Ya decíamos que por uno u otro canal el tema del 2012 está en boga y en boca de muchos, estimulado por las grandes cadenas del cable, por la película de reciente estreno y reportajes varios… ha sido nuestra experiencia que al ser planteado este tema, recibimos la consabida y recurrente pregunta –que nos ha sido hecha con un cierto aire de inquietud y respeto por lo que decimos y planteamos- ¿se acaba o no el mundo el 2012?; más, invariablemente nos hemos encontrado con una actitud conformista y resignada a los designios profetizados para estos tiempos.
¿A la base de que se encuentra el desarrollo de esta actitud en el Hombre?, ¿Es sólo un modelo de conducta arraigado y diseminado por doquier o es un mecanismo de defensa ante lo desconocido y lo que escapa a su habitual mecanismo de control? Sabemos que el ser humano es controlador por esencia, requiere tener el control de las cosas para sentirse seguro… y como todo acontecimiento anunciado en el marco del fenómeno 2012 escapa a cualquier tipo de control humano… quizás la dócil resignación responda a eso…
Muchas podrían ser las conjeturas sobre este proceso, y quizás muchas de ellas humanamente acertadas… más la visión de la sabiduría nos enseña que tomar esta actitud resignada –total si el terremoto es terrible no nos podremos salvar; si el Tsunami es apoteósico todo se inundará e irremediablemente nos ahogaremos; si cae un meteoro, nadie en muchos cientos de kilómetros a la redonda podrá escapar, etc., etc.– es precisamente el peor escollo que las personas se están poniendo para actuar con cordura, responsabilidad y conciencia.
Primero debemos asumir que los acontecimientos anunciados, existen, son y vendrán como hechos objetivos y concretos… y aquí cabe la primera reflexión madura ¿Cuál sería el propósito de Cristo al describir las señales que antecederían a su Segunda Venida? ¿Qué efectos espera el Mesías al exhortar y enseñar sobre estas señales? Porque siendo un Dios perfecto y de amor inconmensurable, no podríamos separar sus enseñanzas de un propósito espiritual y trascendente… pleno de amor por los suyos.
Bien, el problema que estamos viviendo es que el hombre se está disociando del propósito que el Plan del Reino tiene y sustenta en estos tiempos de tribulación, es como ir en sentido contrario, porque el Plan del Padre dispone un término para el último ciclo de evolución y desarrollo espiritual, los 12 mil años que comprende este ciclo y que han permitido el avance gradual y paulatino del Hombre, en el marco de un Plan divino y perfecto deben culminar algún día y todo Hombre que no vaya al unísono con este Plan, que no se suba al carro de la opción final por hacer parte del Reino de la Luz… lamentablemente quedará fuera del salto evolutivo, yendo en sentido contrario, por ende alejándose de los propósitos santos y aunándose a las fuerzas en contraposición a la Luz del Cielo… aquellas que lucharán por obtener y retener su dominio sobre el Hombre…
El problema, la causa de esta actitud de resignación colectiva no es que el Hombre no quiera ir en sentido del Plan divino, esto es más bien un efecto de no haber comprendido la esencia del Plan de Salvación, de no llegar a la profundidad y la claridad de nuestra raíz: nuestra caída y la magna posibilidad de la redención… No están poniendo el acento en el foco correcto de la discusión y como consecuencia no están logrando la reflexión acertada, que les conduzca a la conclusión bajo un sentido de realidad.
El Hombre se debate en una pugna entre lo mental-emocional y lo espiritual. Si develara la verdad de que hablamos, si llegara a la esencia del por qué de todo acto y evento en el desarrollo espiritual de este mundo, cuan sistema de vida purificado por Dios, para propósitos santos… sin duda que se materializaría esta confrontación entre esta realidad y aquella falsa realidad enseñada por la cultura y la primacía del sistema mundo sobre el Hombre, que desde ese lado de la moneda concibe la vida mortal como si no tuviera fin, y centra el quehacer en los placeres y requerimientos del Alma, para satisfacción de las necesidades temporales, efímeras y sin trascendencia.
Desde esa falsa realidad, que el común de los Hombres concibe como VERDAD y deber… es muy difícil que se pueda poner la necesidad de optar por el Plan espiritual. Desde esta falsa realidad el común de los Hombres está concibiendo la Tribulación como su amenaza de sobrevivencia, la caída de un sistema que responde a su afirmación y necesidad de luchar por la supremacía, el control, el poder. Imposible concebir Justicia de Amor en los eventos de la Tribulación, por eso el Hombre toma una conducta defensiva sobre estos hechos, natural a su condición, se aísla del problema, no se interioriza, no se responsabiliza… evade, se resigna por salud mental, como instinto de sana sobrevivencia.
Quizás no es tan errada la postura de que ante un descomunal evento geomorfológico o cósmico encontremos la pérdida de la vida, porque eso está avalado por la historia vivida –desaparición de la vida en el Cretácico-Terciario hace 65 millones de años atrás o por el diluvio universal, dispuesto por Dios para la purificación de su creación, hace 7 mil años atrás- y hacia adelante, la profecía apocalíptica –desaparición de un tercio de vidas humanas, animales y vegetales, detrimento de un tercio de la tierra, mares, ríos y cosmos asociado al planeta (Ap: 8:7-12)- más este es el foco errado de la reflexión, porque los eventos no son lo importante en sí mismos, sino su causa y por sobre todo los frutos que se obtengan de una correcta comprensión y opción de frente a estos hechos.
El Hombre debe abrir su corazón y su razón a eventos que siendo desastrosos llevan implícita la liberación y el propósito de recuperar su propio orden… porque asumir estos acontecimientos bajo el temor y la evasión, son precisamente la estrategia que incentiva el anti-Cristo para lograr el cautiverio del Hombre.
Esta comprensión obliga a este Sacerdocio a multiplicar esfuerzos para crear conciencia sobre el Plan de Salvación, sobre la liberación ya ejecutada por el Cristo Redentor cuando encarnó en Jesús estableciendo para el Hombre una nueva plataforma de desarrollo espiritual, sobre la consecución de este Plan y las razones de la Tribulación y sobre la Gracia de poder recuperar el sitio al lado del Padre, después del paso por la muerte toda vez que haya habido entrega y obediencia a los planes de Dios…
No la muerte encontraremos con los acontecimientos de la Tribulación, sino justo al revés, los eventos de la Tribulación son la oportunidad para hacer parte de los Salvos y Redimidos para siempre, alcanzando paradojalmente la verdadera Vida…