Una reacción común de los creyentes a los cuales damos testimonio, ante la simple verdad de que JesúsCristo nos habla, razona, dicta sentencias, y ordena como un Gobernante… es el estupor, la incredulidad y la resistencia. Entonces pedimos que oren, que abran La Biblia y reciben Testimonio, o pidan recibir verificación de esta declaración. El tema es que en nuestra experiencia nos hemos enfrentado a muchos casos de personas que sí recibieron Testimonio de Dios sobre aquello que nosotros decimos y declaramos, pero de igual forma se niegan a creer que Cristo pueda manifestarse en forma tangible y personal.
A lo largo de nuestra Siembra, y en este mismo medio informativo, hemos dado pruebas abundantes de que no somos fanáticos, ni hacemos parte de un gesto irracional de mesianismo desenfrenado, ni menos somos seguidores de un hombre, un líder que nos encandila con su verborrea y milagros. Nada de eso. Hemos sido ampliamente reconocidos por nuestra racionalidad, cordura, sabiduría y carencia absoluta de rasgos de secta o sectarios. Por lo mismo, cuando planteamos aspectos radicales o hechos que escapan a lo material de lo religioso nos miran con ojos grandes y sorpresa en la cara: porque aseverar que hacemos tangible y real la Relación Personal con Cristo, y que sí podemos llegar en esta vida a conocer La Voluntad del Padre… pueden parecer una locura, pero en realidad la locura es lo contrario: seguir creyendo en el Cristo muerto, en el Reino lejano y ausente, si acaso castigador, y colocando la fe a según de la dependencia en instituciones que mientras más poder ostenten en el mundo… más dicen ser favorecidos por Dios. Esa sí es locura. Lo nuestro es tan simple y tan real que no nos arranca los pies de la tierra, ni nos obliga a sacrificar la familia, ni dejar labores ni abandonarnos en comunidades cerradas y encerradas. Son simples y naturales los milagros: nos parece una locura hacer tanta parafernalia ante lo que Dios hace cada día por mil, y no requiere tanta estridencia ni ‘avivamiento’. Asistimos diariamente a hechos sobre-naturales, y nos parece extraño que los Hombres de Fe se espanten ante una solo manifestación, o se crean ‘profetas’ por una visión. Estamos llenos de presencia angelical, y nos parece una locura no verla. Conocemos a los demonios y los vemos en la ciudad pululando y andando en el metro, y no nos volvemos paranoicos: es la naturaleza de la verdad, aquello que los que no tienen ojos no ven, pero con los Ojos del Cristo Vivo vemos y podemos discernir. Locura es negar la existencia del mal, de los malvados y de los infiernos… esa sí es locura y maldad.
Tener Relación con Cristo nos hace humildes. Ver lo que Él nos muestra nos introduce en una Verdad que es tremenda, pero es la realidad que los Hombres Comunes no quieren ver. Mientras más vivimos lo de Dios… más humildes nos sentimos, y más realistas somos, y mejor usamos nuestro análisis, y mejor comprendemos la realidad material, y mayor misericordia nos invade, y nos urge sembrar la Consagración a más y más personas. Dios no nos enloquece. Los demonios vuelven irracional y dementes a quienes posesionan. Dios no posesiona: enriquece, engrandece y nos libera. Dios es Verdad. La Verdad nos hace Libres. Y tener a Cristo como el interlocutor divino, Gobernante y Salvador, no nos enaltece en el ego, sino que nos enfervorece el Espíritu, y nos hace más humanos, porque Dios es quién nos hace verdaderas PERSONAS.