político, con un mensaje social, de acuerdo a la religiosidad de su época y cultura, tomaremos la vía que al fin nos obliga a negar todo vestigio de espiritualidad real y nos deja afuera de todo contexto divino. Y eso se desmiente con todo lo escrito y conocido de JesúsCristo, incluyendo su propia palabra. Ahora, si concebimos a Cristo por lo que él mismo declara, es deber de apego a la verdad reconocer que nos hallamos ante un dios encarnado, Dios en un hombre… un santo, un profeta, un visionario, un maestro… entonces es lícito creer o no creer en esta posibilidad, o sí aceptar esta realidad. ¿Dónde comienza la deshonestidad? En la operación de acoger a Cristo por lo que él declara, y luego usar aquello para llevar agua al molino particularista de alguna conveniencia política o social… o egotista.
A dos mil años de Cristianismo Cultural tenemos también un qué hacer muy específico frente al trauma psicológico que han dejado y sembrado en varias generaciones aquellas acérrimas prácticas de la cultura política-religiosa del cristianismo institucional, las cuales, en ‘nombre de Dios’ han inferido heridas profundas con el puñal de la atrocidad y el abuso. Y muchas de estas heridas generacionales se manifiestan hoy en resentidas teorías que, de palabra, no niegan a CristoJesús sino que lo tergiversan bajo el infantil dolor de la venganza, direccionada contra la fe como un todo malévolo. Es una contradicción atroz, pero es que cuando nos hallamos ante reacciones traumáticas no estamos delante de casos racionales, o lógicos, o congruentes… sino enfermizos. Y cosas como las que aquí podemos leer se hallan bajo el trauma de la religión, la negación de la fe… y el uso antojadizo de una figura divina…y eso es incoherente, pura esquizofrenia. Y con los mórbidos no se debate. Fijar bases de coherencia sí ayuda a mejorar la discusión, además que va limpiando el camino de tanto daño causado por la religión política mundana, que es ahora la causa de estos arrebatos contestatarios.
Cristo es Dios hecho hombre en Jesús. Es Dios encarnado. Es el Verbo de Dios Padre. Y para consentir esto se requiere la plena aceptación de la realidad divina. El Orden que admitimos para entender este contexto descansa en que el Hombre es Espíritu antes que carne, que la Causa de la vida en el Hombre es Espiritual. Si seguimos este Orden comprenderemos cada palabra de JesúsCristo, porque él, siendo Dios encarnado, se dirigía al Espíritu en el Hombre y no a su sola condición carnal. La moral que se desglosa de esta raíz espiritual es consecuencia, no es causal: siendo La Causa lo espiritual y su relación con Dios. La moral es la jurisprudencia de la conciencia, y la Conciencia de la Fe se basa la existencia de Dios y en nuestra pertenencia Espiritual a Dios. Esta concepción aplicada a la vida en este mundo, siendo Hombres con alma (sentido) y mente, inteligencia y libertad de opción, no nos obliga a seguir la estructura de una religión que se apega a las necesidades mundanas y que se convierte en un poder del aparato político-cultural. Que las religiones sean un convertidor mentiroso que pretende ‘aterrizar’ a Dios, y reemplazarlo, es un aspecto del asunto, el otro, sin el cual no funcionaría este aparataje, requiere de una manada, un redil de becerros que se deje llevar y conducir sin hacer uso de las capacidades que el Creador concede a todo Ser inteligente, sensible… y con Espíritu habitándolo. De esto, por favor, no podemos culpar a Dios. Y de esta tela está hecha la historia de las religiones.
Atacar a las iglesias y a la religión desde la trinchera del resentimiento, el trauma, la contestación acrática, el desorden ideológico, o la ideología materialista que niega a Dios como Es… es una opción, y puede hacerse en el mundo libre y en la libertad por Dios concedida en Su Gracia. Pero aquí no tratamos el punto de sí se puede o no proceder… defendemos la libertad de expresión, de pensamiento, de culto y asociación a brazo partido… sino que hablamos de honestidad y decencia, de congruencia y rigurosidad intelectual. No podemos tomar al Krisnha para acusarlo de la pobreza en india, no podemos simpatizar con el Buda porque nos cae bien el Lama… y es de pudor básico nunca utilizar la Fe de otros para hacer con ésta una caterva que confunda a muchos y al fin reporte algún tipo de supuesta ganancia para el ego. Eso es de personas muy miserables y fanfarronas.
Mucho hemos leído y escuchado ese argumento nazista que reza que el Ser Humano no es tal siendo aún un feto, y que en ese inicio de vida el ser humano es algo así como un ente con pocas células que puede ser matado y abortado como una planta inservible. ¿Alguien quería conocer cómo piensa un ser demoníaco? Bueno ahí está la muestra más evidente. Pero resulta que de esta misma vertiente nacen defensores de los animales, y de posturas ecologistas: seguimos con la incongruencia que refleja esquizofrenia galopante. La Defensa de la Vida, para ser verdad, debe ser transversal. Y así como rechazamos la pesca de arrastre porque destruye los cimientos del fondo marino, así debemos rechazar el arrastre fetal que significa el aborto, porque en ambos casos se mata y aniquila la vida potencial que luego tomará forma y asegurará la cadena del desarrollo. No sabemos si quienes argumentan con tanta desfachatez la calidad de ‘cosa’ de un óvulo humano saben que desde su liberalismo coinciden con la ciencia fascista que experimenta con embriones bastante avanzados para lograr supuestos progresos científicos que siempre son conspicuas ganancias para los grandes conglomerados comerciales farmacéuticos y de laboratorios. Además, preguntamos a los nazis del abortismo lo siguiente: ¿estaría Ud. hablando y pensando si ése feto-cosa que desprecia hubiese sido abortado por su madre? Porque Ud. señora de Costa Rica también fue ése tipo de feto, y gracias a su señora madre, que no pensaba como Ud., vive ahora y piensa, aunque muy discutiblemente, y puede teorizar barbaridades como las que libremente escribe y suscribe.
Es respetable una posición determinada con respecto a la homosexualidad, que es otro tema regalón de esta corriente ‘moderna’, pero en esta página en cuestión, como en muchas otras, se mezcla a Jesús y una hipotética bendición de éste hacia el mundo gay. Se habla de amor, refiriéndose a Dios, partiendo obviamente del amor carnal, de la pasión de los sentidos… muchas veces de bajos instintos y banales modos de relacionarse. Debiéramos volver a la Causa de Cristo para entender el Amor del cual Cristo nos habla. Pero aquí se toma el lugar común del amor genérico para endosarlo a Jesús. Claro, la homosexualidad latente y manifiesta en la curia católica, y los hechos de abusos sexuales a niños, niñas y jóvenes que en esta iglesia se han sucedido con demasiada constancia y nula respuesta vaticana, hacen que no sea esta institución la más idónea para fijar posturas de coherencia. Pero los males de las iglesias tradicionales no involucran a Cristo, aunque en nombre de Cristo se hagan todo tipo de atrocidades. Y si somos personas objetivas no aprovecharemos el mal de los Hombres religiosos para atacar y tergiversar a Dios. Ahora, para decirlo con la Palabra de Jesús: hay eunucos (entiéndase por eunucos aquellos sirvientes castrados que eran también objeto sexual para los señores) que se hacen a sí mismos, hay eunucos los hacen los hombres… y los hay nacidos así para Gracia de Dios. En estas palabras, que cualquier persona puede indagar en los Evangelios, se acepta la condición homosexual desde nacimiento, y la ciencia genética está muy cerca de identificar la alteración del genoma que provocaría esta confusión de género. Desde la razón espiritual Cristo advierte que se nace bajo esta condición…’ para Gracia de Dios’. Y eso no nos conduce a la ‘práctica homosexual’ y sí a la condición del género. Desde la Fe se debe concebir un nacimiento de este tipo bajo una clave trascendente que obviamente el mundano y no creyente no coincidirá: que así se nace para un alto llamado de renuncia que supera la condición de los sentidos y los deseos, y coloca a este ser en un plano superior. Claro, fuera del entendimiento de cómo son y se mueve el mundo espiritual y los propósitos de Dios… esto es extraño. Pero bajo La Sabiduría de la Fe esto resulta absolutamente coherente. Pero lejos estamos de cualquier aceptación, bajo la Fe y menos a la sombra hipotética de alguna enseñanza real de Cristo, que justifique la práctica homosexual. Mucho menos que esta práctica se convierta en núcleo de familia con derecho a la crianza de personas obviamente nacidas fuera de este tipo de unidad. Eso puede ser legalizado, aceptado por regla institucional incluso, y corresponde a la libertad que un país y sociedad se da. Pero bajo el argumento de la Fe, y no exclusivamente de la religión, la práctica homosexual es aberrante e incompatible con la creencia en Dios. Y si algunas iglesias conviven con aquello, es asunto de esas instituciones mundanas, pero en nada involucremos a Cristo… ¡seamos ecuánimes en nuestras posturas! Repetimos: lo que se haga en nombre de Dios no necesariamente es de Dios. Justamente se nos ha dado la Fe y el Espíritu para Discernir aquello que proviene de Dios, y eso otro que siendo de los Hombres se hace y proclama usando a Dios.
Al César lo que del César, y a Dios lo que es de Dios.